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Carol: La fragilidad de una mirada

Dado que estamos ya en época navideña, me he dispuesto a revisionar algunas películas para escribir sobre ellas y, así, contribuir de alguna manera a alimentar el espíritu navideño. Llevaba tiempo queriendo volver a ver Carol (2015) de Todd Haynes, ya que llevaba sin verla desde el año en que se estrenó. Hay películas a las que, ni yo teniéndolo claro, me cuesta volver pese a que en su momento me fascinaran. Es lo que ha pasado, de cierta manera, con Carol (2015), que, a decir verdad, me ha conmovido y entusiasmado incluso más que hace nueve años.

Quizás, por lo sumamente conmovedora que es esta cinta, me he resistido a volver a verla, queriendo casi inconscientemente sucumbir a cierto acto de masoquismo cinematográfico. Mi relación con el melodrama es bastante peculiar y de muchas idas y venidas, aunque, para bien o para mal, es un género que nunca me deja indiferente. Y creo, además, que con lo poco que he aprendido de cine con el paso de los años, he sabido apreciarlo cada vez más y ver las máximas virtudes que alberga.

Trailer de Carol (2015), de Todd Haynes.

Está fuera de toda duda que Todd Haynes ha sido uno de los grandes exponentes del género en el cine de Hollywood, siendo junto a Almodóvar los dos grandes maestros contemporáneos del mismo. Entraremos más en detalle en los porqués que hacen que Carol (2015) sea una obra maestra de este siglo, pero una de ellas, al menos para mí, es cómo está construida desde una pasmosa ligereza. A veces, asociamos el melodrama con grandes estridencias y con tonos extralimitados, pero hay muchos otros melodramas que juegan con otros recursos, viéndose casi como la otra cara de la moneda de esa visión bastante vaga y generalista que acabo de hacer sobre la concepción del melodrama.

Carol (2015) es una adaptación de la novela homónima de la escritora estadounidense Patricia Highsmith; un romance entre dos mujeres en los Estados Unidos de mediados de los cincuenta del siglo pasado. La película vio la luz por primera vez durante el Festival de Cine de Cannes, siendo la película más aclamada de aquella edición. Pese a que consiguió una de las mayores notas de la historia por parte de la crítica, la cinta de Haynes no fue muy valorada por el jurado de aquel año, en el que acabó alzándose con la Palma de Oro Dheepan (2015), de Jacques Audiard.

La película está protagonizada por las increíbles Cate Blanchett y Rooney Mara, con la presencia también de actores como Sarah Paulson, Kyle Chandler o John Magaro, entre muchos otros. Carol (2015) está disponible para su visionado en España en las plataformas de streaming de Prime Video y Movistar+. Desconozco dónde se encuentra disponible en las distintas regiones de Latinoamérica, por lo que, si alguien sabe dónde se puede encontrar, le agradecería que lo dejase en la caja de comentarios; así, si a cualquiera que no la haya visto y está leyendo esto le entran ganas de verla, fácilmente le podemos hacer el gran regalo de disfrutar de una película tan maravillosa como esta.

Cuando todo habla por sí solo

El cine actual, a pesar de que estamos en una época donde estamos sobresaturados visualmente con las redes sociales, ha tendido a teatralizar en cierta medida sus construcciones narrativas en el mejor de los casos, o a simplemente prostituir la imagen volviéndola algo totalmente vacuo. Es por ello que sorprenden propuestas como Carol (2015), donde todo está concebido desde un formalismo y un tempo muy sostenido. Haynes hace que las imágenes cobren un significado y peso por sí mismas, del mismo modo que lo hace el personaje de Therese Belivet en la película. Cuando eso pasa y lo que tenemos son imágenes de peso capaces de sobrecoger al espectador, experimentamos (gracias al arte del montaje) el cine en su mayor plenitud; es decir, aquel que consigue que en todo momento la imagen sea lo que prevalezca.

Rooney Mara en Carol (2015), de Todd Haynes.

El vanguardismo del siglo pasado se ve constatado en esta película de Haynes, que tiene anchura de ser una gran sinfonía audiovisual. Toda esa sofisticación que vimos del Hollywood de mediados del siglo XX se ve en toda su dimensión en Carol (2015), permitiendo al espectador sentir la película, y no simplemente visionarla. La plasticidad de las imágenes, inspiradas en la obra artística de Saul Leiter, es de una belleza inconmensurable y de una elegancia encomiable por parte del director de fotografía del filme, Edward Lachman. El cómo se juega continuamente con las texturas y los cromatismos para expresar tanto de la pasión desbordada que se ve en pantalla, y ese uso de la luz que vemos, hacen de Carol (2015) una de las películas con la dirección de fotografía más hermosa de estos últimos años.

Cate y Rooney

Ayer, escuchaba a Albert Serra decir que lo más difícil en el cine es la dirección de actores. Indudablemente, es algo que muchas veces se pasa por alto y no se le da la suficiente importancia a la hora de analizar una película. En este caso, Haynes parte con una gran ventaja de primeras, al contar con dos tótems que todo lo que tocan lo convierten en oro. Probablemente, con Cate Blanchett estemos ante una de las mejores actrices de todos los tiempos, y con Rooney Mara, con una de las mejores actrices de su generación. Cierto es que nadie te asegura que en películas así donde la química es especialmente crucial, dos actrices, por muy buenas que sean, lleguen a conectar en pantalla.

Cate Blanchett y Rooney Mara en Carol (2015), de Todd Haynes.

No obstante, este sí es el caso que vemos en Carol (2015), donde es un placer absoluto poder ver a estas dos actrices en acción. Toda la fragilidad que vemos a través de sus personajes consigue que la película nos hable directamente como espectadores; que todo lo que se ha cimentado a nivel formal alcance el último cometido de conmover. Y con esto no quito crédito a Haynes en este sentido, quien siempre parece elevar a los actores con los que trabaja, por muy reputados y consagrados que estos sean.

El irrefrenable llanto

Aunque no me haya leído la novela de Patricia Highsmith (más pronto que tarde caerá), puedo percibir que hay un gran tratamiento por parte de Haynes a la hora de adaptar esta historia de amor imposible. No solo se limita a desarrollar una historia que funcione y que contenga personajes complejos y de interés para el público, sino que también sabe ilustrar una época en concreto de Norteamérica. Hay muchos detalles que enriquecen en ese sentido a la propia película y que ayudan a que uno se meta de lleno en ella.

Cate Blanchett en Carol (2015), de Todd Haynes.

Y es desde ese contexto social donde también se entiende el devenir de ellas dos. Hay un momento donde el personaje de Therese le pregunta al de Carol si siempre la gente se enamora de aquellas cosas que no pueden tener, a lo que ella le contesta: Siempre. Siento que las más grandes historias de amor son aquellas, las que no están cimentadas desde una realidad, sino desde un imposible. La belleza y el irrefrenable llanto solo las alcanzan un selecto grupo de películas que consiguen hacer, valga la redundancia, lo imposible. Es lo que pasa con Carol (2015), que por muy distante que nos pueda hacer sentir la realidad del propio latir, consigue que todavía alberguemos un inevitable halo de esperanza. Es una película que, en resumidas cuentas, está dirigida a todos aquellos románticos empedernidos que, pese a todo, les es inevitable no volver a creer en el mayor de los amores. Uno de los grandes melodramas de nuestro tiempo.

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