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El cine de Haití

Náufragos y navegantes – Nota 11

En el artículo previo sobre este viaje por Latinoamérica mencioné a Alejo Carpentier y su Concierto Barroco que sirvió de inspiración para Barroco (1989), del mexicano Paul Leduc. Pero además este escritor cubano hizo, entre tantas otras cosas, El siglo de las luces, que también fue llevada al cine, en Cuba, pero que trata sobre la incidencia de la revolución francesa en el Caribe, en particular en Haití. La menciono por tener versión fílmica, pero hay que decir que Carpentier ya se había ocupado de este mismo tema en su segunda novela, El reino de este mundo.

El siglo de las luces (1992) fue dirigida por el gran cineasta cubano Humberto Solás, del que por supuesto me ocuparé en el próximo artículo de Náufragos. La película se ve hoy un poco anticuada, lamentablemente, este libro pide una nueva versión para el cine, pero más allá de estas objeciones no deja de ser interesante e ilustrativa de esa efervescencia de las ideas de la ilustración colisionando con los intereses caóticos que se jugaban hacia fines del siglo 18 en el Caribe.

Ya estuvimos recorriendo la otra parte de la isla La Española en nuestro viaje por República Dominicana, vamos a recorrer una zona con mayores desniveles tanto geográficos como sociales. Haiti significa tierra de montañas, en arahuaco, el idioma de los antiguos habitantes de la isla. Ocupa un tercio de la isla y aún así es un poquito más grande que nuestro recientemente visitado El Salvador, pero con casi el doble de población de ese país. Una población de más de 11 millones de personas, aproximadamente la misma cantidad que en Dominicana, que ocupa los otros dos tercios de la isla. Es un número importante, a pesar de las malas condiciones, de la inestabilidad política y de desastres naturales como el terremoto del 2010 que dejo un número de muertos difícil de calcular que algunas estimaciones elevan a 300.000. Y no fue el único.

La primera gran rebelión latinoamericana fue la de Tupac Amaru en1780, pero la primera exitosa fue la de Haití, que pudo declarar su independencia en 1804. Es importante mencionar este dato ya que fue el gran antecedente para futuros procesos independentistas y para la abolición de la esclavitud. Una de las figuras centrales de ese proceso, Toussant L´overture fue abordada por un telefilm francés en el 2012. La historia de Haití y de sus vínculos con los países del Caribe en particular, y de toda Latinoamérica merece ser más visible.

Habrá que recordar también la enorme riqueza de este país, que en aquellos tiempos de colonia francesa llegó a producir dos tercios de todo el azúcar del mundo. Esa revolución no sólo fue costosa en vidas, también implicó contraer una enorme deuda con Francia en carácter de indemnización por el dinero que dejarían de recibir por la explotación de recursos. Deuda que recién pudo saldarse en 1947, 122 años después de asumida. Un absurdo que relativizó la independencia obtenida.

El resultado de todo esto es conocido, Haití es la nación más pobre del hemisferio occidental. Un nuevo caso de un país condenado por su riqueza de recursos.

Toussant L´overture

Haití y su curioso legado en el cine del mundo

Me ocuparé por supuesto del cine hecho por haitianos, con una figura sobresaliente entre sus directores, pero antes de eso, quiero detenerme un poco en otra cruza de la cultura haitiana con el cine del mundo, y en particular con el cine industrial de Hollywood, un aporte importante, y, una vez más, sin ganar nada a cambio. Nada menos que los zombis. Es por ello que haré un breve repaso de títulos significativos de la historia del cine relacionados con esta temática. Son sólo algunas menciones. El tema puede parecer menor o poco vinculado, pero lo que quiero es señalar el cruel aikido que suele hacer el capitalismo cuando se reapropia de un idea que en principio lo combate.

Los primeros zombis del cine eran bastante inofensivos, personas hechizadas, muertos revividos con el objetivo de trabajar sin protestar. En fin, mano de obra explotada. El cine de Hollywood, a través del tiempo, irá convirtiendo estas víctimas en victimarios. Hay infinidad de ejemplos pero me voy a limitar a unos pocos. La primera mención a esta palabra en el cine corresponde la película White Zombie (1932), dirigida por Victor Halperin, también conocida en España como La legión de los hombres sin alma. Un verdadero clásico de culto con Bela Lugosi como gran villano. Lugosi venía de hacer Drácula una año antes y acá no es un zombi sino un extraño personaje con poder vudú que justamente convierte a las personas en zombis para tener trabajadores baratos. La película guarda ese interés cinéfilo pero es bastante rústica.

Mucho mejor es I walk with a zombie (1943), dirigida por Jacques Tourneur, conocida en castellano como Yo dormí con un fantasma. Una película atmosférica en donde el zombi del título vuelve a ser inofensivo. Después llegaría a fines de los años ´60 todo el proceso de inversión con películas como La noche de los muertos vivos (1968) en donde los zombis se perecen a los actuales (aunque mucho más torpes y lentos) y cobran esa entidad de enemigo ideal, ya que ni siquiera presentan objeciones morales al ya estar muertos. También se puede señalar en este breve repaso una película de los ´80 que transcurre en Haití, La serpiente y el arco iris (1988), de Wes Craven.

Termino este breve repaso con un ejemplo reciente, una película muy extraña llamada Zombie child, del 2019, del director francés Betrand Bonello, que reconecta de alguna manera con esa fascinación por la otredad que ya estaba presente en el cine Tourneur.

Antes de pasar a otro tema quiero destacar el documental de Maya Deren grabado en los años 50, Divine Horsemen, los dioses vivientes de Haití, que es una aproximación seria (una de las pocas) a la cosmovisión del Vudú.

El cine haitiano y la figura de Raoul Peck

Menciono ahora al director más importante que ha dado el cine haitiano, Raoul Peck. Voy a señalar en particular dos títulos. El primero de ellos es Moloch tropical (2009), que nos muestra el día a día de un dictador. El cine de Peck es misantrópico y cruel pero lleno de apuntes interesantes y esta no es la excepción, sepan los que se quieran embarcar que sus películas no son experiencias cómodas. Fue filamada en la citadelle Laferriere, un lugar extraordinario, la fortaleza más grande de América.

Moloch tropical

La otra película a señalar es Asesinato en Pacot, del 2014, el nombre refiere a un exclusivo barrio de clase alta de Puerto Príncipe y la película se mete con el terremoto del 2010 y disecciona a una pareja acomodada que lo ha sufrido y que además se ha quedado sin hogar ni recursos. El final es particularmente cruel pero todo el desarrollo es interesante y le permite a Peck golpear por todos lados para criticar tanto a los propios haitianos ricos y pobres como a los blancos bien pensantes e hipócritas que llegan para ayudar en ese desastre.

No quiero dejar de mencionar una película de Peck que recomiendo aunque no tiene nada que ver con Haití, se trata del documental I am not your negro sobre la vida del interesantísimo escritor norteamericano James Balwin. Es probablemente lo más conocido de este director ya que fue candidato al Oscar en el 2016.

Me despido de Haití, tan cercano y lejano a la vez, recordando el tema del mismo nombre de Caetano Veloso, que señala con firmeza que hay que pensar Haití, porque Haití es aquí y no es aquí.

Nuestro próximo destino será Cuba.

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