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Bonnie tenía 18 años cuando empezó a trabajar como prostituta. Ella lloró después de tener su primer cliente, pero un par de días después se hizo más fácil y usó el dinero para unas vacaciones en el caribe. Ahora, 20 años después, Bonnie es madre de tres hijos y vive en provincias. Trabaja en un burdel en el campo de Dinamarca. Está orgullosa de su profesión, trabajadora y obediente. Como resultado, los hombres están alineados en sus autos, afuera del burdel. Pero Bonnie está enferma y su cuerpo le dice que se detenga. A pesar de que trata de protegerse a sí misma de diferentes maneras, es decir, con una identidad falsa en el trabajo: Patricia. Entonces ella todavía es muy consciente de que su trabajo empeora su condición. "Dicen que la gente como yo separa la cabeza del cuerpo, pero no puedo hacer eso, mi cuerpo es parte de lo que soy" - explica Bonnie. Va a ser una lucha dolorosa para Bonnie, una lucha a vida o muerte.