undefined_peliplat

Desarraigos. Notas sobre Papusza de Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze

Spoilers

Corre el año 1910, en un pequeño pueblo junto a un rio una niña embarazada observa exhibida en una vidriera una preciosa muñeca. Por un breve momento en el reflejo del vidrio parecen encontrarse las miradas de la muñeca y de la niña de expresión triste. Más tarde cuando sea el momento de ponerle nombre a la niña recién nacida su pequeña madre decidirá llamara Papusza (muñeca en romaní), las mujeres adultas le indican que ese no es un buen nombre y advierten a modo de profecía: “ella traerá a todos un gran orgullo o una gran vergüenza”

El destino de Papusza cumplirá trágicamente con el designo señalado. Papusza es el apodo de la poeta gitana Bronislawa Wajs que vivió en Polonia entre el año 1910 y 1987. Su vida es la de su pueblo. Un pueblo históricamente perseguido, con especial crueldad durante la segunda guerra mundial. Su palabra y sus versos dan cuenta del derrotero de su pueblo, pero también de su sensibilidad. En Papusza (2013) los directores polacos Joanna Kos-Krauze y Krzysztof Krauze exploran la trayectoria vital de la poeta, su búsqueda artística y la manera en la que paulatinamente fue segregada de su comunidad.

I.Tradición

Papusza y su comunidad mantienen una existencia nómade. Las familias se desplazan en caravana con sus carros y animales. En ocasiones se acercan a los pueblos para presentar sus espectáculos musicales o leer el futuro en las cartas. Su llegada siempre genera tensión entre los pobladores, el desprecio al diferente y a otros modos de vida que no se acoplan a los convencionales son considerados extraños y repudiados tanto verbalmente como físicamente. El desprecio y la violencia irá en incremento a lo largo de los años y su punto álgido llegará durante los años de la segunda guerra mundial.

La errancia del pueblo de Papusza forma parte de su tradición, una tradición que incluye prácticas y costumbres, su propio lenguaje- romaní- y cultura. Una tradición que no se basa en la palabra escrita sino más bien en la oralidad. Aquí nace la primera tensión entre la poeta y su pueblo, Papusza aprende a leer y escribir con ayuda de la dueña de una tienda de origen judío. El deseo de comprender la palabra escrita nace del descubrimiento de un recorte de diario y una pequeña lupa que le generan fascinación. La niña entonces manejará el romaní y el polaco. El ir y venir entre lenguajes se vuelve también una manera de acceder a dos mundos en tensión y en profunda contradicción. La obra poética de Papusza está escrita en romaní, pero sus diarios en polaco.

Aquello que Papusza hacía con naturalidad: contar historias a los niños de la comunidad junto al fuego; llega a los oídos de Jerzy Ficowski, poeta miembro de la resistencia polaca que busca refugio en el pueblo gitano. Jerzy es quien le dice a Papusza que sus palabras son poemas y la alienta a dejarlos por escrito. Nuevamente se hace presente las diferentes concepciones sobre lo poético que mantienen la cultura occidental y la romaní. Más tarde la publicación de los textos de Papusza y la publicación del libro de Jerzy serán interpretados como una traición de los secretos del pueblo gitano. Lo que le valdrá un exilio de la comunidad que la poeta vivirá con gran dolor. Nuevamente aparece la tensión entre diferentes formas de comprender la comunidad y la cultura.

II. El fuego inextinguible

Los directores proponen un relato fragmentado que avanza y retrocede en el tiempo, alternando el presente de la narración con el pasado. Se concentra principalmente en el presente de Papusza aislada dentro de su propia comunidad y captada por intereses del régimen y la cultura occidental, pero paralelamente crea una suerte de mapa, de linea temporal que permite explorar la constante persecución sufrida por el pueblo romaní durante el siglo XX. Es que en Papusza lo personal está fuertemente vinculado con la comunidad. La comunidad se vuelve resistencia, espacio de contención y resguardo de un afuera hostil.

El uso de blanco y negro neutraliza los colores brillantes característicos del pueblo gitano, pero crea una atmósfera que permite subrayar el desamparo y la precariedad del entorno. Se vuelve también una forma de unificar estéticamente distintas épocas y de dar cuenta de una cultura fuertemente basada en la tradición, que permanece fiel a sí misma a lo largo de los años. Las vestimentas de Papusza se vuelven marca identitaria e invariable, es el modo visible de formar parte de un colectivo, de una comunidad, brinda la posibilidad de reconocerse mutuamente. Y a pesar del ostracismo a la que es sometida ella nunca renunciará a los símbolos y modos de estar en el mundo de su pueblo. Es que Papusza no se rebela de forma deliberada de su tradición, su ser poético no está en disonancia con los valores ni la sensibilidad de su pueblo, su quehacer poético está íntimamente vinculado con sus costumbres. No hay distancia ni separación entre vida y obra.

El derrotero de su vida también dará cuenta de un cambio sustancial en el pueblo gitano, la perdida de la errancia y la obligación de una residencia estable- establecida por el régimen soviético en Polonia-. El escenario se vuelve urbano, Papusza vivirá en un barrio precario junto a su marido y su hijo adoptivo. Allí retomará el vínculo con Jerzy. En la ciudad aún permanecen las huellas que ha dejado la guerra, los nuevos edificios conviven con las ruinas. Aquel espacio siempre parece resultarle ajeno a Papusza. El fuerte vinculo con la naturaleza propio de la vida errante nunca podrá ser reemplazado por la vida urbana. Esta disociación con el espacio parece ser el primer exilio de Papusza.

Pero la memoria de la vida errante tal vez perdure en el fuego. Las llamas danzantes de las fogatas aún persisten incluso fuera de las viviendas urbanas. Juntarse junto al fuego, cantar y bailar parece ser un modo de recuperar algo de aquella vida arrebatada. El fuego será una constante a lo largo de los años, el elemento que reúne a la comunidad, pero también el elemento con el que Papusza intentará destruir sus escritos- aquello que la separa de la comunidad-.

La puesta en escena de Kros y Krauze es sutil y precisa. La cámara permanecerá estática a la distancia adecuada. Una distancia que permita presentar a los personajes dentro de su entorno, junto a su grupo de pertenencia. Los planos medios y generales permitirán crear esta fuerte ligazón entre el individuo y la comunidad. La distancia con Papusza y con su interioridad se refleja en la decisión de los planos con los que es retratada. Nunca tenemos acceso a la interioridad del personaje, solo la conocemos a través de sus acciones y sus palabras. Su reserva y carácter contemplativo se corresponde con la elección de planos. Tal vez en la única oportunidad que podemos acercarnos a ella sea cuando a los 16 años es cubierta por un manto para casarse- un casamiento que ella no desea- en este breve momento vemos como caen lagrimas por su mejilla, la imagen parece sutilmente ralentizada, dando cuenta de su percepción del tiempo y su subjetividad.

Papusza explora sutilmente la vida de una poeta, una vida singular que sin embargo es la vida de todo un pueblo. La historia del desarraigo y el deseo de retornar al origen. En palabras de la poeta: “¿Dónde puedo hallar leyendas y canciones? No voy hacia el bosque, ya no encuentro ríos”.

Más recientes
Más populares

No hay comentarios,

¡sé la primera persona en comentar!

0
0
0