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Ann Marvin, que está completamente desilusionada con la felicidad conyugal debido a la turbulencia en el matrimonio de su hermana Clara, conoce a Robert Collings, un minero de oro millonario, mientras visita el bufete de abogados de su cuñado Bertrand. Bertrand invita a Collings a cenar y, antes de su llegada, Clara organiza una batalla real por la compra de un vestido de Bertrand para Álvarez Guerra, quien también está invitado a cenar, y las dos mujeres finalmente llegan a las manos. Cuando Collings le propone matrimonio a Ann, ella se compromete ofreciéndose a trabajar como ama de casa por un salario (25.000 dólares al año); él acepta, acordando que cada uno será libre de asociarse con sus propios amigos. Cuando ella permanece indiferente a él, Collings despierta sus celos coqueteando con la señorita Guerra; ella responde teniendo un romance con De Witt. Sin embargo, la reconciliación de los Bertrand hace que los Collings se den cuenta de sentimientos genuinos el uno por el otro.