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Asako es una mujer de 21 años que vive en Osaka. Ella se enamora de Bakú, que tiene un espíritu libre. Un día, Baku desaparece de repente. Dos años más tarde, Asako ahora vive en Tokio y conoce a Ryohei. Se parece a su ex novio Baku, pero tiene una personalidad completamente diferente. Ryohei es un asalariado, con una personalidad sincera. Asako se enamora de Ryohei.
Un río puede estar sucio, pero ser hermoso. El amor también es así, fluye continuamente, pero a veces se encuentra con rocas, que alteran el sedimento de la vida. La imagen del "amor perfecto" siempre es distante y, cuando se llega a él, se rompe.
Por primera vez, una película me dijo claramente: la esencia del amor puro es la indiferencia. Entre más egoísta eres, más puro se vuelve. Por lo tanto, las películas sobre amor deberían ser un tipo de película de terror mundana. Los amantes inocentes traspasan tus límites en silencio y luego, como un fantasma, te alcanzan otra vez. En medio del paisaje completamente alterado, sabes que sucumbirás a su maldición otra vez. Asako es una versión pura e ideal de un fantasma y también una versión cercana a Tomie.
Al representar a la generación más joven, esta película es la respuesta más poderosa a la noción de que "la esencia del cine es el drama". El amor representado por el director ya no es apasionado, sentimental, efímero ni inolvidable, sino un nihilismo exhaustivo dominado por el vacío. Vivir en el presente con una frialdad desconectada, sin cargas del pasado ni expectativas para el futuro, el amor o la falta de ellos, se vuelve insignificante. En el siglo pasado, las películas alentaron positivamente, pero en el presente, tal vez es justo lo opuesto.
Esta es una película muy única y me pareció extremadamente desconcertante. No puedes someterla a los estándares del realismo con su atmósfera mágica creada meticulosamente. La fascinación de Asako con Baku es como un sueño que la atormenta sin descanso, lo que simboliza cómo la búsqueda extrema del idealismo puede tener un efecto destructivo en la vida diaria de uno. Asako, con su conducta prístina, no es una femme fatale maliciosa, sino que tiene una obsesión con la pureza ideal. Esto se alinea con el espíritu japonés, donde la impureza es el pecado original en la mitología japonesa. Es congruente con la calidad alegórica mística de la película (en este sentido, Ryusuke Hamaguchi realmente se inspira en Kurosawa).
Al ver esto después de Rueda de la fortuna y fantasía y Drive My Car, me pareció más como una narración oriental de una historia francesa. Esta peculiar historia de amor tiene la calma y la moderación habituales de Hamaguchi, y se siente un poco mundana. La película utiliza tomas extrañamente repetitivas para crear una imagen realista, que refleja la percepción que la gente tiene de los sueños. Esta técnica repetitiva realza la sensación fantástica y misteriosa de la historia.
Esta fue la segunda vez que vi una película de Ryusuke Hamaguchi y cambió completamente mi visión acerca del director de Drive my car. Aporta profundidad y filosofía a temas emocionales simples sin tocar el trasfondo social o la ideología. Es difícil expresar las emociones de la película con palabras, ya que todo se expresa a través del lenguaje visual. Por eso recomiendo que la vean.