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Al francés Abel Tiffauges le gustan los niños y quiere protegerlos de los adultos. Falsamente sospechoso de abusador de niños, es reclutado como soldado en la Segunda Guerra Mundial, pero muy pronto es hecho prisionero de guerra. Después de servir brevemente en el pabellón de caza de Goerings, se convierte en el cuidador de perros en el castillo de Kaltenborn, un campo de entrenamiento de élite para niños alemanes. Completamente feliz de cuidar a estos niños, se convierte en un sirviente del nazismo, capturando niños de la zona como provisiones para el campamento.