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El cine de Cuba - Parte 1 - Cerca de la Revolución

Náufragos y navegantes – Nota 12

Nuestro viaje por el cine de Latinoamérica nos lleva ahora a un sitio clave para terminar de entender la dinámica de los sucesos históricos en esta región. Es probable que muchos de los acontecimientos ya señalados en artículos anteriores, en particular lo sucedido con el intervencionismo norteamericano en Centroamérica y el Caribe, se pueda leer como una respuesta a la Revolución cubana, la primera comunista en el continente. El cine, como siempre, dio cuenta de todo esto.

Es tanto lo que se puede decir de Cuba y el Cine que me tomaré dos artículos para hacerlo. En este primero el foco estará puesto en el triunfo de la Revolución y el extraordinario cine que produjo en su primera década, en el segundo seguiremos con la historia de Cuba y su cine desde los años ´70 hasta este complicado presente.

A veces parece que todo se reduce a ese momento bisagra del año ´59 en el que se confirmó el triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro. Lo primero que hay que decir es que ese momento, sucedido en el primer día de ese año, no está aislado de otros, y que este proceso se inició mucho antes, allá por el ´53, y solo terminó de institucionalizarse en aquel día.

Es cierto que el cine cubano empezó a hacerse fuerte a partir de ese año, iniciando su era dorada, y que en su riqueza se pueden encontrar exponentes que cuestionaron ciertos aspectos de esta Revolución, pero también es cierto que el cine cubano tiene una historia preexistente, y ciertamente menor, que también hay que señalar.

Se rodaron unas ochenta películas en Cuba desde la llegada del cinematógrafo de los Lumiere, 1897, hasta ese primero de Enero del ´59. En su mayoría eran melodramas. Entre los directores de ese primer cine se destacó René Cardona, que pronto se iría a Hollywood y sería el responsable de la primera película sonora latinoamericana, Sombras habaneras (1929) de la que muy poco se sabe y que ni siquiera figura en sitios importantes como Filmaffinity. Posteriormente Cardona continuaría su carrera en México, rodando allí 99 películas (algunas bastante malas) entre 1942 y 1988. Entre las más conocidas está la primera que se hizo sobre la tragedia de los rugbiers uruguayos, Sobrevivientes de los Andes (1976).

El cine cubano cubrió de manera inmediata el proceso previo y posterior a la Revolución, pero, como suelo hacer, empezaré mencionando algunos exponentes del cine internacional que se ocupó del tema, teniendo como faro a una de las mejores películas de todos los tiempos, El padrino 2 (1974), cuyo brillante análisis de la realidad cubana previa a la Revolución debería ser tenido muy en cuenta.

Cuba pre-revolucionaria en El Padrino II

La figura del argentino Ernesto Che Guevara ha sido abordada por innumerables producciones internacionales a lo largo de la historia del cine, algunas de ellas (pocas) han sido notables, otras interesantes, y varias vergonzosas. Dejando de la lado todo el cine cubano sobre el tema, aun queda mucho material que se encuadra en cualquiera de esos tres grupos.

Sólo señalaré algunos ejemplos de cada uno, empezando por el tercero, que tiene a la fallida y reduccionista Hasta la victoria siempre (1997), producción argentina dirigida por Aníbal Di Salvo en el marco de los 30 años de su fallecimiento. Pero la “reina” de la películas vergonzosas sobre Guevara es y será Che! (1969) de Richard Fleischer. Un título que bien podría ser parte del desafío Peliplat de este mes sobre películas que terminan siendo buenas de tan malas. Aquí el Che, interpretado por Omar Shariff, es una suerte de villano de spaghetti western, conformando un barbárico dúo con el Fidel interpretado nada menos que por Jack Palance.

En el segundo grupo podríamos ubicar a muchos documentales, solo señalaré Che, un hombre nuevo (2010) de Tristán Bauer, quizás el más prolijo y completo para asomarse a su figura. Dejo para el final los largometrajes de ficción más conocidos, como Diarios de motocicleta (2005), de Walter Salles y, sobre todo, y quizás contra todo pronóstico, la dupla Che, el argentino y Che, guerrilla, dirigidas en el 2008 por el norteamericano Steven Soderbergh, cuya acción comienza cuando termina la del film de Salles. Por un lado se puede destacar su eficacia, también habría que ver por qué ya ha dejado de ser una figura tan incómoda para Estados Unidos.

Yendo ahora sí al cine producido en la isla, es notable en cantidad y calidad, en particular el realizado en la década del ´60. Señalaré tres películas de ese período de estructura episódica, empezando por el que probablemente sea el director de cine más importante de la historia cubana, Tomás Gutiérrez Alea, responsable de la urgente Historias de la Revolución (1960). Fue el primer largometraje de ficción realizado por el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, creado apenas unos meses después del triunfo. Estructurada en tres historias independientes, en la primera una pareja debe esconder a un militante que lucha contra la dictadura de Batista, sin coincidir en cuál es la mejor decisión a tomar, la segunda está situada en la Sierra Maestra, y también plantea un conflicto de conciencia con un grupo de rebeldes acorralados por el ejército que permanece inmóvil para no abandonar a un compañero herido. La tercera historia reconstruye la batalla de Santa Clara, en Diciembre del ´58, que provocó la caída de Batista. Varias cosas se destacan en este film, que a pesar de las urgencias iniciáticas parece haber sido realizado con mucho oficio. Lejos de cualquier idea de film de propaganda, nunca llega a demonizar al enemigo ni a glorificar el heroísmo revolucionario.

Historias de la Revolución (1960)

Soy Cuba (1964) del director soviético Mikhail Kalotozov, también está estructurada en episodios, 4 en este caso, que conforman una cronología de los caminos que llevaron a la Revolución. El primero de ellos muestra a una mujer seducida por un turista norteamericano en los suburbios de La Habana, el segundo, la brutal desigualdad en el trato de un patrón a un campesino, el tercero, la represión a estudiantes universitarios, y el cuarto la lucha armada en Sierra Maestra. El proyecto se inició unas semanas después de la crisis de los misiles del año 62, y el resultado no tuvo mucha aceptación ni en el público cubano ni en el soviético, una injusticia que hizo que pronto pasara al olvido, siendo rescatado en los años ´90 por Martin Scorsese y Francis Ford Cóppola. Estos directores quedaron deslumbrados con la extraordinaria pericia técnica de Kalotozov y su equipo, que ya se había destacado unos años antes con la extraordinaria Pasaron las grullas (1958). Lo cierto es que el trabajo de cámara es prodigioso, con algunos movimientos que parecen imposibles y largos planos secuencia de compleja realización.

Soy Cuba (1964) y su extraordinaria fotografía

Lucía (1968), del otro director importante en la historia cubana, Humberto Solás, está en sintonía con los dos títulos mencionados previamente. Está estructurada en tres partes, enmarcadas en momentos históricos significativos para la historia cubana, el primero en la guerra de la independencia, el segundo en la década del ´30 y el tercero en su presente de los años ´60. Todos los episodios tienen en común a una protagonista femenina, llamada Lucía, aunque no se relacionan entre sí. Se trata de una de las películas más prestigiosas de la historia del cine cubano, lugar que ocupa junto a otra película que analizaré al inicio del siguiente artículo. El viaje por Cuba continúa.

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