¡Qué siga la danza! (1925)

El joven Tony, incapaz de ganarse la vida en el abarrotado y acelerado Londres, se va a Sudamérica en busca de fortuna. Pronto se convierte en el dueño de un salón y salón de baile. Una de las bailarinas en su lugar, Maxine, se enamora de él, pero Tony todavía está enamorado de su novia de la infancia, Una, aunque Una ahora es una "chica fiestera" en Londres y se ha olvidado de Tony. Sin embargo, Tony recibe una herencia inesperada, junto con un título, y regresa a Londres por Una. Aunque decepcionado con el estilo de vida actual de Una, le pide que se case con él a pesar de sus "indiscreciones". Sin embargo, la noche antes de casarse, Una le confiesa a Tony un profundo y oscuro secreto que podría cambiar sus vidas para siempre.