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En todo Estados Unidos, los distritos independientes de arte, música, negocios y cultura de muchas ciudades se han convertido en víctimas de la gentrificación. Pero, la (no) famosa 4th Avenue de Tucson ha logrado evitar la influencia corporativa y mantener su larga reputación eclécticamente inconformista constantemente a la sombra del enigma burocrático siempre inminente de la 'revitalización del centro'. ¿Cómo se las arregla un cuarto de milla de comerciantes, músicos, artistas y activistas forajidos para prosperar década tras década como uno de los centros culturales más exitosos de Tucson? ¿Pueden mantener viva su alma o es inevitable la desaparición de 4th Avenue para alimentar el apetito insaciable del interés corporativo, las relaciones costo-beneficio y las oportunidades doradas, como sucedió con su calle hermana, Mill Avenue en Tempe? O, ¿es eso exactamente lo que necesita 4th Avenue?