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Ma, de 73 años, y su buen compañero Cao alguna vez fueron fabricantes de ataúdes. Desde que el gobierno chino implementó la práctica de la cremación, la demanda de ataúdes se agotó, por lo que Ma pasa sus días con sus nietos. Cuando Ma regresa de pasar el festival de mediados de otoño con su hija y su familia, le dicen que Cao falleció y que su ataúd está enterrado en secreto en un campo de maíz junto a un lago. Más tarde, Ma afirma haber visto una grulla blanca junto al lago, pero ninguno de sus hijos le cree. A partir de entonces, Ma espera junto al lago todos los días y se convierte en el hazmerreír del vecindario. El nieto de Ma pregunta por qué está esperando a la grulla blanca, Ma dice: "Trabajé mucho para criar a tu padre, tío y tía, pero ahora quieren convertirme en un montón de cenizas. Quiero que me lleven al cielo". la grulla blanca". Al darse cuenta de que esto no es más que un sueño, sus pequeños nietos proponen inocentemente tomar el asunto en sus propias manos.