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Rahmat, un vendedor de frutas de mediana edad de Kabul, llega a la provincia de Bengala para vender su mercancía. Se hace amigo de una pequeña niña bengalí llamada Mini que le recuerda a su propia hija en Afganistán. Se aloja en una pensión junto con sus compatriotas. Un día Rahmat recibe la noticia de la enfermedad de su hija a través de una carta de su país y decide irse a casa. Como tiene poco dinero, decide vender sus bienes a crédito para aumentar su negocio. Uno de sus clientes lo maltrata cuando lo fue a recoger el dinero. Durante la pelea, Rahmat advierte que no tolerará el abuso y apuñala al tipo cuando no detiene el abuso. En el tribunal, Rahmat declara la verdad de manera práctica. El juez, complacido con la honestidad de Rahmat, le impone 10 años de prisión rigurosa en lugar de la pena de muerte.