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House of the Dragon: el primer spin off de Game of Thrones que volvió a conquistar nuestros corazones

Si sos como yo, y el final de Game of Thrones te partió el corazón, y a partir de eso no pudiste ver nada más de la serie, quédate leyendo esta reseña sin spoilers que te lleva solo unos minutos de tiempo y que te transporta de nuevo a ese universo medieval ficticio que una vez, no hace tanto, supimos amar. Con ustedes, aquí está, ya llegó, la nueva temporada de House of the Dragon, el primer spin off del universo GOT, que –por ahora-, viene cumpliendo con las expectativas, y decir eso hoy en día, es un montón.

El objetivo de esta reseña, para quienes no están familiarizados con el universo GOT -Game of Thrones para los desentendidos-, con la Casa Targaryen, con los dragones, con las guerras civiles en King´s Landing, es contarles un poco de qué va este spin off, que está estrenando en este momento capítulos de su segunda temporada, semanalmente por HBO Max.

Antes, un poco de historia personal con la cual sé que varios se sentirán identificados. Cuando terminó Game of Thrones, con ese polémico final, decidí bloquear la serie de mi vida. No seguía publicaciones, no miraba entrevistas a los actores, dejé de buscar información sobre los árboles genealógicos para entender el origen de las Casas, me alejé completamente de ese universo que una vez supe amar, que me tuvo completamente obsesionada, y que me dio horas de televisión de calidad. Pero hay algo más: jamás volví a ver la serie. Es importante aclarar en este momento, que cuando una serie y/o película me gusta mucho, vuelvo a ella cada vez que quedo huérfana de contenido. Son mis series refugio, lo que se conoce como las “comfort movies/series”, esas películas/series a las cuales volvemos una y otra vez, que conocemos los diálogos, las escenas y que vimos tantas veces que nos acompañan en el día a día. GOT fue un poco eso durante los ocho años que duró. Pero luego del final (ese maldito final), jamás pude volver a verla, ni volver a vincularme con ese universo; hasta que llegó House of the Dragon. Claramente la idea del spin off me generaba nada, ya que había cerrado esa puerta. Sin embargo, aquí estoy, emocionada con ese mundo que una vez supe querer. House of the dragon, como buena hija de su serie madre, es un melodramón medieval, con sexo, dragones, rosca política, cuervos con mensajes, cabellos muy blancos, incesto, fuego, planos y tomas muy oscuras, que van a hacer que subas el brillo de la pantalla.

La jóven Rhaenyra Targaryen frente al Trono de Hierro

La serie es una precuela, ya que transcurre dentro del universo creado por el escritor George R. R. Martin –autor de los libros de GOT-, 200 años antes aproximadamente del inicio de los eventos de Game of Thrones. Como bien dice su nombre, la serie hace foco en la historia de la Casa del Dragón, la Casa Targaryen. Para quienes no están en tema, es la casa de la que desciende directamente nuestra querida Daenerys Targaryen, la madre de los dragones, la Khaleesi. Pero no estamos acá para hablar de eso, sino contar un poco de qué va House of the Dragon. Casa temida si las hay dentro de este mundo, ya que durante años dominaron y gobernaron Westeros, gracias a, entre a otras cosas, poseer una enorme “flota de dragones”. Otra de las características de esta familia son sus cabellos blancos como la nieve, ser excelentes jinetes de dragones, y que además mantienen vínculos románticos incestuosos, ya que para preservar la sangre Targaryen se casan entre sí. Esto último, dicen, es justamente lo que colabora con el gen de la locura en esta familia.

Las dos familias Targaryen enfrentadas

La primera temporada de la serie se va a organizar en dos momentos temporales diferentes: una primera parte focalizada en una joven Rhaenyra Targaryen, interpretada de adolescente por Milly Alcock, y en su versión adulta por Emma D’Arcy, y en la esperada proclamación de ella como heredera al Trono de Hierro. Ese trono tan codiciado, y al que todos apuntan llegar. La acompañan su padre Viserys Targaryen (Paddie Considine), su amiga Alicen Hightower (interpretada de joven por Emily Carey y luego por Olivia Cooke), su tío Daemon Targeryan (Matt Smith) y muchísimos personajes más. La segunda parte de la serie, nos va a presentar a estos personajes más maduros; vemos el paso del tiempo en ellos, ya con hijos y nuevos posibles herederos al trono. Esto último es clave para entender la serie: todas las batallas que se dan en este universo serán para defender o derrocar a quien se proclame como rey de Westeros.

el Rey Viserys Targaryen (Paddie Considine) en el Trono de Hierro

Dicho esto, no quiero entrar en todos los detalles de los diferentes sucesos que transcurren durante la primera temporada de la serie, así como tampoco detenerme en la cantidad de personajes que aparecen, ya que una sola reseña no alcanza. Sino más bien, me gustaría destacar los elementos visuales que tiene la serie, que hacen que nos volvamos a enamorar de este formato.

House of the Dragon contiene dentro de sí, múltiples géneros: fantasía, ciencia ficción, drama, aventura, acción, romance. Elementos que la vuelven imposible de encasillar, lo cual justamente colabora con la riqueza que nos ofrece este universo. A su vez, nos presenta conflictos políticos constantes, los cuales se dan a través de batallas silenciosas entre personajes, o conflictos bélicos concretos, donde los dragones definen al ganador. Siempre están los dragones de fondo, sobrevolando, de manera literal y a veces no tanto, pero están ahí. En este sentido, todos sabemos que los Targaryen dominan el territorio gracias a sus dragones y que ante cualquier situación que los descoloque se puede prender fuego todo.

Vemos continuamente el mapa de Westeros desplegado sobre las mesas de los oscuros castillos iluminados con velas, y cómo se van moviendo las piezas de acuerdo a las nuevas alianzas. Cual TEG, es clave conquistar territorios y hacer acuerdos con las diferentes Casas para poder mantenerse y perpetuarse en el poder. La serie se trata sobre todo de eso, quién se sentará finalmente en el Trono de Hierro. Lo que la hace diferente a otras series del estilo, es la calidad que tiene, y la manera en la que nos presentan la historia.

En este sentido, si hay algo a lo que nos tiene acostumbrados HBO, es a la calidad visual de sus producciones. Sus obras se destacan no solo por los efectos especiales, sino además por la música, los vestuarios, y un elenco de actores y actrices que encarnan muy bien sus roles. Si hay algo además que tiene la serie, y que maneja muy bien, son los encuentros entre personajes. Momentos lentos, oscuros, de definición. La música y la iluminación acompañan perfectamente las pausas en esos diálogos que dicen mucho menos de lo que se insinúa. Es en estos encuentros, que se definen las estrategias políticas y las próximas acciones. Intentamos comprender las intenciones de los personajes y dijo “intentamos” porque como he mencionado, la mayor parte de la acción queda en lo insinuado, en lo que no se dice explícitamente. Los posibles acuerdos que definen la historia del reinado, se mezclan con los afectos y traiciones. No hay lugar para las emociones y el amor en un mundo donde el deber manda.

En contraposición a estas escenas estáticas visualmente -pero con mucha carga y tensión-, tenemos escenas con las batallas más épicas. Los barcos en el océano se mezclan con los dragones en el cielo, que lanzan fuego de su boca, arrasando con todo y todos lo que encuentran. Son momentos de tensión y violencia explícitas, con batallas crudas donde la sangre, las vísceras y los cuerpos humanos se ven por doquier.

House of the Dragon, mantiene la calidad que supimos conocer con Game of Thrones, y que nos llevó a quererla y odiarla en las mismas intensidades. Sinceramente no sé cómo continuará esta nueva historia del universo GOT, ni si eventualmente, como sucede en muchos casos, termina la calidad narrativa cediendo ante las presiones del mundo del entretenimiento. Sí tengo claro, y por eso esta reseña, que volví a ilusionarme con estos personajes, que me entusiasma esperar cada nuevo capítulo y que cada vez que escucho la cortina musical del inicio, la piel se me pone de gallina como lo hacía cada vez que iniciaba un nuevo episodio de Game of Thrones -si, el gancho emotivo hacia la nostalgia funcionó conmigo-. Creo que la desilusión del final de esta última, hizo que me pueda acercar nuevamente a esta nueva serie desde otro lugar; aceptando nuevas y viejas reglas y reencontrándome con aquellos lugares y situaciones con las que alguna vez reí, lloré, grité y me emocioné. Por eso, y por todo lo dicho anteriormente, si disfrutas del género, dale una oportunidad a esta serie, que no te va a defraudar.

* La segunda y nueva temporada ya está disponible en HBO Max y estrena un episodio todos los domingos a las 22hs (horario de Argentina).

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