Sick of myself (2022)
Un fantasma recorre un departamento bien amueblado. Pasea por la cocina y observa platos sin lavar. En el baño se queda detenido observando una toalla en el piso. Cuando pasa por la mesa del comedor mira con detenimiento y odio el individual con migas, junto con un cargador de teléfono y llaves. Un cuarto vacío devenido en estudio está desordenado y sucio. Cuando llega la noche mira a la pareja desde el techo de la habitación. Perfectamente su cuerpo etéreo podría abarcar el vacío que separa los cuerpos. El halo de hastío no lo puede evitar, se acurruca entre ellos y los pone en contacto. Es el fantasma de la recriminación y la envidia entre los que se quieren. Se nutre de cada trago de saliva agria, ácida. Ese miserable sentimiento cuando pensamos: ¿Y por qué Él y no Yo? El rumiante odio a nuestra pareja cuando nos decepciona con un gesto que no nos gusta. En el fondo nuestra ira y berrinche parte de la propia imposibilidad de procesar distinto nuestros celos. Reprobamos en el otro lo que no podemos afrontar de nosotros mismos.
La mayoría de las personas alguna vez sintieron este amargo trago bajando por su garganta. El sentirse la peor persona del mundo cuando al oír algo positivo de un amigo, amiga o pareja no sea la alegría desinteresada lo que aflore en mayor medida sino esa pulsión egocéntrica y desdichada. Aquella en la que nos sentimos derrotados y pusilánimes antes que hilvanar un escenario empático con el otro y con uno mismo. ¡Qué espantoso!
Pero dejemos algo claro: Esto no es enteramente nuestra culpa. En este perverso sistema resultadista donde la realización personal es obligatoria, donde contantemente nos comparamos en redes sociales, donde estamos exigidos a estar conformes con nuestra vida, ser autónomos y felices es mas que evidente que las rispideces aparecerán. Seguramente con aquella persona que más cerca esté, ya sea físicamente o profesionalmente. Puede ser un amigo, o una pareja. Es posible que esta sensación aflore más fácilmente en personas cuyo presente laboral este en profunda disimilitud del de su sujeto de comparación injusta.
En “Sick of myself” el siempre provocador Kristoffer Borgli lleva al extremo pulsiones o situaciones que en mayor o menor medida todos podemos empatizar, al menos durante la juventud o adolescencia: ¿Quién no ha disfrutado de ser acobijado por su pareja cuando tuvo un mal día? ¿Quién no ha bloqueado el teléfono cuando un ser querido se acerca y observábamos algo allí que preferimos dejar para nuestra privacidad? ¿Quién no ha sentido en un trabajo mundano la sensación de ver la vida pasar? ¿Quién no ha mentido piadosamente en un círculo de amigos para lograr ganar un debate? Nuestra protagonista Signe solo tuvo la valentía y la inconciencia de ir un poco mas allá.
Su relación toxica con un novio diseñador egocéntrico empedernido que goza de un reconocimiento masivo comienza a volverse intolerable. El novio no pierde oportunidad para pasar por encima de ella, no le presta atención, la ignora frente a amigos y la observa condescendientemente. Es cuestión de tiempo para que este endeble equilibrio vincular deba reconfigurar sus fichas.
Si fuera esta una película de la década del 70’, 80’ posiblemente en el segundo acto comenzaríamos a ver puntada por puntada un contraataque de Sinje para con su novio Thomas. Quizás elaboraría algún plan para hacerle un mal a él, ya sea físico o profesional. Veríamos como ataca contra él y quizás incluso la veríamos tras las rejas.
Pero es está una peli contemporánea, donde la narrativa es más enroscada e impredecible. Donde nuestra protagonista quiere ser cuidada, admirada y querida ya que es ella quien está en primera instancia incapacitada a apreciarse y valorase.
El segundo acto comienza magistralmente y con una escena icónica: En medio de la jornada de su trabajo en la cafetería Signe observa a una mujer interactuando con un perro. De un momento a otro la escena se torna violenta y el perro ataca ferozmente a la mujer. A excepción de algunos flashbacks que nos vendrán más adelante, nosotros solo vemos el horror y la sorpresa en la cara de Signe, quien luego de cierta pasividad paralizante por parte de todas las personas del café decide asistirla y llamar a una ambulancia. Posteriormente vemos a nuestra protagonista hablar con la policía y comentarle lo sucedido. La vemos disfrutar de la mirada descolocada al caminar con un delantal blanco ensangrentada de pies a cabeza. Aun en estado de shock podemos vislumbrar en su rostro el goce que le genera portar el horror. Su fantasía de ser singular y única comienza a verse sublimada con la realidad. No le importa que la mirada sobre ella sea de dolor, miedo o lástima. De la misma manera que al ver un video polémico en internet no importa nuestro juicio sobre él. Quien sube el video se beneficia de la interacción, de la reproducción. Poco le importa si el nuestro es un juicio de valor positivo o negativo. La caminata continúa hasta llegar a su hogar. Donde su novio concentrado en la computadora mantiene una conversación inicial y banal con ella mientras no advierte en qué estado se encuentra ella. Podemos admirar el increíble trabajo de la actriz Kristine Kujath Thorp quien nos muestra matices muy agudos en su performance. Vemos al personaje en shock, actuando el shock, esperando ansiosa que su novio alce la vista y la vea. En la utopía infantil de la protagonista él debería correr hacia ella preocupado, limpiarla, preguntarle si está bien, constatar que no esté lastimada, besarla apasionadamente y quizás tener sexo ahí mismo con ella. Cuando el novio se percata de lo ocurrido gran parte de su fantasía se cumple. Signe ha encontrado como ser vista, cuidada. Lo único que debe hacer es vulnerarse, hipotecar su salud. Thomas puede no interesarse en el trabajo o en los pensamientos de su novia, puede serle mucho más interesante su sesión de fotos para la portada de una revista. Pero lo que no puede eludir es un tema de salud. El goce de buena salud es primordial y Signe lo sabe. Ante una constante invisibilidad frente a un hombre que a duras penas la llama novia elabora un perverso plan.
La psiquis de Signe decidió que será cuidada por ese novio desinteresado. Eligió hipotecar su salud y su rostro joven en pos de un reconocimiento de su compañero, de sus amigos y de un elevado número de seguidores en redes sociales. Mostrar un trayecto de vida signado por la auto superación y el no dejarse desalentar por las desventuras vividas. Pero sólo mostrar, aparentar. Ella no quiere aprender a quererse, no hay lección de vida que le valga interés. Ella quiere ser mirada con desdén, desea que le tengan lástima. Porque la lástima es un sentimiento muy poderoso. Es lo previo a la piedad. Un lugar ideal de refugio para quien oculta algo profundo. ¿Quién podría sospechar que la desvencijada Signe mintió sobre el origen de su condición clínica?
Nuestra protagonista se embarca en un desnivelado camino repleto de pozos y depresiones. Con muchas asperezas y rugosidades. Algo así como intentar cruzar la campiña rusa en invierno con una bicicleta de paseo (*). Véanla!
*esta analogía es una sutil pista de ciertas especificidades de la trama
Christian_Deinz 29 ![First Draft Hustler](https://img.peliplat.com/api/resize/v1?imagePath=peliplat/default/20241128/667c5d5d7e2da833d480fd363e5cb4a9.png&source=s3-peliplat)
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Excelente artículo, con una narrativa bien escrita y estructurada, con un enfoque creativo y constructivo. Te invito a leer mi artículo y darle like si sientes que lo merece gracias.
https://www.peliplat.com/es/article/10037835/suenos-de-fuga-un-compendio-de-todo-el-cine-carcelario
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