¿Villanos encantadores?, Los mejores villanos son todo menos encantadores.

A lo largo de la historia del cine y la televisión, han aparecido antagonistas que nos dan escalofríos, que nos intimidan con su sola presencia en pantalla, y sobre todo, están aquellos que nos hacen repudiarlos

Se me viene a la mente uno clásico, el emperador Palpatine de Star Wars, quien hizo su primera aparición en la película del Regreso del Jedi (1983), ahora rebautizada como el episodio VI. Fue introducido en la película anterior como una enigmática figura que mueve los hilos de la galaxia y que es capaz de controlar al mismo Darth Vader; quien debe tener un lugar en cualquier lista de villanos. Para este punto de la historia, ya sabemos quien esta debajo de la mascara de Vader, en realidad es un hombre conflictuado que, al parecer, perdió toda humanidad; su hijo Luke Skywalker tiene el propósito de redimirlo porque sabe que aún hay algo de bondad en el fondo de esa armadura negra. Palpatine, en cambio esta más allá de la redención, hace décadas que asumió su rol como un malvado gobernante en busca de poder.

En tan sólo unos minutos en pantalla demuestra el control que tiene sobre Vader y que es capaz de reemplazarlo en un instante sin ninguna pizca de remordimiento. Cuando nuestro héroe Luke se niega a unirse a su causa, el emperador decide que no hay lugar para padre e hijo en su régimen galáctico. La redención de Darth Vader le permite acabar con el hombre más odiado de la galaxia.

Amon Goeth de la lista de Schindler (1994) es otro gran villano, uno que tiene como principal hábito acabar con judíos antes de darle un sorbo a su primer taza de café en el día. Lo hace con una frialdad y una precisión horripilante; un verdadero psicópata que nos hacen querer saltar a la pantalla para darle su merecido, no sin antes intimidarnos con su sola presencia. El actor Ralph Fiennes debería dar una clase magistral sobre como interpretar antagonistas.

Aprovechando que estoy alabando el trabajo del actor de británico, Fiennes también nos entrego a un villano escalofriante más una década después. Fue en Harry Potter y el cáliz de fuego (2005) dónde se regresó el señor tenebroso para acabar con la leyenda del niño que sobrevivió, de igual forma no se necesito mucho tiempo en pantalla para causar el impacto deseado. Ordenó el asesinato de un joven mago, puso a Harry contra las cuerdas y también remprimió a sus seguidores por haberse escondido. Este fue solo el principio, pues al final de la saga, lo único que los espectadores deseamos es que por fin acaben con el porque estamos hartos de que cause tanto dolor y sufrimiento en pantalla.

Me gustaría incluir un villano de la serie de televisión de Juego de Tronos, debido a que hay muy pocas series que puedan ser comparadas con las grandes producciones de la gran pantalla; esta serie es una de esas. Hay un villano que todos los fans odiamos y ese es Joffrey Baratheon, un jóven sádico y despiadado que subió al trono a una edad muy temprana, y que cayó casi tan rápido como ascendió. Joffrey fue producto de un incesto entre hermanos, malcriado por su madre e ignorado por su padre; desarrolló una personalidad insoportable que le trajo varios enemigos. Algunos de sus actos más crueles incluyen maltrato y sacrificio de animales y hasta ordenar una ejecución que causó una guerra, solo para después enseñarle la cabeza del sacrificado a su propia hija a una tierna edad. El actor Jack Gleeson lo interpretó tan bien que sufrió acoso en la calle porque la gente se tomaba muy en serio su papel.

Baratheon está basado en el príncipe Eduardo de Westminster de Inglaterra, que al igual que Joffrey asendió al trono solo para morir cruelmente. Aunque Eduardo murió en combate y Joffrey murió de una forma menos heroica a la altura de los peores regicidios del imperio romano.

Para mi los mejores villanos no son sólo aquellos que entiendes a un nivel psicológico y hasta cierto punto te hacen sentir algo de empatía. Los mejores antagonistas son aquellos que todo el mundo quiere que fracasen por sus comportamientos crueles y sus acciones sin remedio. Aquellos que ya han aceptado su rol como antagonista y lo ejercen de una forma asombrosa.