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Capturar lo efímero: de los comienzos del cine, la danza y las vanguardias.

La invención del cine, a fines del siglo XIX, fue producto de un largo proceso de investigación acerca del movimiento, una búsqueda por entenderlo, capturarlo y reproducirlo. Así, los llamados juguetes filosóficos –de curioso nombre– fueron dispositivos que, a lo largo de todo el siglo, exploraron los fenómenos ópticos a través de los que vemos/percibimos movimiento. En realidad la idea de reproducir de manera gráfica el movimiento es tan antigua como la humanidad misma. Existe ya, por ejemplo, en el arte paleolítico: en la cueva de Altamira hay dibujos de un jabalí corriendo.

Cueva de Altamira

Los juguetes filosóficos partieron de investigaciones científicas acerca de la postimagen y pronto se convirtieron en atracciones. La idea de persistencia retiniana, es decir la imagen negativa que permanece en la retina al cerrar los ojos luego de mirar fijamente una imagen brillante (el sol, por ejemplo), es la que conduce estas experimentaciones y que permite la ilusión de movimiento de estos juguetes, primero, y luego del cine. Así, el taumatropo, uno de los más sencillos, permite la ilusión de movimiento a través de dos imágenes que se encuentran a cada lado de un disco, que gira sobre sí mismo mediante hilos que salen de sus costados.

Taumatropo

Si bien el cine comienza técnicamente con la aparición del cinematógrafo, inventado en Francia por los hermanos Lumière en 1895, es heredero de múltiples dispositivos previos que prepararon el terreno para su creación. Una diferencia fundamental con la mayoría de las máquinas anteriores consistió en que el cinematógrafo permitía tanto la filmación como la reproducción de imágenes en movimiento a través de su proyección, hecho determina el carácter social del cine, permitiendo la visualización de estas imágenes por varias personas en simultáneo. En los dispositivos previos, como el kinetoscopio, inventado por Thomas Alva Edison, solamente una persona por vez podía visualizar las cintas. Así, cuenta David Oubiña:

“De hecho, en los experimentos de Marey y Muybridge ya está anunciado todo el cine: el invento que los hermanos Lumière presentan en sociedad el 28 de diciembre de 1895 no es otra cosa que el fusil fotográfico de Marey más el zoopraxiscopio de Muybridge. Por un lado, Muybridge desarrolló un método fotográfico que permitía descomponer analíticamente el movimiento en una secuencia de imágenes separadas y componerlas en el zoopraxiscopio (que podría considerarse el primer proyector cinematográfico); por otro lado, Marey inventó un fusil fotográfico (que podría considerarse la primera cámara de cine) en donde se registraba de manera sintética una secuencia de movimiento, sobreimprimiendo las distintas exposiciones en una misma placa” (1)

La salida de la fábrica de Lumière en Lyon, hermanos Lumière, 1895

El nacimiento del cine es imposible de pensar de manera aislada respecto del universo artístico moderno, en tanto comparten un mismo paradigma visual. Son conocidas las relaciones entre el cine y las vanguardias históricas pero existieron también vínculos estrechos entre el cine y el más antiguo arte del movimiento: la danza.

Las primeras exhibiciones se dieron en contextos de ferias, la experiencia era una rareza accesible a todo el público; se sumó también a programas de cafe-concerts y music-halls. Así, entre las variadas atracciones que mostraban las primeras películas había un subgénero dedicado a bailarines haciendo breves secuencias de movimiento.

Ruth Dennis: skirt dancer fue filmada en 1894 con un kinetoscopio por W.K.L. Dickson y William Heise. La cinta registró una danza de Ruth Saint Denis, en ese entonces aún conocida como Ruth Dennis, quien luego fuera una de las pioneras de la danza moderna en Estados Unidos, fundadora junto a Ted Shawn de la escuela Denishawn School of Dancing and Related Arts. Fueron producidas por Edison Manufacturing Company también las bailarinas Carmencita y Anabelle Whitford, quien bailó sus danzas Serpentine, Sun y Butterfly entre 1894 y 1897.

Anabelle Butterfly Dance, William Kennedy Dickson, 1894

Estas primeras cintas podían ser vistas por el público de manera individual a través del kinetoscopio. Luego, en 1896, la primera exhibición del vitascopio, la versión proyectable del kinetoscopio de Edison, muestra a las hermanas Leigh haciendo su danza del paraguas en Nueva York.

El film A Nymph of the Waves, del año 1903, es una producción de American Mutoscope & Biograph Co y se trata de la sobreimpresión de la bailarina Mlle. Cathrina Bartho ejecutando su danza “Speedway” sobre tomas –probablemente de autoría de F.S. Armitage– de olas rompiendo en las cataratas de Niágara.

A Nymph of the Waves, 1903

En Francia los hermanos Lumière filmaron, en 1897, Danse Serpentine, inspirada en las danzas de Loïe Fuller, una figura central para el desarrollo de la danza moderna. En la película una bailarina danza en un vestuario de telas voluminosas con las que genera movimiento, la cinta está coloreada para imitar el efecto que la iluminación generaba en las danzas en vivo de Fuller. Las danzas de esta bailarina se popularizaron tanto que se multiplicaron los films de “imitadoras” bailando sus danzas.

Fuller diseñaba el espacio donde realizaba sus performances, sobre un piso de vidrio iluminado desde abajo y rodeada por espejos que, en conjunción con el movimiento de la seda, generaba una atmósfera etérea y de fantasía. Sus performances en Foliés Berger fueron todo un suceso, y fue retratada por Henri de Toulouse-Lautrec.

Fuller realizó también sus propias películas, de las cuales sólo se conserva una: Le lys de la vie (1920). Esta película, co-dirigida junto a su pareja y compañera artística Georgette Sorrère, contó con la colaboración de René Clair –exponente del cine de vanguardia– como actor, evidenciando los vínculos estrechos entre artistas de la danza moderna y del nuevo medio cinematográfico. La película, de carácter narrativo y basada en un cuento infantil de la Reina María de Rumania, amiga de la artista, presenta figuras en vestuarios de danza clásica bailando frente al mar, un banquete y una intriga real: un romance protagonizado por René Clair como el príncipe a caballo.

Le lys de la vie, Loïe Fuller y Georgette Sorrère, 1920

La película Ballet Mécanique (Fernand Léger & Dudley Murphy, 1924, con música de George Antheil) es un caso paradigmático de la relación entre cine y vanguardias. Léger (Francia, 1881 - 1955) fue un artista cubista que investigó en su primera película la posibilidad de crear un ritmo a través de la filmación de máquinas en movimiento y su montaje.

Ballet Mécanique, Fernand Léger & Dudley Murphy, 1924.

Por su parte, el film Entr’acte, de René Clair (1924) fue creado como “entreacto” del ballet dadaísta de Francis Picabia (Francia, 1879 - 1953) Relâche (1924), por la compañía Ballets Suédois, presentando un primer fragmento antes del ballet y luego el resto en el entreacto. En su primera función el film fue acompañado por una orquesta que tocó una partitura de Erik Satie creada especialmente para esta película. En el sitio del MoMA (https://www.moma.org/collection/works/305166) señalan que según René Clair se trató de “la primera composición escrita para cine toma por toma”.

A través de este recorrido por los inicios del cine se pueden ver algunos de los cruces entre dos formas de arte que tienen más en común de lo que aparentan. Así, desde fines del siglo XIX y hasta la actualidad, danza y cine, continuando la historia de esas primeras experimentaciones, hallarán siempre nuevas formas de encontrarse.

Notas:

(1) Oubiña, David. Una juguetería filosófica. Cine cronofotografía y arte digital (p. 77)

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