King Boxer y los reyes del cine de artes marciales

En 1972 se realizó una de las películas más importantes de la historia del cine de artes marciales: Chih-Hao, el rey de los campeones, cuyo título original es Tian xia di yi quan y en inglés –y con el que van a encontrarla más rápido– es King Boxer, five fingers of death. Al margen de las distintas traducciones, la película forma parte de una de las tantas producciones de los hermanos Shaw, dos pioneros en la industria cinematográfica de Hong Kong que tuvieron un éxito infernal en las décadas del 60 y el 70 de la mano del cine de artes marciales y del Wuxia. Si bien habían iniciado sus trabajos en la década del 20, no fue hasta la segunda mitad del siglo pasado que adquirieron popularidad a nivel internacional. Realizaron cerca de 1200 películas en total y una buena cantidad durante su época de oro. Algunos de los títulos más importantes de esos años son One-Armed Swordsman (1967), The Killer Clans (1976), The 36th Chamber of Shaolin (1978), entre muchos. Se movieron por varios géneros dentro de su estudio pero, como dijimos más arriba, se manejaron con precisión filmando batallas de Kung-Fu.

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Las influencias que el cine y las series por fuera de Asia han recibido de estos films son muchísimas, desde los Power Rangers hasta Matrix y desde Karate Kid hasta Kill Bill. Sobre todo estas últimas dos para la película que nos convoca, porque las referencias que Tarantino ha hecho en las dos entregas sobre la venganza de Beatrix Kiddo son interminables; y a nivel argumental, hay una campeonato de artes marciales entre dos escuelas con valores éticos antagónicos, donde los mejores discípulos de cada maestro se batirán en duelo en un torneo muy importante, tal como relata la historia de Daniel Larusso y Mr. Miyagi.

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Tarantino ha manifestado su fanatismo por el Wuxia y por el cine de artes marciales en varias ocasiones y ha sabido plasmar en sus films parte de los elementos que se destacan en ambos géneros, sobre todo en las películas de la Shaw Brothers: batallas coreografiadas con saltos interminables que desafían la gravedad, primerísimos primeros planos de rostros encolerizados, extirpación de ojos y hasta música: Sí, la famosa “sirena” que suena en Kill Bill aparece de manera recurrente en este film de 1972. Incluso el personaje de Pai Mei aparece en películas de la productora, una muy recordada es Clan of the White Lotus de 1980 dirigida por la figura Lieh Lo (el personaje principal de King Boxer). En ese importante film, también actúa la estrella Gordon Liu, quien personificará, muchos años más tarde, al Pai Mei de Quentin. En fin, curiosidades y homenajes.

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Hay una aclaración que hacer: no toda película sobre artes marciales es wuxia, si bien son términos cercanos, para que sea considerada wuxia debe incluir también cuestiones místicas o fantásticas, además de valores como “caballerosidad” –si es que la traducción lo permite– y ciertos aspectos épicos. Por esta razón vemos espadas volar como flechas o saltos interminables, incluso poderes sobrenaturales en los héroes, que solo puede desarrollar un verdadero maestro del Kung Fu, como podemos ver en varios largos de Zang Yimou (Hero, House of Flying Daggers, etc) o en la versión live action que hizo Disney de Mulán. Es por esta razón que no se incluye a King Boxer dentro del género, porque hay una búsqueda de artes marciales más vinculada al realismo y al efecto rápido, aunque con muchas licencias, claro. Algo similar a lo que ocurrirá unos años más tarde con la aparición de Bruce Lee.

La película es ordenada y tiene una trama accesible porque está centrada –como casi todo el género– en las proezas de quienes combaten, pero ojo: las batallas no reflejan un mero intercambio de golpes, sino que se trata de coreografías de alto rigor.

Hacia el final se dan una serie de situaciones que incrementan la tensión y desencadenan una venganza tras otra para finalizar el film de manera equilibrada y con justicia poética. El bien y el mal están claramente identificados en dos facciones, y esto incluye a los arrepentidos que son los únicos que cambian de bando y cumplen sus penas con altura y honor, aunque el costo de la traición sea siempre alto.

Nuestro héroe buscará el camino hasta el triunfo y podrá allí plasmar las enseñanzas de su maestro. En el medio, cada personaje irá colaborando o atentando de manera directa para que las cosas ocurran o no; un esquema conocido entre ayudantes y oponentes a lo largo del camino de Chao Chih-Hao.

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Es un clásico con escenas memorables donde los valores que están en juego trascienden hasta el enamoramiento. Cumple con extirpaciones de ojos y golpes ancestrales; enseñanzas de transmisión oral para las técnicas más secretas como la mencionada en el título y torturas para evitar que se propaguen, es decir: no hay escrúpulos para pegar donde duele. Además, el largometraje presenta dolores desgarradores como las pérdidas de amigos, familiares y maestros; o asesinatos accidentales de seres queridos a manos propias. A W. Shakespeare le gusta esto.

Muy interesante la impunidad que maneja El mal en su representante mayor: Meng Tun-Shun, en la medida en la que tampoco se permite perder y prefiere el suicidio antes que morir a manos ajenas y no de manera honrosa; porque no estamos frente a un hara kiri (ritual de suicidio japonés por desentrentrañamiento y vinculado al código de honor Samurai), de hecho “lo japonés” es representado como una amenaza a través de dos sanguinarios mercenarios contratados para destruir a los rivales y matar sin códigos ni honor, aspectos valorables en las luchas de las artes marciales independientemente del bando que se ocupe.

Si tienen la opción, es un género para revisar que dejó imágenes icónicas, incluso para encontrar el germen de muchos elementos que Hollywood se encargó de capitalizar, al menos, para este costado del mundo. La Shaw Brothers tenía claro lo que hacía dentro de su prolífica filmografía, por ello su concepción de “fábrica de películas” no era arbitraria.

El director es Jeong Chang-hwa, un surcoreano que ya está llegando a los cien años y se unió a la Shaw a fines de los 60, dirigiendo numerosas películas para la compañía. El reparto tuvo otras figuras además de Lieh Lo en el papel principal, también contó con Tien Feng y Wang Ping. Si buscan por allí, pueden encontrar varios de estos films y créanme que no decepcionan.

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