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¿Están entretenidos...o qué es exactamente lo que vinieron a buscar acá?

GLADIADOR: (del latín: gladiātor, de gladius 'espada')​ era un combatiente armado que entretenía al público durante la República y el Imperio Romano en confrontaciones violentas contra otros gladiadores, animales salvajes y condenados a muerte.

¿Qué es exactamente lo que buscamos cuando vamos a ver una película? Claramente la respuesta va a depender de cuánto estemos conectados a la historia, ya sea por nostalgia si es una secuela, entusiasmo si lo que se propone parece ser algo nuevo y refrescante…o mera curiosidad, si directamente no tenemos ni una remota idea con lo que nos vamos a encontrar. O puede que todas estas emociones se nos mezclen en la cabeza y no podamos discernir entre lo que buscamos, lo que pretendemos y lo que realmente sentimos.

Gladiador de Ridley Scott es considerada como una de las mejores épicas de todos los tiempos, pero no es una de mis preferidas. Su estreno a principios de siglo supuso el verdadero regreso del género en tiempos modernos, y su importancia le dio la suficiente cantidad de aire al director británico para seguir explorando historias del pasado con el mismo tono y alcance. ‘Kingdom of Heaven’, ‘Exodus’, ‘The Last Duel’ y finalmente ‘Napoleón’ estrenada el año pasado continuaron esta innegable marca registrada por narrar la grandilocuencia del ser humano, y que, si me preguntan, sólo vislumbro a Denis Villeneuve como el sucesor natural de Scott. El tiempo dirá.

La llegada de la secuela de Gladiador fue una de las noticias más comentadas en el mundo desde su anuncio. La historia de Máximo y su venganza se consolidó como un verdadero antes y después en la historia del cine contemporáneo, tanto por su impresionante despliegue como por la profundidad de sus personajes, y en mi opinión lo que menos necesitaba era una secuela. ¿Qué le pasa a Ridley Scott? Entiendo su pasión por hacer cine hasta sus últimos días de vida, pero ¿quién gritaba a los cuatro vientos querer una continuación de ese perfecto cierre que tiene la película protagonizada por Russell Crowe? La conexión emocional con los personajes de la cinta original era lo que le otorgaba alma a la película, y aunque no me sentí precisamente conectado con lo que se me narraba, como todo buen amante del cine me es imposible no admirar lo que provocó (y sigue provocando después de tantos años).

LA ESPECTACULARIDAD VISUAL ANTEPUESTA AL ALMA

El cine actual está saturado de producciones visualmente impresionantes, de eso no cabe duda. “Tenés que verla en IMAX”, “Es una película para ver en pantalla grande” y varias otras frases que pronuncian las campañas publicitarias intentan convencer al público de que el cine se ve en el cine. Particularmente no soy de esas personas que deben ser convencidas, y en este sentido Gladiador 2 no es la excepción. Es todo lo que se puede esperar y más. De hecho, los avances y la información filtrada hace unos meses ya nos sugerían que la secuela iba a contar con secuencias de combate y batallas mucho más grandes y ambiciosas que las de la primera, lo que generaba una expectativa bastante significativa.

Dentro de un año repleto de secuelas extremada e innecesariamente costosas (recordemos que Furiosa costó 150 millones de dólares y Joker: Folie a Deux 190, una locura) Paramoun tampoco quiso escatimar para darle vida a una Roma caótica con algunos detalles bastante polémicos pero que no manchan en absoluto el dominio brutal de Ridley por el arte visual, y con Gladiador 2 no se quedó atrás. Los escenarios, la recreación de la antigua Roma, las batallas colosales, todo se ensalsa para crear un despliegue de recursos que puede dejar con la boca abierta a más de uno. Sin embargo, hay un detalle que sigue dándome vueltas en la cabeza: el alma. ¿Ridley Scott quería realmente hacer esta película o se quedó con falta de ideas? ¿qué tanto le apretaba el pecho por querer continuar el legado de Máximo en una continuación?

¿DÓNDE ESTÁ LA HISTORIA?

¿Qué tanto habíamos empatizado con Lucius en aquella titánica y emocionante película? Sí, lo que hizo tan especial a 'Gladiador' en su momento fue la forma en la que logró conectarnos con los personajes. La figura humana y sincera de Máximo, su viaje, lleno de dolor, pérdida y su búsqueda de justicia eran lo que atravesaban la pantalla más que la acción. Y es que detrás de toda sangre derramada lo que termina importando son las motivaciones, la fuerza que sale de una persona para concretar lo que se propone. Las escenas de lucha no eran solo una excusa para la violencia visual, sino una extensión del sufrimiento interno de él, de su transformación y de sus valores. A través de su lucha física, el protagonista también lidiaba con su pelea interna, buscando redención y venganza, pero también reconciliándose consigo mismo. Eso es lo que la hace diferente.

Con Gladiador II gran parte de ese peso emocional desaparece, hay una sensación continua y conforme crece junto al desarrollo de que esta esencia ha sido sacrificada en favor de la espectacularidad. Las secuelas, especialmente las de películas que se consideran clásicas, a menudo caen en el error (no, no te estoy hablando a vos Top Gun: Maverick y Blade Runner 2049, ustedes son buenas por lo que valen individualmente). de centrarse más en recrear el mismo tipo de escenas y emociones superficiales, sin aportar nada realmente innovador ni relevante. El hecho de que la trama de Gladiador 2 no involucre directamente (y es entendible quizás) al personaje de Máximo —que muere al final de la primera película— deja entrever que el eje emocional de la historia ya no es el mismo, y la falta de una figura central (que no está bien representada por Paul Mescal a pesar del desmesurado esfuerzo del actor) que conecte profundamente.

EL RELLENO…EL MALDITO RELLENO

Otro de los aspectos que me hizo bastante ruido en relación a la carencia de alma en esta película fue la forma en que se tratan los personajes secundarios. En la película original personajes como el Emperador Cómodo (interpretado magistralmente por Joaquin Phoenix) fueron clave para darle dimensión y sustancia a la historia. La lucha de Máximo no era sólo contra el podrido sistema romano, sino también contra las fuerzas corruptas representadas por figuras como Cómodo, que encarnaba el caos y la depravación en su máxima expresión.

En Gladiador II, la presencia de los antagonistas lo tenía todo para darle lugar a personajes iguales de complejos, siniestros y carismáticos a la vez. Pero en estos tiempos que corren en donde las secuelas tienden a simplificar las motivaciones de los villanos para hacerlos más accesibles (o "interesantes" quizás) desde una perspectiva comercial, se corre el riesgo de perder una conexión real. Denzel Washington se pasa el momento de su vida, sí, pero eso no quita que su presencia se sienta más como si su Alonzo Harris de ‘Día de Entrenamiento’ haya viajado en el tiempo para motivar a Lucius a sacar toda su ira.

Ah, ¿nunca conté de que iba la película? Es casi lo mismo que la primera, pero con un Coliseo inundado, tiburones, gladiadores peleando con monos, un rinoceronte digital que hace volar a Paul Mescal por los aires y un Pedro Pascal que en ninguna vida podría ser creíble como un General, pero ya saben, hay que colocarlo en todos lados hoy en día al actor.



POR JERÓNIMO CASCO

Publicado el 5 de DICIEMBRE del 2024, 21.40 PM | UTC-GMT -3

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