Existen numerosas historias de amor icónicas en el imaginario colectivo. Muchas provienen de la pluma de grandes escritores como William Shakespeare, Emily Bronte o Jean Austen, las cuales fueron adaptadas de forma iterativa en el cine. Pero en nuestra historia nacional hay una que aparte de haber ocurrido, es tal vez más impactante que muchas escritas. Es la historia de amor entre el cura Ladislao Gutiérrez y Camila O’Gorman.
Era una idea recurrente en el cine argentino adaptar la historia, pero por mucho tiempo estuvo maldita: muchos directores intentaron realizarla y la negativa del INCAA era persistente; nadie quería problemas con la Iglesia. Pero siempre hay un momento indicado para cada cosa, y cuando la Última Dictadura argentina comenzaba a perder poder en el 82 —y consigo la Iglesia católica— Bemberg decidió realizarla sin pedir permiso a nadie; simplemente sacó un aviso y comenzó a producirla.
Camila comenzó a filmarse el primer día de la democracia, el 10 de diciembre de 1983. El elenco estaba compuesto por grandes nombres del cine nacional (Hector Alterio, Juan Leyrado) y otros más desconocidos (Susú Pecoraro).
Finalmente, fue estrenada un 17 de mayo de 1984 y la película estalló tanto de reconocimiento como de taquilla. Tuvo un total de más de dos millones y medio de espectadores y Susu Pecoraro ganó el premio a Mejor actriz en el 24 Festival de Karlovy Vary 1984. Pero sobre todo fue nominada nada más ni nada menos que a los Oscar, y si bien no lo ganó, estuvo en lo más alto de aquellos años.
Basada en hechos reales
Camila O’Gorman nació en Buenos Aires un 9 de julio de 1828, hija de un francés de ascendencia irlandesa, Adolfo O’Gorman y de Joaquina Ximena Pintos. Fue la quinta de los seis hijos del matrimonio. Ladislao Gutiérrez nació en Tucumán en 1824 y quedó huérfano de muy chico, tras lo cual fue criado por los jesuitas, quienes lo convirtieron en sacerdote de joven. Su tío era en 1846 el gobernador de Tucumán, que también era aliado de Rosas. Así, lo envió a su sobrino a Buenos Aires con algunas cartas de recomendación, y este se incorporó a la parroquia del Socorro.
Era a ese lugar que Camila asistía para realizar sus oraciones y confesiones, mientras que su hermano, Eduardo, también cura, invitaba a Ladislao a las tertulias familiares. Fue así que poco a poco se fue tendiendo una relación amorosa entre ambos, que cuando salió a la luz causó un enorme revuelo.
Los historiadores solían documentar esta historia como la de un sacerdote que corrompía a una niña, pero Bemberg, afín a su pensamiento feminista, la retrató como una mujer que podía ser deseosa y que seducía al sacerdote.
El reflejo fiel de una época
El cine de época no fue muy frecuentado en el cine argentino, y en este caso la representación fue llevada a cabo de manera detallada y fiel. Para ello Bemberg trabajó codo a codo con la escenógrafa Graciela Galán, como cuenta Lita Stantic, y se sirvió de muchos elementos de época otorgados por el Museo de Luján.
La divisa punzó, la cinta roja usada por los seguidores Rosas; las vestimentas especialmente confeccionadas, las decoraciones de los espacios y las ubicaciones buscadas por el equipo de producción confluyen en reflejar lo más dedicadamente posible el año 1848. Todo lo que rodea a la Iglesia fue filmado en la iglesia Nuestra señora de Pilar, ya que no sólo preservaba bien la arquitectura de la época, sino que fue la única que aceptó ser una locación para la película, dada la naturaleza controversial para la Iglesia.
Dictadura, feminismo, rosismo
No es ninguna casualidad que Camila fuera estrenada llegado el fin de la Última Dictadura en Argentina. Aunque la película transcurra en el siglo XIX cuenta con múltiples subtextos que se pueden leer también como una crítica a lo sucedido en los años previos.
El gobierno de Juan Manuel de Rosas fue uno de carácter autoritario. Todos sus seguidores debían usar la divisá punzó y se debía tener cuidado con cómo se actuaba. En ese sentido, la advertencia a Camila, cuando esta llevaba un libro de la biblioteca, es también acorde al régimen perpetrado por la Junta Militar; había libros prohibidos.
Que el librero fuera asesinado por sospechas de estar en contra del régimen también es un signo que refiere al Proceso, ya que se perseguían a gente que podía ser afín a ideas “subversivas” como se las llamaba, y en muchos casos eran gente relacionada a las artes que seguramente no tuvieran nada que ver con ideas políticas.
En este clima la figura de Rosas nunca aparece físicamente, pero aun así es omnipresente. Aparece en retratos, en cartas, en los diálogos de la gente. El rojo, que refiere a su gobierno, también se encuentra desplegado en las vestimentas de su ejército. Es de alguna forma el Gran Hermano de la Buenos Aires decimonónica. Curiosamente el film fue estrenado en 1984, año retratado en la novela distópica de George Orwell.
En este sentido, el accionar de Camila está movilizado no solo por lo romántico, sino también por lo político. Es la única de su familia que se muestra en contra del gobierno de Rosas cuando dice que ninguna violencia está justificada, algo que enfurece al padre.
Camila y Ladislao, representan cada uno el libre pensamiento, la libertad y la ruptura de estructuras que en aquel momento eran sagradas e intocables, como la familia y la iglesia. Que alguien de la alta sociedad huyera con un sacerdote representaba para Rosas algo inconcebible; debía actuar con mano dura para que esas ideas de rebelión no se esparciera por su gobierno; de ahí la sangrienta ejecución, aun cuando Camila estuviera embarazada.
Un final contundente
El indicio del amorío entre Camila y Ladislao comienza en la película al mismo tiempo que se muestra un foreshadowing del final de ambos. Los dos se conocen como luego mueren, Camila con los ojos tapados en un juego de tertulia.
La frase final, ya ambos muertos, no convencía mucho a Bemberg. Según Stantic, pensaba que podía ser algo efectista, de golpe bajo. Y si bien Bemberg se negaba y años más tarde renegaba de esa decisión,la terminó dejando, un diálogo que le suma una emocionalidad aún más impactante a la obra.
“¿Estás ahí, Ladislao?”. “A tu lado, Camila”.
Nota por Alex Dan Leibovich | Periodista | Redactor en Clarín, Peliplat y Erramundos.
Publicado el 24 de julio del 2024, 4.49 PM | UTC-GMT -3.
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