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Profundamente en conflicto acerca de su sexualidad y sus lapsos en la tentación,Aaron (Alex Crowther) toma una acción decisiva y se compromete a un retiro reparador que promete frenar sus impulsos.Alentando a su puñado de asistentes a "recuperar la masculinidad" a través de una variedad de sesiones y ejercicios,el grupo está presidido por John (Ryan Hollyman),que oscila entre la tierna placidez y la justa indignación mientras manipula sus cargos reprimidos.Hirviendo a fuego lento con resentimiento y autorreproche,Aaron no es apto para la subordinación.Con su tensión altamente calibrada,precisión formal y jugadores inescrutablemente inescrutables,El primer largometraje psicológicamente rico de Andrew Stanley es una exploración fascinante de los límites de la capacidad de uno para cambiar verdaderamente.Mientras nos quedamos para ver a Aaron (imbuido de una inquietante sensación de fatalidad por parte de Crowther) se desenreda a través de tomas inmaculadamente enmarcadas y tomas largas (todas capturadas por Jeremy Cox,uno de los directores de fotografía más destacados de Vancouver),Stanley demuestra una mano segura como director.Aunque íntima en escala,Esta es una narración innegablemente devastadora.