'Killer Joe': La última (y gran) POLÉMICA película de William Friedkin

POR JERÓNIMO CASCO

25 DE AGOSTO, 19.34 PM | UTC-GMT -3

‘KILLER JOE’: LA ÚLTIMA (Y GRAN) POLÉMICA PELÍCULA DE WILLIAM FRIEDKIN

En el día de su cumpleaños (y lamentablemente a semanas de su fallecimiento) podríamos enfocarnos en recordar al gran director William Friedkin por películas como El Exorcista, un clásico que sigue siendo parte de las bases del cine de terror moderno o lo mismo en el género policial con La Conexión Francesa.

Pero poco se habla de la época post 2000s del cineasta, una con pocos títulos pero que en su gran mayoría siguieron la línea repleta de temáticas oscuras y controversiales planteamientos que tanto caracterizan al director. En este caso vamos a reivindicar su última (y gran) polémica película: Killer Joe. Una cuasi parodia de la estupidez humana.

El plot ya de por si es bastante oscuro. La historia sigue a la familia Smith, principalmente a Chris (Emile Hirsch), un joven con pocas luces, en un intento desesperado por conseguir dinero tras una malentendido con unos criminales de la ciudad donde viven. Para eso se le ocurre la idea de contratar a alguien que pueda deshacerse de su madre con la que no tiene relación, y cobrar el seguro de vida.

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Es ahí donde entra en escena Joe Cooper (Matthew McConaughey), un agente de la policía que parecería trabajar muy por afuera de la ley. Es a él a quien recurren ya que, según varias fuentes, Killer Joe (como es conocido en la ciudad) es de manera encubierta un despiadado asesino a sueldo.

Su figura de hombre respetado con aspecto de cowboy moderno llena de misterio y sensualidad tiene mucha presencia en la película, en contraste con la torpeza no sólo de Chris, sino con el de la mayoría de la familia Smith. Una clara analogía de esto es el hecho de que el perro de la familia les ladra constantemente, a diferencia de cuando lo ve a Joe y se ve más dócil.

La ingenuidad de estos cuatro personajes que componen a la familia (el padre Ansel, la hija Dottie, el hijo Cris y la mujer de Ansel, Sharla) va creciendo junto a la estupidez de creer que saldrán de esta situación sanos y salvos. Pero también va creciendo el morbo de Joe, que al ver que el pago por su “servicio” no está muy claro y seguro, comienza a establecer unas reglas con la familia, y a decretar una garantía en caso de que todo salga mal.

Si hay un aspecto que siempre fue notable en la filmografía de Friedkin fue la eliminación de toda censura posible que se pueda aplicar en una película. Si hay que mostrar algo, se muestra. Sin filtros. Pero no por la simple perversión de hacerlo, sino por el hecho de que el director entiende que la corrección política en el cine no sirve. Es sólo una jugada marketinera para la taquilla, por eso a partir del comienzo de siglo comenzó a codearse con productoras relativamente chicas, que estén dispuestas a tomar el riesgo de mostrar algo que según la mayoría no debería ser mostrado.

Sin ir más lejos, la insinuante imagen unos renglones más abajo donde vemos al personaje interpretado por un espectacular Matthew McConaughey mirar a otra persona es un excelente ejemplo. Killer Joe genera incomodidad desde su falsa demostración de amabilidad, algo que se va perdiendo a medida que la cordura en este personaje se va diluyendo.

Y en cierta parte tiene razón, haber aceptado la propuesta de esta familia es una de las peores decisiones que podría haber tomado.

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