Versprich mir nichts! (1937)

Maler Martin Pratt, un artista, se niega a vender sus pinturas porque piensa que aún necesitan mejorar antes de ser exhibidas públicamente, pero su esposa Monika piensa diferente y las vende porque piensa que son buenas... y necesitan el dinero. Como solo firma una "M" en su trabajo, Monika no tiene dificultad en afirmar que ella es "M", pero los problemas llegan cuando le encargan hacer un gran mural y Maler se niega a ayudarla. Sin embargo, su espíritu creativo saca lo mejor de él y hace el mural que es ampliamente aclamado como una gran obra de arte. Felder, un marchante de arte, no está demasiado complacido con este giro de los acontecimientos, ya que le ha estado suplicando a Monika que se divorcie de su marido y se case con él.