Crimen sin castigo (1947)

Esta dramatización de un incidente real se abre en una tranquila ciudad de Connecticut donde un amable sacerdote es asesinado mientras espera en una esquina. Los ciudadanos están horrorizados y exigen acciones de la policía. Todos los testigos identifican a John Waldron, un forastero nervioso, como el asesino. Aunque Waldron niega vehementemente el crimen, nadie le creerá. El fiscal de distrito Henry Harvey es procesado y enfrenta oposición política en su intento de probar la inocencia de Waldron.