La dignidad es, después de todo, una de las formas más aceptables de egoísmo, pero es egoísmo al fin.
Romy Schneider.
En una nota de la revista Humor, publicada en enero de 1981, tres periodistas, uno argentino y dos españoles, interrogan a Romy Schneider -no muy amablemente- durante una breve conferencia de prensa que se improvisó en un hotel de Ibiza. Ella está de paso por la ciudad, invitada a un agasajo que se realiza al actor Fernando Rey; parece molesta y malhumorada, pese a ello contesta con inteligencia y cierta incorrección política, algo inusual en una estrella.
La entrevista fue realizada un año y medio antes de su muerte, apenas en el inicio de su madurez, y resulta reveladora de una personalidad difícil de descifrar, inquieta y deslumbrante al mismo tiempo. Una de las preguntas recuerda la definición que en alguna oportunidad había deslizado Michel Piccoli sobre ella: una mujer con tres vidas distintas. Una privada, otra como amiga, cómplice y confidente, y otra como actriz.
Tres vidas en apenas 43 años. Tres vidas de una mujer que llegó a ser la actriz europea más popular de su generación y una de las caras más fascinantes del cine moderno, con una mueca trágica que se proyecta desde la feroz honestidad que inunda sus más diversas interpretaciones. Un mito construido sobre las cenizas de Sissí (la película de Ernst Marischka en los 50, y el personaje de la emperatriz austríaca), un fenómeno de admiración desmedida que encandiló al público internacional, para renacer de manera descarnada en el epicentro del cine francés de los 70, como una de las actrices más talentosas y provocadoras de las últimas décadas del siglo XX.

1. La mujer.
No soy nada en la vida real, soy todo en la pantalla, así se definía Rose-Marie Albach ya convertida en Romy Schneider desde su primera película alemana, filmada cuando tenía sólo 15 años: Lilas blancas (1953) de Hans Deppe. Hija y nieta de actores, recién salida de un internado en Salzburgo, donde su madre la había abandonado a la soledad y la disciplina de las monjas austríacas, se descubre como una adolescente rebelde, entusiasta y apasionada.
Mimada durante su primera infancia por su abuela paterna, la actriz Rosa Rhetty (gran figura del teatro imperial de los Habsburgo), padece la ausencia de su padre como una herida que impregnará para siempre cada uno de sus personajes. Su interior se hace cada vez más inaccesible, se preserva frente a la fuerza predadora de la fama y trasluce la incógnita perpetua sobre la verdad de su alma. Sin embargo, esa ambigüedad no le resta nunca valor a su integridad como figura cinematográfica: siempre transmite la sensación de que vive y muere con cada aparición en la pantalla.

Su vida privada fue asediada sin piedad hasta el último momento, cuando tras la muerte de su hijo adolescente los medios se infiltraron en la morgue para publicar en primera plana las fotos del cadáver. En una de las entrevistas para la promoción de su última película, La passante du Sans-Souci (1982), aparición final y desgarradora, pidió clemencia con lágrimas en los ojos: Cuando uno ve que hay ciertos fotógrafos capaces de disfrazarse de enfermeros para tomar fotos de un niño muerto y hay ciertos medios que compran y publican esas fotografías, uno se pregunta: ¿Dónde está la moral? ¿Dónde está el tacto?
2. La amiga.
Cómplice de los hombres más que de las mujeres, como ella misma lo percibió a lo largo de su vida, construyó una gran amistad personal y cinematográfica con el director Claude Sautet, junto a quien filmó cinco de los mejores títulos de su trayectoria. En una entrevista realizada a fines de los 80 por Françoise Arnould y Françoise Gerber, que figura en Romy Schneider. Una vida quemada (libro superficial y escasamente documentado que sólo tiene algunas voces interesantes), Sautet la recuerda con cierta nostalgia: “Me cuesta hablar de ella. Sólo sé que nuestro encuentro fue único. Romy siempre será irremplazable para mí. Actualmente, los papeles principales de mis historias van a parar a los actores. No puedo pensar en un personaje femenino central sin tener a Romy, es imposible”.

Su vínculo con Luchino Visconti, no exento de contradicciones, también fue determinante para su formación actoral, y en reconocimiento a ese padrinazgo le dedicó el discurso de aceptación del premio César a la mejor actriz por Lo importante es amar (1975), de Andrzej Zulawski. Aunque siempre se sintió dueña de su propia transformación, Visconti fue quién la llevó a los escenarios de París en la obra teatral Lástima que sea una puta del dramaturgo inglés John Ford –sin parentesco con el famoso director-, junto a su pareja de entonces, Alain Delon; y quien al año siguiente le quitó las prendas de Chanel, dejándola al descubierto en la piel de Pupé en Il lavoro, el mejor episodio de Boccaccio 70 (1962).

Su amor y amistad con Delon fue la comidilla de la prensa de los 60, un cuento de hadas que concluye amargamente, con un triste ramo de flores y una nueva ausencia irreparable, y se sella con un perdón no del todo convincente bajo el sol de La piscina (1969) de Jacques Deray. Ya hace tiempo, un Delon septuagenario, despechado por la partida de su joven esposa y la inevitable conciencia del paso del tiempo, declaró a la prensa francesa que Romy Schneider había sido la mujer de su vida. Tardía confesión que desnuda las ambigüedades de una relación personal y profesional que, aún en sus sinsabores, dejó en el cine de aquella época una estela imborrable.
3. La actriz.
Para una actriz, incluso ante lo que suele llamarse un buen papel, siempre existe el riesgo del malentendido en la creación del personaje, y eso lo advierte uno cuando, de un modo instintivo, percibe que su exteriorización del personaje no se corresponde realmente con el personaje propuesto. En ese caso, la actriz se ve obligada a mentir, a componer, a hacer trampas, y esto crea cierto malestar. Supongo que por eso yo me sentía mal haciendo Sissí en los últimos tiempos, porque ya no creía en ella.

Versión edulcorada de un pasado que la industria alemana quería revivir a través de la mirada cristalina de su nueva estrella, Sissí (1955) se transformó en el primer eslabón de una prisión de oropel que continuaría en las secuelas Sissí emperatriz (1956) y El destino de Sissí, todas bajo la dirección de Marishka y el auspicio de su madre, la actriz Magda Schneider. La saga imperial representaba un cine de qualité en agfacolor que se aferraba a los estertores de su último mito de esplendor aristocrático. Una encarnación del luego despreciado heimat film, el cine folclórico germano que buscaba una gloria pasada para esconder las culpas todavía ardientes del Holcausto. Mientras tanto la falsa emperatriz se liberaba de su madre y creadora, para buscar su verdadera identidad bajo el pleno sol parisino.
El marco de su mirada, un delicado maquillaje que acentuaba el color de sus ojos, fue todo su disfraz. Nunca supo construir una máscara, sino que hizo de su vida la carne de sus personajes, exponiéndose al límite en cada rodaje. Demandante con los directores, exigente y perfeccionista, la inseguridad de su talento encubría una sutil vanidad, una necesidad permanente de aprobación. Como Marilyn Monroe, cuantas más veces repetía una toma, más se tranquilizaba, más confianza adquiría. Esa evocación recuerda que hay en ambas cierto trazo atormentado que la muerte temprana consagra a la idealización, a la fantasía en la que el cine gana la apuesta a la pérdida e imprime la leyenda.

A lo largo de casi 60 películas, Romy Schneider erigió su estrella confundiendo la vida con el cine, pero sin hacer trampas. Luego de aquel cine más edulcorado, en Alemania se atrevió a la remake del clásico de Leontine Sagan sobre una relación lésbica entre una profesora y una alumna de un internado de señoritas en Mädchen in Uniform (1958), papel que demostró la talla de su talento. Luego llegaría el encuentro con Delon en Christine (1958), un romance meteórico y el viaje a Francia para convertirse en una promesa del cine de autor: fue musa de Visconti, hallazgo de Orson Welles en El proceso (1962), partenaire de Woody Allen en ¿Qué pasa, Pussycat? (1965), contrapunto de Melina Mercouri en Verano a las 10.30 (1966), de Jules Dassin. Una búsqueda de identidad como intérprete, que escapara al corsé de la belleza y el destino algo pintoresco de las actrices europeas en la contraofensiva de Hollywood de los tardíos 60, y que la regresó a la esencia de su arte.
Su eterna fragilidad dio un aura única a sus interpretaciones, siempre lindantes con la tristeza y la melancolía. Aún en la comedia más alocada -como lo fue Pussycat pero también Sam, el sinvergüenza (1964), junto a Jack Lemmon- parecía sonreír con cierta pena, intensa y descarnada, que alimentaba un fulgor que no se apagó con los años. Muy pocas actrices han logrado una presencia tan conmovedora en la pantalla, dejándonos la sensación que el mundo podía hundirse en un instante y ella seguiría allí, brillando.

El encuentro con Claude Sautet marcó lo mejor de su trayectoria: desde la inolvidable Las cosas de la vida (1971), pasando por El comisario Max (1972), nuevamente junto a Michel Piccoli, esta vez en un eco del polar francés de la época, hasta llegar a César y Rosalie (1972), una profunda reflexión sobre el amor marcada por un triángulo amoroso irresuelto entre Yves Montad y Samy Frey, Romy Schneider encontró su mejor forma el director francés, descubrió sus personajes inolvidables, aquellas mujeres vitales y heridas, capaces de amar y sufrir hasta las últimas consecuencias. En ese tiempo se reencontró con el reconocimiento y con algunos de sus maestros: volvió a ser Sissí para Visconti en Luis II de Baviera (1972), esta vez en una versión augusta y desencantada; y se cruzó una y otra vez con Jean-Louis Trintignant en El tren (1973), de Pierre Granier-Deferre, en El cordero enardecido (1974), de Michelle Deville y en La banquera (1980), de Francis Girod.

Desconfiada y agresiva con la prensa, fue capaz de desnudarse a los 40 para la revista Interviú sin asomos del bótox que hoy destruye los rostros fantasmales de las divas contemporáneas. Interpretó mujeres infieles y engañadas; encarnó el dilema del aborto con humanidad y esquivando los discursos solemnes en Una vida de mujer (1978), nuevamente bajo las órdenes de Sautet; su rostro se surcó de lágrimas y furia, de rebeldía y desencanto; transitó la muerte en el pasado de la Francia ocupada de El viejo fusil (1975) junto a Philippe Noiret, y en el futuro distópico de La muerte en directo (1980), de Bertrand Tavernier; hizo cine político de la mano de Joseph Losey en El asesinato de Trotsky (1972), y de género junto a los dos Claudes, Chabrol en Inocentes con manos sucias (1975), y Miller en la crepuscular Arresto preventivo (1981), junto a Lino Ventura y Michel Serrault.
Audaz y contradictoria, insegura y rebelde, vulnerable y apasionada, Romy Scheider dejó en el cine una impronta inigualable, una estela fugaz e irrepetible, un legado de humanidad único e imperecedero. Cada vez que aparece en alguna película, con su sonrisa cargada de inseguridad y sus ojos silentes como en un llamado desesperado, la pantalla se congela, se detiene para siempre, en un homenaje eterno, destinado a la perpetuidad. Como dijo Andrzej Zulawski: Tenía una gran cualidad, era auténtica, incapaz de hacer trampa en nada. Todo en ella era real. Sus emociones en la pantalla eran las mismas que experimentaba en su propia vida. El público nunca se engañó. Nuestras lágrimas tampoco.
Alejandro Franco "Arlequin" 
Ver respuestas 2
Federico De Gennaro 


Genial trabajo!
Un artículo completísimo!!
Me gustó mucho!
Te dejo LIKE!
Te invito a pasar por el mío y si te gusta dejarle un LIKE que tanto se necesita!!
https://www.peliplat.com/es/article/10041883/el-ciudadano-ilustre-historia-de-dos-personajes
Y date una vuelta por mi perfil!!!
Saludos!!
Fede.
Ver respuestas 0
alma.rodante 

que bonito artículo, justamente hace unos días volví a ver Sissi, su belleza era increíble!
Ver respuestas 0
El Pequeño Bastardo 🇻🇪 


Hola, te invito a leer mi artículo sobre AVATAR, y si te gusta puedes apoyarme con un like...MUCHAS GRACIAS, NO VAS A ARREPENTIRTE, ESTÁ ESCRITO CON CARIÑO PARA TODOS USTEDES! 😉☺️❤️😁✨️👍
Ver respuestas 0
J.p.g 

Ver respuestas 0
jaime_alf 


Ver respuestas 0