Una Argentina alternativa de 1987, en donde un hombre llamado Belasco es presidente, en donde las Malvinas están ocupadas por el país y en donde dos de las mayores empresas son los Laboratorios Von Merkens y la Kingdom Corporate.
Un film en donde se cruzan el thriller político y el terror, en donde en tan solo poco más de un hora se produce un relato atrapante y que no deja de pensarse luego de haberlo terminado.
Ese es el paisaje narrativo presentado con un aspect ratio de 4:3 en blanco y negro. Ya los estilos de los nombres de las productoras, antes de iniciarse la película, nos sumergen en esta otra realidad, diferente pero familiar a la vez.
Un grupo de periodistas trabaja en su último programa de televisión, “60 minutos antes de la medianoche”. Se preparan para desenmascarar al Gobierno. Pero lo que al principio ven como un juego político, se torna en algo más complejo.
Confluencia de géneros
Cristián Ponce logra llenar un casillero que por mucho tiempo estuvo pendiente en el cine argentino. Una película que mezcla géneros en una dosis inteligente para ofrecer algo fresco, pero que se apoya con maestría en la tradición cultural y política del país. Una cinta que, como en Moebius de Gustavo Mosquera R., se refiere a los horrores de la Última Dictadura, pero de una manera no realista, sino desde el terror y lo fantástico, desde la metáfora en vez de la literalidad.
Se podría decir que junto con películas como Aterrados y Cuando acecha la maldad, es una obra que ancla sus raíces en territorio argentino y que a la vez confía lo suficiente en sí misma para no contar demás y dejar que el espectador rellene la historia con su propia imaginación.
Nada está porque sí. Los carteles de Todos los hombres del presidente, que en vez de estar protagonizada por Hoffman y Redford, lo están por Martinez y Marrale. El exorcista, que en vez de estar encabezada por Regan MacNeil, lo está por Andrea del Boca. O la mención de El bebé de Rosita —y no El bebé de Rosemary— y el libro Las cosas que perdimos en el fuego de Mariana Enríquez.
Y es que esas intertextualidades hablan de las influencias que tiene la película. Es un thriller político como en la película de Pakula, en la que se juega el rol del periodismo para derrocar un gobierno. Pero también es una de terror, con sus matices internacionales como en El exorcista y El bebé de Rosemary, o nacionales como en el libro de Enríquez.
Referencias de otra realidad
Como en el cuento “La trama celeste”, de Adolfo Bioy Casares, se narra una Argentina diferente. Una en la que en 1987 el presidente no es Alfonsín, y en la que no son Grupo Clarín o el Grupo La Nación las que se disputan el poder mediático.
La película juega con estas realidades alternativas de forma sublime. Los indicios que da van construyendo la trama de manera sutil. El espectador debe armar el rompecabezas de juegos políticos y esotéricos.
Un brujo en el Gobierno no es una idea nueva en el país. Pero no es una que haya sido explotada visiblemente en la ficción. Y es que López Rega, la mano derecha en el tercer gobierno de Perón, tiene todos los condimentos para llegar a ser uno de película.
En este caso, se dice que Belasco llegó al poder haciendo un pacto con entidades de otro mundo —lo lovecraftiano también está presente en el relato—. Él había sido discípulo de su compañero de la facultad, Marcato, con quien estuvo en el grupo empresarial Kingdom Corporate, compañía que en palabras de este último busca tener su propio reino en la Tierra.
Hacer mucho con poco
El recurso narrativo del programa de televisión sirve a la vez como mecánica de suspenso dentro de la película. La hora que aparece en la pantalla junto a la cuenta regresiva, visible cada vez que se muestra, genera la tensión y el enigma sobre qué sucederá a continuación.
Por mucho tiempo se habló de un posible plagio que hizo Late Night with the Devil, y si bien muchos elementos coinciden, en este caso los recursos narrativos del medio de comunicación están muchísimo mejor utilizados.
Lo sucedido al aire y fuera del aire agiliza el relato. Mientras que en el programa van surgiendo importantes datos y poco a poco extraños incidentes, fuera de él los personajes intentan hacer uso de lo que va aconteciendo. Hasta que al final ambas líneas confluyen en una.
El misterio de la muerte de un cuerpo identificado como “NN” es el que propulsa toda la historia. Alguien desaparecido, cuya identidad es desconocida, pero de la que quedan una libreta que involucra a varios de los nombres del programa.
Como ese desaparecido, hay muchos. Gente que nadie recuerda, excepto el brujo del lado opositor.
Las publicidades de la televisión complementan el relato. Los niños, tópico frecuente en el cine de terror —no por nada se menciona El exorcista—, son nombrados por la Secretaría de Protección a la Infancia. Poco a poco, se puede hacer la conexión entre ellos y los nombres que van desapareciendo.
Por otro lado, el blanco y negro se ve irrumpido por el color rojo. Esta es la representación de lo que no debería formar parte de este mundo; el poder de aquellas “otras entidades” que van desgarrando la realidad y que los personajes pueden ver en distintos momentos luego de haber tomado la droga suministrada por Von Merkens.
El juego de colores intensifica el extrañamiento del film, sin necesidad de grandes efectos especiales. Mientras, en ese mismo sentido, el aspect ratio de 4:3 identifica a aquella realidad, mientras que el de 16:9 hace referencia a la nuestra.
Por otro lado, el diseño sonoro es milimétrico. La música tanto al aire como fuera, y el sonido hacen acrecentar aún más una atmósfera atrapante y perturbadora.
Una película necesaria
El film ganó numerosos premios, entre los cuales figuran numerosas distinciones del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, el Buenos Aires Rojo Sangre y fue estrenada nada más ni nada menos que en el mayor festival de género, el Festival de Sitges.
Es una muestra de que con poco se puede hacer mucho, de que se pueden mezclar géneros tan aparentemente disímiles entre sí y hacerlos funcionar a la perfección. Un ejemplo de que el país produce obras que están a la par y aún de mayor calidad que muchos blockbusters internacionales.
Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Peliplat y Erramundos.
Publicado el 23 de junio del 2024, 8.25 PM | UTC-GMT -3.
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