Emilia Pérez: el patrimonio del narco y una tregua para Jacques Audiard
Tranquilos, ya lo entendimos: Emilia Pérez es una mala película. No por su factura técnica—aunque es perezosa en la puesta en escena—ni tampoco por el gesto, más o menos polémico, de mezclar dos géneros en apariencia irreconciliables, como el narco (todo un subgénero del policial y del thriller, con una larga serie de convenciones) y el musical pop, que siempre está un poco al límite del ridículo. Creo que es mala porque es sosa, tonta y cuesta entrar en su verosímil más allá de la lengua; ver a
Alejandro Franco "Arlequin": Es un filme profundamente horrible. Si yo fuera a un estudio y propusiera un filme sobre un dictador latinoamericano que se cambia de sexo, se va al anonimato, vuelve como mujer y se alia a Madres de Plaza de Mayo para desenterrar los desaparecidos que él mismo mandó matar, me fusilarían. Acá Audiard hizo lo mismo. Y si: los tweets forman parte del entorno cultural del filme, porque esto es un filme ultraconservador super racista hecho por gente que se disfraza de tolerante y wokista. Es una muestra de soberbia formidable. Te invito a leer mi despiadada reseña en inglés: Emilia Pérez (2024): bananas, snobismo y un montón de gente ofendida - desafío en inglés - Emilia Perez, 2024, Bananas, Snobbery, and a lot of offended people