Padre Brown, detective (1954)

El detective aficionado, el padre Ignatius Brown, desafía a su obispo y decide transportar a Roma una reliquia sagrada de su iglesia, una cruz que una vez perteneció a San Agustín, en lugar de permitir que continúen los planes más elaborados. En el cruce del canal, sospecha de un compañero de viaje, el Sr. Dobson, quien rápidamente determina que no es el vendedor de automóviles que dice ser. Se hace amigo de otro sacerdote a quien confía, pero pronto se da cuenta de que sus sospechas deberían haber sido revertidas. El sacerdote falso es, de hecho, Gustave Flambeau, un ladrón de arte profesional y un experto en disfraces. Después de que se sale con la suya con la cruz, Brown se niega a trabajar con la policía e insiste en que quiere salvar el alma del hombre, no encarcelarlo. Con la ayuda de su amiga Lady Warren, el padre Brown le tiende una trampa a Flambeau, pero Brown se da cuenta de que su trabajo apenas comienza.