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Lev tiene 11 años y vive con su madre y su león de peluche desde hace un año, once meses y 35 minutos aquí en Alemania. Su padre, antes de dejar a la madre y al niño para siempre, le regaló a Lev un pequeño león de peluche llamado Lönik. El animal de peluche se ha convertido para el niño en su mejor amigo y confidente. Solo con él puede hablar de sus preocupaciones y angustias. Su madre, Masha, está tratando de ser una buena madre, a su manera: quiere evitarle la pobreza en la que creció y ofrecerle una buena educación. Ambos están a salvo en Europa y, de todos modos, los hombres alemanes a menudo buscan mujeres hermosas de Europa del Este. Así le dijo la tía de Masha: "Muchos de mis amigos han criado, de esta manera, a sus hijas correctamente". Como no sabe nada más en su vida que verse bien y complacer a los hombres, Masha no ve otra salida que casarse con un alemán rico, que pueda cuidar tanto de ella como de su hijo.
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