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Adiós Sui Generis: traspasando la pantalla y el tiempo

La gente seguía llegando y se agolpaba dentro del Gaumont. Todo era murmullos y una sala repleta hasta que el histórico director Bebe Kamin se aproximó al escenario. Unas palabras, un señalamiento hacia Nito Mestre —co-fundador de Sui Generis—, quien se levantó de su butaca entre aplausos, y la película comenzó. Adiós Sui Generis, un retrato del histórico concierto que selló el fin de la primera banda de Charly García.

La sala se transformó en el Luna Park, el espacio que había sido testigo de aquel recital. Se diluyó la frontera del espacio y el tiempo, y Sui Generis y sus fans de los setenta se fundieron con el público del cine. Y es que por cada tema que resonaba la gente se movía y cantaba. Por cada tema que terminaba la sala se llenaba de aplausos y ovaciones. La proyección de una película filmada en 1975 se transformó en una experiencia colectiva en el 2024, 49 años después.

El fim fue dirigido por Bebe Kamin, conocido también por Los chicos de la guerra (1984)

La cinta cuenta con la particularidad de haberse proyectado con el metraje original de 35 mm. A diferencia de tantas obras perdidas, este patrimonio fue debidamente preservado. “Es un milagro. En general el material óptico impreso se degrada con el tiempo”, contó Bebe Kamin. Aún no fue restaurado —tarea que creo urgente— pero sí mantenida tal como estaba, con aquellas líneas y puntos entrecruzadas del negativo.

Es el retrato fiel del concierto que dio fin a una banda icónica en el rock nacional. Un hecho histórico que por suerte fue captado por las cámaras. Histórico porque nunca había sucedido algo así hasta ese momento; una banda de rock nacional que llenara todo un Luna Park con cerca de 26000 espectadores y con entradas agotadas en tiempo récord.

Fue tan grande e impredecible la convocatoria que se organizaron dos shows. Sin embargo, al día siguiente del primero ya estaba programado un combate de boxeo por lo que se organizó de forma que los dos recitales fueran consecutivos. Esa fue la razón de por qué Charly decía al final del primer show: “Ustedes saben: hay muchos chicos afuera que están hace mucho tiempo esperando entrar. Nosotros podemos tocar dos tema más. Pero después de eso les pido... que se vayan”.

El histórico concierto agotó entradas en tiempo récord y el Luna Park se llenó con más de 26000 personas.

Los testimonios con los que comienza la película son los de adolescentes que estaban esperando para entrar al Luna Park. “Me gusta la letra que tienen porque llega la profundidad de lo que dicen”, “son de lo mejor que hay acá en el país, sin duda”, “hacen una música y una letra tremendas. Es un testimonio la verdad” son algunas de las voces que se escuchan. Y en efecto, quedó como un testimonio atemporal que atravesó generaciones. El público fue una conjunción de gente que vivió aquella época con jóvenes de ahora. Y en ambos casos, con 49 años de diferencia, se reflejaba la misma pasión por el material.

El comienzo de “Instituciones”, “El Fantasma de Canterville” (luego grabado para Porsuigieco), “Mr. Jones” (con su delirante y pionero “videoclip” insertado en la edición) y los clásicos “Rasguña las piedras” y “Canción para mi muerte” fueron algunos de los temas grabados en el show.

Como curiosidad, Sui Generis interpretó “Bubulina”, que luego daría comienzo al primer disco de la segunda banda de Charly, La Máquina de hacer pájaros”, y “Nena”, que más tarde sería parte del primer álbum de la tercera banda del músico, Seru Giran, bajo el nuevo título de “Eiti Leda”.

El show fue el final épico de la primera gran banda de Charly García, compuesta principalmente por él y Nito Mestre.

Pero hubo un tema que resonó de forma transgresora en una época de represión y terrorismo de Estado. El concierto sucedió un 5 de septiembre de 1975. Todavía faltaba un año para el comienzo de la Última Dictadura de 1976. Pero era un momento en el que, ya fallecido Juan Domingo Perón, gobernaba Isabel Perón, con López Rega moviendo los hilos del gobierno y con todo el oscuro operativo de la Triple A.

Sin embargo, el estreno del documental sucedió un año después, un 2 de septiembre de 1976, ya en plena época de gobierno de facto. Cuando en el concierto “Confesiones de invierno” resuena con “Y, si bien yo nunca había bebido en la cárcel tuve que acabar. La fianza la pagó un amigo. Las heridas son del oficial”, el público estalló en aplausos, tanto en las tribunas del Luna Park, como en las butacas de la sala del Gaumont, actualmente custodiado por la policía.

El final de la proyección terminó con una multitud tan enardecida y extasiada como la que retrataba la película. Bebe Kamin y Nito Mestre se levantaron y caminaron hacia el escenario en medio de una ovación general y prolongada. Aplausos que continuarán en el tiempo, con el legado de una banda entrelazada por siempre a la cultura argentina.


Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Indie Hoy, Peliplat y Erramundos.


Publicado el 26 de abril del 2024, 18.09 PM | UTC-GMT -3.


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