Az ember néha téved (1938)

Anna Tokes consiente en un matrimonio sin amor con Gyula Csortos para salvar a su padre (Gyula Gozon) de ser encarcelado por sus acreedores. Su broche de compromiso es robado y, a través de una serie de sucesos húngaros plausibles, aparece en el apartamento del soltero Antal Pagel. Eventualmente, vuelve a Csortos, quien no cree en su explicación. Pero, habiendo conocido a Pagel, el final de un romance sin amor es solo el comienzo de uno real, y Anna no ha tenido que hacer ningún sacrificio para salvar a su padre.