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El doctor Galipeau tiene un hermano, Emile, cuya esposa acaba de dar a luz a un niño y sueña con tener una casa. Acaba de examinar a Louis Martinet, un anciano que, según él, está en las últimas etapas. Por eso le aconseja a Emile que compre la casa de Martinet por una renta vitalicia. Desafortunadamente para los Galipeaos, no sólo Martinet se recupera sino que, mes tras mes, año tras año, ¡el "moribundo" también se muestra sano y salvo! Mientras que los codiciosos Galipeaos caen de la sartén al fuego...