Ochenta y tres horas para morir (1990)

Wayne Stracton, un criminal psicópata sin escrúpulos, secuestra a la adolescente Julie Burdock y la entierra en una pequeña caja con aire durante solo 83 horas. Le exige medio millón de dólares a su padre y le da las instrucciones más detalladas sobre cómo entregar el dinero. Mientras tanto, el FBI trata frenéticamente de localizar a Julie, sabiendo que el secuestrador no se preocupará por ella después de recibir el dinero y menos si no lo hace.