La mujer marcada (1926)

En el puritano Boston, la costurera Hester Prynne es castigada por jugar en sábado, pero el amable ministro Arthur Dimmesdale se apiada de ella. Los dos se enamoran, pero su relación no puede ser: Hester ya está casada con Roger Prynne, un médico desaparecido desde hace siete años. Dimmesdale debe irse a Inglaterra; cuando regresa, encuentra a Hester embarazada de su hijo y el foco de la censura de la ciudad. En una ceremonia pública humillante, se ve obligada a ponerse la letra A escarlata, por adulterio, y usarla por el resto de su vida. Los padres de la iglesia alientan a Dimmesdale a exigir que Hester nombre a la persona con la que pecó.