Esta semana se estrena la esperadísima Twisters, protagonizada por dos de los nuevos rostros de Hollywood: Glen Powell quien viene de conquistarnos en Hit Man y Daisy Edgar-Jones, alumna de Normal People. Pero Edgar-Jones no es lo único bueno que nos dejó la serie de la BBC y Hulu, de hecho, Normal People es una de las mejores series en la historia de la televisión, al menos en los años más recientes.
Aprovechando la ocasión, aunque cualquier momento es perfecto para hablar de ella, vamos a adentrarnos en todos los elementos que se conjugaron para hacer de Normal People una gran serie.
Normal People es una gran adaptación
Cuando una serie o película está basada en un libro, si se conoce el contenido del material original es más difícil apreciarla. No solo esperamos que funcione como producto audiovisual, también queremos que funcione como adaptación, en especial si hay buen material de origen. Lo típico es que como adaptación no cumpla con las expectativas, aún cuando el resultado sea una buena película o serie. Sin embargo, ese no es el caso con Normal People.
Es difícil hablar de algo desde un punto de vista no personal cuando se ha conectado tanto con ello, como es mi caso con esta historia. En su momento, cuando leí el libro (a comienzos de la pandemia, cuando tuve más tiempo libre del que jamás había querido), me encantó. Y a día de hoy sigue siendo uno de mis libros favoritos.
Sally Rooney, la autora, nos adentra en la historia de Connell y Marianne, dos jóvenes, aparentemente opuestos. La diferencia más notoria es económica, ya que ella es millonaria y él no. De hecho, la mamá de Connell trabaja como mucama en la casa de Marianne, y a pesar de que estudian juntos, es allí cuando, un día en el que él va a buscar a su mamá, los jóvenes cruzan palabras por primera vez y saltan las chispas.
Como su título lo deja ver, no hay nada de extraordinario en Connell y Marianne; ambos son personas normales, atravesando situaciones normales pero allí es donde el material original brilla. Rooney tiene una sutileza, como pocos autores en la actualidad, para contar historias cotidianas pero con mucha profundidad y sensibilidad, creando belleza donde abunda lo ordinario. Los protagonistas son dos jóvenes que atraviesan los últimos años de la adolescencia y los primeros de la adultez mientras intentan descifrar cómo funciona el mundo. Vamos, algo por lo que todos hemos pasado. Sin embargo, cuando leí el libro y supe que tenía adaptación, sentí miedo de que no capturaran la intimidad que respira el texto o, peor aún, que el resultado fuera aburrido. Y no pude estar más equivocada.
Que la autora de la novela haya estado tan vinculada con la producción de la serie, sin duda, fue muy beneficioso. Nadie mejor que la misma Sally Rooney para capturar esa sensibilidad de las páginas del libro y llevarla al guión. El resultado en pantalla es, evidentemente una historia intimista, natural, genuina que atrapa al espectador y complace al lector desde el minuto uno.
El guión de Normal People desborda sensibilidad
Incluso aquellos que vieron la serie sin leer el libro, coinciden en que la historia derrocha mucha sensibilidad. Evidentemente, Normal People no es la primera serie romántica, pero probablemente haya sido la primera en retratar el amor de una forma más orgánica.
Los problemas como pareja de Connell y Marianne son completamente terrenales, como las inseguridades personales o la falta de comunicación entre ambos. En ningún momento hay un factor extra que se interponga entre ellos. Su relación, completamente imperfecta, resonó entre la audiencia, precisamente por eso. Ni siquiera busca ser perfecta, simplemente es genuina. Por eso los entendemos, cuando hacen lo correcto y cuando no.
Esa sensibilidad viene acompañada de escenas sexuales que son tratadas de la misma forma que la historia de amor: con mucha naturalidad. En Inglaterra, algunos la consideraron la serie más obscena hecha por la BBC", pero en realidad, de obscena tiene muy poco, de auténtica tiene mucho. Los adornos en los momentos íntimos han sido engavetados, ya que nos muestran escenas que, si bien algunas tienden hacer muy largas, son muy orgánicas, imperfectas y, como el resto de la serie, son muy bonitas y crudas a partes iguales.
Normal People nos dio a Daisy Edgar-Jones y Paul Mescal
Claro, en estas escenas no sólo triunfa la dirección de Lenny Abrahamson o la pluma de Sally Rooney, también influye el trabajo de sus actores principales.
Cuando salió la serie, sus protagonistas eran dos jóvenes desconocidos. Antes de Nornal People, habían hecho muy poco o nada frente a las cámaras. Ahora, Paul Mescal y Daisy Edgar-Jones son dos de los rostros más populares de la nueva generación de actores en Hollywood.
Él, nominado al Oscar por Aftersun, ha demostrado su talento para el drama, interpretando personajes emocionalmente complejos y está a unos meses de probar su poder en taquilla como protagonista de Gladiador II. Daisy, por su parte, protagonizó La Chica Salvaje, producida por Reese Witherspoon, convirtiéndose un éxito en taquilla al recaudar más de cien millones de dólares; luego la vimos en la comedia negra Fresh, y ahora está a punto de demostrar su valía en los blockbusters y la taquilla, a través de Twisters.
Increíble producción
La actuación o el excelente guión no son lo único que hace que la serie sea grandiosa, ya que todo en ella funciona como un conjunto; desde la fotografía y la música hasta la estética. Todo se conjuga como factores esenciales para dotar de belleza y delicadeza a la historia desde un estilo bastante simplista.
Ambientada en la Irlanda rural, la cámara capta los paisajes más bellos con tonos claros que evocan cierta melancolía, mientras que la banda nos sitúa en el tiempo en el que está ambientada, así como los sentimientos que trasmite la historia en momentos precisos. Todo, absolutamente todo en la serie se mezcla con tanta naturalidad y sensibilidad, que resulta abrumador. De una forma que, de nuevo, no habíamos visto en la pantalla chica, ya que es más común conseguir este tipo de historias intimistas en el cine.
Enfoque de las enfermedades mentales
La naturalidad de la serie traspasa la historia romántica o las escenas sexuales. Al igual que el libro, esto se traslada también a otros temas que son reflejados en la historia como las enfermedades mentales.
Cuando digo que Connell y Marianne atraviesan problemas comunes, no sólo me refiero a las diferencias económicas o lo complejo que es para algunas personas adaptarse a un sitio o un círculo de personas, también están los problemas mentales. Por una parte, Marianne creció en el seno de una familia emocionalmente distante, por lo que su personalidad es fría y distante. En cambio, Connell a pesar de tener el amor de su madre y la estima de sus compañeros de secundaria, una vez que llega a la Universidad descubre que encajar no es tan fácil como alguna fue y eso desencadena otros problemas como la ansiedad y la depresión.
La forma en que la serie trata estos problemas, sin juzgar a los personajes, hace que sea una forma sana de exponerlos, algo que no se apreció en otros trabajos como que precisamente iban sobre estos temas como 13 Reasons Why.
Es fácil conectar con Connell y Marianne, y por ende con su historia. Pocas veces una serie ha calado tanto entre el público, no por su majestuosidad y grandilocuencia, sino por ser tan intimista y desoladora, tan hermosa y real.
POR NELA MACH | 09 DE JULIO DE 2024
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