David Lynch a un paso de dejar el cine: sus cinco esenciales

Es uno de los realizadores que mejor ha sabido conjugar en su obra niveles de psicodelia y vuelo creativo al punto de hacer que su universo sea incomparable con el de cualquier otro cineasta. David Lynch es un distinto en cada uno de sus enclaves conceptuales y su lugar en el universo cine es el de los agujeros negros, donde sin duda se las arregló para clavar bandera.

El anuncio por parte de Lynch de que padece un enfisema pulmonar generó desazón en sus fans y en los cinéfilos en general. ¿Estamos a punto de quedarnos ante la jubilación de uno de los grandes? Por el momento parecería que sí, al menos por las sombras que conlleva una enfermedad pulmonar a sus 78 años. Sin embargo, los vericuetos que suele tomar el director se hicieron presentes también en el anuncio sobre su estado de salud y, al tiempo que afirmó que será difícil una continuidad laboral debido a que no puede salir de su casa, también disparó que “jamás” se jubilará.

“Damas y caballeros, sí, tengo un enfisema debido a mis muchos años de fumar. Debo decir que disfruto mucho fumando y me encanta el tabaco: su olor, encender cigarrillos, fumarlos, pero hay un precio que pagar por este disfrute, y el precio para mí es el enfisema. Hace más de dos años que dejé de fumar. Recientemente me hice muchas pruebas y la buena noticia es que estoy en excelente forma excepto por el enfisema. Estoy lleno de felicidad y nunca me jubilaré”, fue el mensaje que el estadounidense publicó a través de su cuenta personal en la red X. Allí, además, expresó su agradecimiento por la preocupación que generó la noticia entre sus seguidores.

Lo que al principio fue pavor por el abismo de una presumible ausencia por venir se transformó luego del mensaje en redes en una duda razonable. Quizá el tipo que nos hizo querer al freak de Jack Nance en Eraserhead (1977) y aborrecer al temible diábolo de Robert Blake en Lost Highway (1997) no pueda dirigir nunca más. O quizá sí, quizá el hombre que durante la pandemia comentaba en video los datos del pronóstico del tiempo desde su búnker pueda encontrar la forma de seguir haciendo cine. Quizá como los escultores en la antigüedad, que daban indicaciones a quienes esculpían sus obras, o como algunos amos de los best sellers que tienen ejércitos de escribas a sueldo. Quizá con artistas que dirijan in situ mientras él dispara órdenes por teléfono o walkie talkie. Quizá, quizá. Todo un gran y lynchiano quizá.

Qué es el enfisema pulmonar

La declaración de amor de Lynch al tabaco en medio del anuncio sobre su diagnóstico contrasta con fuerza ante el poder de destrucción del cigarrillo. Pero no vamos a plantear aquí señalamientos morales, bajadas de línea sobre la salud ni mandato alguno para el caballero que supo poner en pantalla algunas de las escenas más sexies del cine llevando de la mano a la gloria en fotogramas al dueto que Laura Harring.y Naomi Watts protagonizaron en Mulholland Drive (2001). Además, y como él mismo lo dijo, dejó de fumar hace unos dos años.

El enfisema que se le encontró al cineasta es una enfermedad pulmonar que provoca dificultad para respirar. Quienes la padecen presentan daño parcial o total en los sacos de aire (alvéolos) de los pulmones. Con el transcurrir del tiempo las paredes internas de esos sacos se debilitan y quiebran, lo que origina espacios de aire más grandes en lugar de muchos espacios pequeños. Esto, como consecuencia, reduce la superficie utilizable de los pulmones para la entrada y salida de oxígeno, lo cual disminuye la cantidad que llega al torrente sanguíneo.

Según la prestigiosa Clínica Mayo, la mayoría de las personas que padecen enfisema sufren también de bronquitis crónica. El enfisema y la bronquitis crónica son dos condiciones que conforman la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y, por supuesto, el tabaquismo es la causa principal de esta enfermedad.

El enfisema no tiene cura, aunque en la actualidad los tratamientos disponibles pueden ayudar a controlar los síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

El rey sigue vivo, viva el rey: Cinco trabajos esenciales de David Lynch

Entre los más de cien largometrajes, cortos comerciales, documentales y ficcionales, además de algunos ensayos en video, que David Lynch parió desde sus inicios a mediados de los años 60s hasta hoy, se destacan muchos. Pero entre esos muchos hay un puñado de títulos que, como mínimo, como estadio cero de la discusión, ya están en la historia grande del cine.

Eraserhead (1977)

El primer largometraje del joven David estuvo precedido de siete cortos que anticiparon lo que sería una carrera única y marcada por la otredad. Y sí, su debut en pantalla grande también lo fue. El atormentado personaje que encarna Jack Nance tiene un bebé mutante y en paralelo intenta sobrevivir a los “normales” que lo rodean. Entre la fragmentación posmo-pop, la truculencia y el cine clase B, el guionista y director edificó aquí una trinchera intelectual y estética desde la que produciría material audiovisual durante al menos cinco décadas.

Blue Velvet (1986)

Sadomasoquismo, amores letales, decadencia de motel barato y un clima en el que lo corrido de eje es norma. “Terciopelo azul” no solo fue la más aclamada labor de Lynch hasta ese momento (nominaciones al Oscar y el Globo de Oro, premio mayor en Sitges, etcétera) sino que fue además el film que unió en la misma pantalla a algunos de los habitantes estelares del pozo guerrillero irascible: Kyle MacLachlan (Twin Peaks, Dune) y Laura Dern (Wild Heart, Inland Empire, Twin Peaks). De yapa, un par de protagonistas explosivos: Dennis Hopper e Isabella Rossellini.

Twin Peaks (1990, 1991, 2017)

Imposible separarlas (aunque en los hechos lo estuvieron y no solo por el espacio temporal entre las temporadas 2 y 3). Es justo decir que Twin Peaks, tanto la primera y deslumbrante primera temporada como la delirante y zigzagueante segunda y la muy deseada y disfrutable tercera entrega, presenta serias chances de ser considerada la obra cumbre de nuestro héroe en este lío. Y también sin dudas merece un artículo aparte, un corpus teórico/conceptual que vaya más allá de esta recomendación pura y dura. La muerte de Laura Palmer atravesó generaciones y el misterio que se disparó luego formó adictos al cine, a las series y la intriga freak. Lynch lo hizo, en este caso con la coautoría de otro enajenado audiovisual, Jack Frost.

The Straight Story (1999)

“Una historia lineal” podría ser una traducción correcta del título del film con el que Lynch cerró su siglo XX. Un relato en torno a un anciano que se sube a su vehículo rural para recorrer largos kilómetros y visitar a su hermano enfermo. La película marca diferencia con todo el resto de la obra del autor, como si el mañana pudiera ser, si no un lugar mejor, al menos uno al que ir de visita y en el que alguien nos esté esperando para un abrazo cálido. Nada mal para tratarse de la misma persona que dirigió ese grito de desesperación y nihilismo que es The Elephant Man (1980), su drama más categórico y que por muy poco quedó fuera de esta selección.

Mulholland Drive (2001)

Todo aquello que Lynch construyó en torno a la confusión como método de guion desde sus inicios en el cortometraje hasta sus diferentes versiones de caos enmarcado, se cruzaron y potenciaron en este trabajo con el que recorrió los backstages de Los Ángeles, la decadencia perenne de Hollywood, el sótano de los sueños de miles de almas que recalan en la autoproclamada “Meca del cine” en busca de un estrellato que casi nunca les llega. Naomi Watts se entregó a la lente del director al igual que la coprotagonista Laura Harring. Dos ninfas en busca de un autor. O de alguien que dirija el guion atiborrado de espejos rotos y caminos sin salida que tienen por delante. Quienes se acerquen al experimento por primera vez pueden buscar por ahí, perdida en algún recoveco de la web, la lista de recomendaciones que el propio realizador preparó al momento de su estreno para que el opus fuera comprendido sin problemas. Spoiler: las recomendaciones no alcanzan.


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