Amor, mentiras y sangre (Rose Glass, 2024). Cine y éxtasis corporal.
Hay películas enfermizas, inclasificables, provocadoras, potentes. Se resisten a ser miradas de modo unidireccional. Son aquellas que atentan contra la comodidad de una butaca o un sillón, sobre todo si uno pretende relajarse, porque la adrenalina aparece para sacudirnos una y otra vez. Retuercen el verosímil, hacen explotar por los aires cualquier intento de unificar un sentido. Imponen sus reglas y, en general, se corren de lo políticamente aceptable. Todo lo anterior podría aplicarse a Amor,
Rosalia Baltar: Esto es realmente una trilogía:Bárbara, Stella y Guillermo. Hermosoarticulo