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Éric Escoffier es un alpinista francés nacido el 9 de agosto de 1960 en L'Arbresle en Francia y muerto en las montañas, en Broad Peak, el 29 de julio de 1998 en Pakistán. En 1984, realizó una carrera invernal en la cara norte de las Grandes Jorasses. En septiembre de 1987,fue víctima de un accidente automovilístico en las gargantas de Arly en Haute-Savoie y quedó hemipléjico en un 35% del lado izquierdo.Sin embargo,a fuerza de coraje y reeducación,vuelve a partir para atacar el Himalaya.Escoffier inventaba constantemente nuevos desafíos: alinear las cumbres,participando en el rally de Mónaco,vuelo en ala delta o parapente,practicando escalada libre en solitario...En 1985,entre algunas de sus muchas hazañas,logró superar los tres ocho mil metros en el Himalaya,Gasherbrum 2 (8,035 metros) Pico Escondido (8,068 metros) y K2 (estreno francés,8,611 metros).Dos años después,un terrible accidente automovilístico lo detiene en seco...no importa,el rehabilita,frente a un médico atónito que se pregunta si este tipo que hace todo a toda velocidad también se recuperará más rápido que los demás de sus heridas.Aunque se retengan otros accidentes: caídas en parapentes,otro en una grieta del Mont Blanc.Escoffier avanza,Escoffier desenrolla,Escoffier se pregunta igualmente si no se está perdiendo algo yendo a esa velocidad."Toca todo,diviértete con la montaña lanzándote desafíos locos y además sin preparación simplificada”,lanza el comentarista del documental un poco provocativo,quien destaca esta frase del montañero,que se parece tanto a él: "Es mejor vivir poco tiempo como un león que 150 años como una oveja. Eric y su compañía de cuerdas Pascale Bessière desaparecieron mientras intentaban ascender al Broad Peak el 29 de julio de 1998. Un alpinista polaco, Piotr Pustelnik, los había visto por última vez en la arista de la cumbre mientras soplaba un viento muy fuerte. El día anterior habían pasado la noche sin equipo de vivac en un agujero de nieve excavado a 7.700 metros, bajo el paso que conduce a la rampa de cumbre. "Nada es imposible", le gustaba repetir a Eric Escoffier a cualquiera que quisiera oírlo.