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Deconstruyendo a Fellini.

Spoilers

He arribado a Roma.

Hace unas semanas vi el filme de Fellini, Roma, por primera vez. Este ha sido mi primer acercamiento al cine de dicho autor y ha significado un arribo en todos los sentidos. He pisado no solo una tierra virgen para mi, en cuanto a la cinematografía de dicho autor, si no que me he topado con un laberinto demasiado atractivo como para no querer perderme dentro de el. El cine a veces es nacer y morir en el tiempo que transcurre la obra. Mi primer pensamiento póstumo a la muerte de una parte de mi al ver Roma fue recordar a Greta Gerwig cuando dijo que cuando estas frente algo que es cine, lo sabes. Creo que la certeza de estar viendo cine es una experiencia tan abstracta como el arte en si. Hay directores que siento que hacen películas y otros que se sientan en su silla en el set con intención de hacer cine. Para mi el “hacer cine” no debe corresponder a una concepción elitista, y en su mayoría de las veces pretenciosa, para separar una historia de sus pares. Siento que hacer cine representa un compromiso con la expresión propia por encima del resultado final. Vivimos una época en donde, en su mayoría, el principal objetivo de producir una pelicula es conseguir rentabilidad de la obra, aspecto del cual no reniego importancia, pero del cual discierno en su totalidad a la hora de categorizar como la cosa más importante a la hora de crear arte. Para muestra esta el como la mayoría de grandes películas de la historia fueron creadas sin la certeza alguna de un éxito garantizado. El filme de Fellini en este sentido es, desde su creación, una ironía dentro de lo que representa crear una pelicula. La ironía, que significa una burla disimulada, nace desde el momento en donde este proyecto fue imaginado para formar parte de una serie de documentales, con la intención de exponer la vida de distintas ciudades del mundo; entre ellas Roma. Fellini acepto dicho proyecto, pero su realización se fue dilatando con el tiempo. Lo que irónicamente quería servir como una exposición documental de la ciudad de Roma se transformo en un falso documental…Una Roma a través de los ojos de Fellini.

Desconfió de todo lo que se hace muy filosófico.

En una entrevista realizada a Fellini en el programa A Fondo, conducido por el conductor español Joaquín Soler Serrano, encontré muchas respuestas de cual es el carácter y la visión del artista que acababa de conocer. Dicha entrevista me parece un verdadero tesoro si te interesa entender un poco la figura de un director tan referenciado y admirado por muchos. Me llena de curiosidad y simpatía el ver su tajante un poco renuente al lugar en donde estaba situado. El trabajo del conductor me parece muy digno y a la altura, a pesar de que por momentos Fellini de manera picara bromee sobre la función del entrevistador y se tome el tiempo de refutarlo ante sus interpretaciones sobre su cine. Ya en el hombre de carne y hueso, apartado del mito del Director en el set vemos una honestidad natural ante la cámara. Fellini interrumpe al conductor del programa, mientras este define su cine como una búsqueda para reflejar la soledad del humano dentro de la sociedad, y proclama: “Yo desconfío mucho de todo lo que de pronto se hace muy filosófico o espiritualista”… “Habla de mis películas como intentos de representar la soledad de la criatura humana. Si, es otra definición. Es un comentario que acepto, Si estoy de buen humor me halaga, pero en general soy un poco desconfiado de todo eso”.

Creo importante poner en tela se juicio constante lo que se siente, lo que se piensa, y sobre todo la honestidad que albergan estas ideas. Ponerte en la posición de alguien que habla sobre arte parece sencilla en comparación sobre la del artista que crea dicha obra. En estos momentos intento aprender a escribir sobre lo que me gusta y poner esas emociones en palabras, una detrás de la otra, como si pudiera alinearles un valor. El problema radica en que las palabras de los artículos que escribo no tienen un valor cuantificable, medible o capaz de interiorizar por completo. Los likes que puedan tener, las vistas o el impacto en el lector no son un valor suficiente para acallar las inseguridades que escribir me representan. Esta señalización de Fellini a lo que en primera vista se presenta como algo filosófico, pero a segunda carece de fondo, me pone ante un espejo que refleja mis propios miedos sobre comunicar. Ya no solo se trata del valor de lo que escribo, si no también de que lo que hago no es más que otra definición, una más de muchas que pueden convertirse en el tipo de juicios de los que Fellini desconfiaba.

Fellini habla en la misma entrevista sobre como trabaja durante la filmación de sus proyectos. Fellini no cree útil el verificar constantemente lo que graba en rodajes anteriores. Uno tiene que tratar de hacer la pelicula que tiene en la cabeza, sostiene el director. Esta revisión constante implica controlar lo que se esta creando y alejarse de lo que se quería crear en un principio. En esta misma línea de lo que representa el proceso creativo encontré mucha profundidad, en lo que en principio parecía una respuesta reduccionista de como nace la idea de una pelicula para el director, en donde el mismo reconoce: “Es una pregunta que me parece imposible de contestar”… “Yo suelo decir que la idea de una pelicula nace porque firmo un contrato, tomo un adelanto y después no lo quiero devolver”. Fellini habla de como el que se define como un ser creativo necesita de la imposición de autoridad para generar una rebelión expresiva. En su momento dicha autoridad era representada por duques o reyes, quienes ordenaban al artista crear arte para que las vidas de estos tuvieran un objetivo y pudieran obtener una paga por dichos talentos. Esto se vuelve una especie de arquetipo psicológico de lo que entiende Fellini como un artista. La libertad, la espera de la inspiración divina, la idealización del momento de eureka se vuelve una actividad peligrosa para quienes quieren darle un sentido artístico a su vida. La imposición de un plazo a cumplir con un contrato de un estudio genera un acto de rebeldía que trae consigo la energía que da vida al arte. Estos fundamentos son los que yo he ejercido, inconscientemente, a la hora de escribir dentro de este perfil. Los tres artículos que escribí anteriores a este corresponden a los desafíos mensuales de escritura. Use estos desafíos como una medida de presión para ponerme a mi mismo en la posición en donde escribo sobre cine, a sabiendas de que por mi voluntad propia quizás no conseguiría el impulso suficiente. No participe porque ganar un premio fuese importante para mi. Lo hago porque expresarme, con honestidad, representa un verdadero desafío.

Una definición más.

Roma para mí es un filme que te convierte en un visitante, más que en un espectador. Es interesante como un director que no sentía placer por los viajes pudo crear esta experiencia de arribo constante a las diferentes esferas de una de las ciudades más antiguas del mundo. Este resultado se debe a que Roma como ciudad constituyo gran parte de la vida de Fellini como creativo. El personaje principal es la ciudad, la cual vemos durante diferentes periodos de su historia, sin un hilo conductor aparente. A pesar de eso a principios de la pelicula vemos la llegada de un joven periodista a la ciudad, quien representa el como Fellini vivió su llegada a Roma años antes de la segunda guerra mundial. Tanto este personaje como los operantes de este falso documental que viajan por la ciudad son una excusa para exhibirnos la desnudez de una sociedad, tanto lumínica como oscura, tanto visceral como ejemplificadora. Una metrópolis del exceso, de la fe, de las tentaciones y de la libertad. El ritmo de las acciones a las que nos vemos inmersos es tan atrapante, tan escurridizo como todos los detalles que Fellini va sembrando a través de sus recuerdos y su percepción de lo que es el pulso de esta capital que lo vio crecer. En este sentido siento una admiración absoluta por esta obra como una exposición al mundo de la visión de un hombre, por momentos modesta e incluso humildemente inexacta, pero a su vez plagada de honestidad y profundo interés por cada pintoresco personaje puesto en escena. Quiero pensar que este ejercicio de representación tiene utilidad muy extrapolable al cine latinoamericano. La sociedad latina, tanto como la italiana de los años 40s, ha vivido una lucha constante contra la autoridad y el alzamiento de voces libres dentro de la cultura; y como consecuencia el nacimiento del neorrealismo italiano. Si existió una Roma, quiero creer que la gran pantalla merece una Buenos Aires, una Habana o una Caracas. Quizás mi amor por esta cinta se resume en mi sueño de ver o crear una representación libre de la capital de mi propio país.

Esperar el fin.

Hacia el final de la pelicula para intensificar esta idea de que somos invitados a la Roma que percibe Fellini se puede ver al mismo director deambulando, escondido entre las personas que circulan entre las calles de lo que el sentía como una Roma moderna. Entre una de las más estilísticas y pomposas muestra de vida homogénea relacionándose con su entorno. Con sus monumentos, prostitutas, cocineros, sus caballos, sus vehículos, el pasado y el futuro fusionados en el bullicio de la noche romana. Un escritor estadunidense es entrevistado hacia el final de la cinta, en su condición de visitante, y se le pregunta por que esta en Roma. El habla de su gusto por los romanos y como se comportan neutrales ante tu vida o muerte. Las palabras de este visitante son las de Fellini extendiendo lo que piensa de esta ciudad que lo arropo cuando abandono su pueblo de origen al noroeste de Italia. A través de este personaje extranjero critica hacia donde estaba yendo la sociedad. Una sociedad que cada vez parecía envenenarse más por seguir el ejemplo de culturas como la del personaje americano, como bromea un integrante de la mesa al mencionar que el fin del mundo viene por los americanos.

Nos estamos acercando al final del mundo…¿Y que mejor lugar que Roma que ha renacido tantas veces? ¿Qué lugar seria tan apacible para esperar el fin?.

Si la imagen no era suficiente para encapsular la esencia de una ciudad, las palabras de Fellini en esta escena pudieron hacerla a la perfección.

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