La fiebre de la danza (1925)

Lucille Dejean se entrega a su pasión por la danza en contra de los deseos de su marido, y mientras ella dedica su tiempo a practicar con Claude, su compañero de baile, él busca consuelo en una bella actriz que vive en la casa de al lado. Al enterarse del flirteo de Dejean, Lucille decide enfadarse y obligar a Claude, que sólo está interesado en ella por razones profesionales, a hacerse pasar por su amante. El resultado es una ruptura total entre marido y mujer. Para buscar el olvido, Dejean se embarca en un crucero a Egipto y se sorprende al encontrar a Lucille en el barco en compañía (así lo afirma) de Claude. Durante el viaje, Dejean y Lucille renuevan su romance roto y abandonan el barco juntos en Nápoles. Al regresar a casa, Lucille confiesa que Claude no era un pasajero del barco y que, de hecho, nunca fue más que su compañero de baile. A continuación se produce una reconciliación total.