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BATMAN Y ROBIN, UN CLASICO PARA MUCHOS OLVIDABLE, PERO QUE SE CONVIRTIÓ EN EL PERFECTO PLACER CULPOSO

Decidí escribir en esta categoría porque me pareció un poco jocoso y divertido explorar esa parte poco seria que a veces todos tenemos como cinéfilos, después de todo, una película ridícula puede llegar a convertirse en algo muy disfrutable con el paso del tiempo.

Corrian los años 90s, la que había empezado como una prometedora saga de Batman teniendo dos maravillosas primeras películas, Batman de 1989 y Batman Regresa de 1992, lideradas por la dupla Tim Burton y Michael Keaton, veía como, lo que empezó bien iba a terminar de una manera muy olvidable para la gran mayoría.

Sucedió que para Batman Forever, la tercera entrega de aquella saga, hubo un cambio de enfoque exigido por los ejecutivos de Warner, quienes pidieron hacer a Batman más colorido por motivos de mercadeo, razón por la cual hubo un cambio de director y de protagonista, Burton pasaría a ser productor, Joel Schumacher se sentaría en la silla del director y la capa se la pondría Val Kilmer; para la cuarta entrega, Batman & Robin, el estudio pidió aún más comedia y color, que fuera más infantil, lo que provocó que Burton decidiera saltar del barco de manera definitiva, la capa volvería a cambiar de dueño producto de conflictos entre el protagonista anterior y el director, y sería George Clooney el ultimo de aquella malograda saga de Batman en ponerse el traje.

Pero ¿por qué Batman & Robin puede ser el perfecto placer culposo?

Para empezar, se trata de Batman, un de superheroes más queridos de la historia, seguido de que aunque a muchos no les parezca, es una película que, aunque tuvo un espantoso paso por las salas de cine en su momento, no envejeció del todo mal, y es que aunque tiene elementos bastante ridículos y olvidables como la bati tarjeta de crédito o los pezones en los trajes, el plano detalle de los traseros cuando se ponen los trajes, un Bane sin concepto alguno convertido básicamente en un orangutan, y un Mr. Freeze casi sin desarrollo; todo eso convirtió una película con potencial en olvidable.

Pero es precisamente ese tono jocoso y ridículo lo que extrañamente le da la razón de ser a la película; muchos dirán que es imposible, pero tiene lógica y voy a explicar por qué: para quienes no lo recuerdan, en los años 60s existió una serie de Batman colorida y psicodélica protagonizada por el actor Adam West, que en su momento fue el producto que salvó a Batman de desaparecer, pues bien, esta película, fue un intento de Joel Schumacher por hacer una version noventera de aquel Batman, ayudada de un tremendo diseño de producción y de vestuario (salvo los pezones), el concepto de los escenarios es grandioso, la película en términos visuales realmente parece sacada del comic, lastima que fue malogrado todo el potencial que tenia la saga de Batman los 90s.

Esta es una película que uno sabe que es mala, pero por alguna razon que uno no puede explicar, es agradable, disfrutable, y además lo ridícula que es la hace divertida, y eso hace que a pesar de lo deficiente que es, uno sienta que puede ser buena, y que sea un perfecto placer culposo.

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