The Outcast (1934)

Cuando el taquillero se lleva todo el dinero que pertenece a una compañía de teatro itinerante, los promotores del espectáculo y los principales artistas, Bill Potter y Jim Truman, tienen que vender los activos del espectáculo a un teatro en Newcastle para pagar los actores. Les queda suficiente dinero para abrir un puesto de corredores de apuestas en Londres que aceptan apuestas en carreras de galgos. Los corredores de apuestas locales envían a un títere para que les dé información interna falsa y no pueden cubrir las pérdidas que acumulan usando las probabilidades incorrectas, y tienen que vender todo lo que poseen. Todo lo que queda es un cachorro de galgo que Bill determina que entrenará para las carreras y hará una fortuna. Y entonces, a Bill le empiezan a pasar cosas realmente malas, como tener que escapar de la cárcel, por un cargo falso, como parte de la basura que se lleva en el camión de la basura.