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La negación de la maternidad en Mamífera (2024), de Liliana Torres

Dentro de todas esas películas que nos resistimos a visitar por alguna razón no demasiado concreta, siguiendo un impulso abstracto que surge de algún lugar desconocido, un día cualquiera decidimos darle la oportunidad a la menos esperada. Mamífera (2024) llegó a Filmin hace no demasiado tiempo, pero el suficiente como para haber tenido la oportunidad de verla desde su estreno en el pasado mes de abril. Y bendito momento en el que lo hice.

Liliana Torres orquesta un ejercicio brillante, de principio a fin. Se nota que no es su primera película. Su mirada se posa con honestidad frente al relato, y dirige desde la palabra y también desde la acción, desde el movimiento, a dos intérpretes que encarnan el conflicto dramático a la perfección.

Estreno mundial de 'Mamífera', participada por RTVE,

Graduada en dirección por la ESCAC de Barcelona, Torres trabaja a partir de los principios de la autoficción, género que nació en el entorno literario pero desde hace ya un tiempo lo vemos crecer tanto en el terreno dramático como en el cinematográfico. El relato propio, lo biográfico, ha estado presente en otros trabajos de la directora, como Family Tour o ¿Qué hicimos mal?. En este primero, el personaje dramático rompe con toda ficción y es la propia familia de Liliana Torres quien se interpreta a sí misma delante de la cámara. Las barreras entre los hechos factuales y los ficticios se desdibujan, como también lo hacen los límites de la identificación entre quien crea y quién es creado; el personaje y su autor. El segundo trabajo —¿Qué hicimos mal?— deambula entre lo ficticio y lo documental, y es la propia directora quien se sitúa en la mitad del conflicto con el objetivo de analizar su pasado con cuatro ex parejas, profundizar en los sucesos que llevaron en cada caso a la ruptura, tal y como intuye el espectador por el título de la obra.

A través de Mamífera (2024), Torres se enfrenta directamente a la ficción, Con el coraje y la valentía de quien intenta responderse preguntas que aún no tienen respuesta. Pero lo haces sin abandonar su habitual metodología, la verdad. Para desarrollar el conflicto y estructurar el argumento, la directora ha contado que durante el proceso fue recabando testimonios de muchas mujeres, así como de profesionales de la salud.

¿Qué se esconde detrás de la decisión de no querer tener hijos?

¿De dónde surge la necesidad de quererlos?

¿Cuánto de imposición cultural, familiar y social hay en la decisión de tenerlos?

¿Qué le sucede a las mujeres que deciden finalmente no tenerlos?

¿Cuál es el estigma, la presión, lo que conlleva tomar esta decisión?

Todas estas preguntas revolotean alrededor del último trabajo de Liliana Torres, una comedia dramática en la que María Rodríguez Soto y Enric Auquer encarnan a Lola y Bruno, una pareja que a sus cuarenta años parece ser firme en su decisión de no traer hijos a este mundo.

No ser madre: por qué está destigmatizado y cómo afecta

«No ser madre no ha sido un dogma monolítico en mi vida. Según me he ido haciendo mayor, las dudas cada vez estaban más presentes: las revisas cuando encuentras pareja, cuando alcanzas cierta edad. Creo que da igual en qué país o cultura pase. Tomar esa decisión te condena a estar bajo continua sospecha. Esa falla que la sociedad arroja sobre ti también te la lanzas sobre ti misma. Te autoexaminas e investigas para encontrar respuestas» (Liliana Torres)

A pesar de la ficción, el relato propio busca incansablemente su lugar en la obra de la directora. Partiendo de un conflicto que ha sido propio, cuenta en varias entrevistas que la presión por la maternidad ha estado presente a lo largo de su carrera, tratando de buscar señales para reafirmarse en su decisión, tal y como le sucede a Lola. El contexto social y la presión externa por seguir el camino pautado conduce a la protagonista de esta historia a un callejón que parece sin salida cuando de la noche a la mañana descubre que está embarazada. Su grupo de amigas comparte el deseo común de ser madres, una necesidad imperiosa que parece vital para completarse como personas. A pesar de no ser la única que no tiene hijos, sí que parece ser la única que no los quiere, posicionándose en la disidencia, en lo antagónico del deseo común.

Pero cuando el embarazo no esperado llega a sus vidas, tanto Lola como Bruno comienzan a plantearse cuál es el camino correcto. Llegan también las comparaciones, los miedos y los intereses individuales frente a los que previamente se tenían como pareja. A través de esta historia, Liliana Torres hace una denuncia no solo la presión sino también a la conducta institucional frente a la negación de la maternidad, subrayando que no es más que otra forma de presión disfrazada de ayuda. El centro médico obliga en todos los casos a meditar la decisión por tres días, independientemente de la casuística de cada una de las parejas que acuden con la decisión de abortar.

Mamífera – D'A

En este túnel sin salida, Torres decide jugar con el material plástico y artístico para representar la agonía y la desazón que la protagonista atraviesa en los tres largos días de decisión. Aprovechando el oficio de Lola, una artista de collage que se dedica a dar clase de arte en la universidad, las pesadillas de la protagonista se retratan en la pantalla como una gran suma de recortes e ilustraciones imposibles. La directora juega a la fantasía, mediante unos códigos muy cercanos a la animación, tratando de apelar a las partes más sensoriales del espectador.

La película española en Filmin que desafía las normas sociales con una  crítica a la maternidad
Crítica: Mamífera: El deseo de no ser madre – Filmtopia

Toda la intención cómica que surge de un guión fino y medido, nada descriptivo y alejándose de la espectacularización del dolor y del drama, se va desdibujando a medida que la decisión va siendo cada vez más firme. La unión y la cercanía que desborda de la pareja al inico va desapareciendo fotograma a fotograma. A pesar de que no se hace patente la “cuenta atrás” que atraviesan los protagonistas, el espectador tiene presente la urgencia. La honestidad se recibe no tanto a través de la palabra, sino de su sentir, de la mirada, de la acción. Y algo que parece tan propio y tan personal como la decisión de no ser madre, acaba arrastrando a Lola a cuestionarse gran parte de su existencia. De forma muy acertada, Liliana Torres no convierte a la protagonista en una abanderada de su decisión, no responsable hace responsable de educar al prójimo y enseñarle cuál es la vía correcta. Le cede su conflicto, el mismo que la directora ha atravesado en su pasado, y deja que sea ella quien descubre en su camino. Es así como el miedo y la duda se vuelven un características constituyentes del personaje, haciendo que en esa pérdida todas aquellas que podemos pasar por lo mismo, empaticemos con algún instante de su relato. Mamífera (2024) - Filmaffinity

La directora ha confesado que en su propio proceso hubo dos obras que le ayudaron a ser firme en su decisión, El segundo sexo, de Simone de Beavouir y Maternidad, de Sheila Heti: «me encantó que escribiera sobre la duda, el único territorio que me interesa leer sobre la maternidad».

La decisión de orquestar el final del argumento de esta manera, con la ruptura de la pareja por un conflicto de intereses propios, hace que se profundice en conflicto, adquiriendo el peso que tiene para muchas mujeres una decisión así. Todas las cuestiones que apuntábamos al inicio del artículo siguen aún sin respuesta. Lo más probable es que a pesar de todo, Lola todavía no sea capaz de contestarlas por sí misma.

Mamífera

«Quiero contribuir a desestigmatizar la no-maternidad explicando desde dentro algunos de los motivos que pueden conducir a ella. Y también me gustaría que este proyecto sirviera de espejo para otras mujeres que han decidido no ser madres y que se sienten solas e incomprendidas. Mi deseo es que esta película no sea para reivindicar una opción de mujer frente a otra, sino para tejer redes de comprensión entre todos los modelos posibles» (Liliana Torres)

Mamífera (2024) ha sido premiada en el festival South by Southwest de Austin (Texas) a la mejor interpretación femenina para María Rodríguez Soto.

Nahia Sillero.

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