undefined_peliplat

Trampa 22 La primer Apocalypse Now

Spoilers

1970 era un año álgido en la guerra de Vietnam. A los fracasos del ejército de EE.UU en el país asiático se le agregaba un creciente rechazo de la población norteamericana a seguir participando en el conflicto. Las nuevas generaciones que hablaban de paz, derechos civiles y libertad sexual, cuestionaban duramente las películas que glorificaban el accionar estadounidense en contiendas bélicas. Vietnam se convirtió en un tema tabú para el cine de Hollywood y cualquier parecido en las películas debía ser aclarado y subrayado por la negativa.

Ese año se estrenaron tres películas basadas en hechos bélicos: “M.A.S.H”, de Robert Altman, una especie de “Rambito y Rambon” en modo médicos militares durante la guerra de Corea y que luego tuviera una serie televisiva de varias temporadas; “Patton”, de Franklin Schaffner, sobre el general norteamericano de la segunda guerra mundial, con un ignoto Francis Ford Coppola como coguionista; y “Trampa 22” de Mike Nichols, basada en la novela antibelicista de Joseph Heller, sobre los entretelones de un ala de bombarderos norteamericanos apostados en Italia, durante la segunda guerra mundial.

El tono de “M.A.S.H” pasa por un humor apenas irreverente con el ejército norteamericano, con chistes y situaciones payasescas, en una película que es un verdadero pastiche audiovisual, incluso en sus caracterizaciones. “Patton” carece de todo contenido antibélico y no es más que una biopic del general estadounidense desde el inicio de las acciones bélicas en África, Italia y Oeste de Europa hasta el final de la guerra.

“Trampa 22” fue mucho más allá. Es una crítica despiadada no solo de las fuerzas armadas norteamericanas, incluso en su escenario más “glorioso” como es la segunda guerra mundial, sino también al propio capitalismo. El tono jocoso y de liviana crítica de “M.A.S.H” y la oda bélica de “Patton” contrastaban fuertemente con el film de Nichols, que maduraba desde la comedia absurda a la oscura e inquietante tragedia.

Los críticos del momento se ensañaron extrañamente con esta película. Fueron cáusticamente severos para señalar lo que consideraban baches narrativos, opinaban que obviaba pasajes de la novela e incluso en sus interpretaciones actorales, a las cuales juzgaron exageradas. Pero no usaron la misma vara con sus competidoras inmediatas.

“M.A.S.H” y “Patton” fueron llenadas de elogios y multipremiadas, mientras que “Trampa 22” fue prácticamente ninguneada. Como consecuencia la taquilla tampoco ayudó, superando apenas los costos de producción.

Rodada en México para simular la Italia de 1944, “Trampa 22” no es una copia exacta del libro, ni debiera serlo. Muchas situaciones, personajes y diálogos están condensados para la adaptación en una película que dura dos horas pero que, a diferencia de otras adaptaciones odiadas hasta por los propios escritores, “Trampa 22” contó con la aprobación y bendición de Joseph Heller, quien se emocionó con algunos agregados del guionista y del director. “Hubiese querido que figuraran en mi novela” llegó a decir el escritor, quien también había sido parte de un ala de bombarderos durante la segunda guerra mundial.

Narrada en continuos saltos temporales, “Trampa 22” maravilla por su fotografía, puesta en escena, producción y elenco actoral. Y por supuesto su argumento.

La cinta cuenta la odisea del capitán Yossarian (Alan Arkin), un bombardero de un grupo de aviones B25 apostados en Italia, que luego de cumplir el máximo de 25 vuelos de combate intenta ser dado de baja para no seguir volando en misiones donde va perdiendo compañeros y se le ordena atacar poblaciones civiles que ni siquiera tienen valor estratégico, sumado a que el jefe del escuadrón, el coronel Cathcart (Martin Balsam) , aumenta continuamente el número de misiones por la simple razón de lograr una mención en la revista Saturday Evening Post .

Esto lleva a Yossarian al punto de tratar de ser considerado loco para poder irse de baja, pero como le explica el doctor del escuadrón (Jack Gilford) existe una regla, la trampa 22, la cual dice que todo aquel que quiera ser dado de baja por miedo a perder la vida entonces no está loco y no puede ser dado de baja por insania mental, en un loop sin sentido que aprisiona al personaje del lugar del que quiere escapar.

La película se divide en dos, desde la humorada absurda y situaciones desopilantes, donde se van presentando a los distintos personajes: el capellán (Anthony Perkins) , el contrabandista (Jon Voight ), el jefe de lavandería ascendido a comandante del escuadrón (Bob Newhart) , la enfermera Dukkets (Paula Prentiss ) o la trabajadoras sexuales italianas (Gina Rovere y Olimpia Carlisi) , el contrariado general (Orson Welles), el ya mencionado Coronel Cathcart, y los variopintos compañeros de vuelo de Yossarian, como Orr (Bob Balaban) , el teniente Dobss (Martin Sheen),el capitán Aardvark (Charles Grodin) y el músico Art Garfunkel en su debut como actor, dándole vida al personaje de Nately.

Esta primera parte está rodada principalmente de día. El grotesco humorístico de la situación bélica y la desopilante locura van mutando inevitablemente hacia la oscuridad trágica de la segunda parte, rodada principalmente de noche.

La narrativa temporal no lineal tiene una escena que se irá repitiendo en toda la película, que funciona como nexo entre las diferentes secuencias: Yossarian asistiendo a un novato artillero herido en una de las misiones de bombardero. La escena se nos presenta de una manera casi onírica que irá avanzando conforme transcurre la película hasta su desenlace, una representación del momento de quiebre en el personaje.

Cabe destacar que la segunda parte, se torna realmente oscura no solo por su contenido sino también por su forma, fotografiada de una manera que recuerda a Caravaggio, en las laberínticas calles romanas, con escenas realmente poderosas, repletas de simbolismos.

Desde una mujer violada y asesinada, a la inmensa fila de soldados esperando turno para acostarse con las empobrecidas mujeres italianas, un hombre lacerando un caballo caído, hasta la policía militar que ya ni siquiera lleva las insignias norteamericanas, sino grabadas las iniciales de la empresa M&M, en una atmósfera opresiva de corte fascista.

Toda esta pesadilla dantesca me recuerda de sobremanera a la posterior película de Francis Ford Coppola “Apocalypse Now” (1979), sobre todo las escenas del puente de Do Lung y el mesiánico campamento de Kurtz.

Los parecidos no solo están en la inclusión de un actor de “Trampa 22” como Martin Sheen en el papel principal, sino también en el viaje del antihéroe, con un variopinto grupo, cambiando bombardero por lancha o incluso esos comandantes desquiciados como el coronel William Kilgore, más preocupado en surfear que en proteger la vida de sus hombres. También podríamos mencionar el diálogo histórico social entre Nataly y el viejo italiano y su contraparte en el film de Coppola con la escena en la villa francesa. Y al igual que en la película de Nichols, el enemigo prácticamente brilla por su ausencia.

Algunas anécdotas sobre su producción cuentan que originalmente Orson Wells quería filmarla y no pudo, tal vez por esa razón Mike Nichols quiso incluirlo. Otra es la creación de una pista de aterrizaje real en Gaymas, Sonora, México, donde aún se pueden ver las ruinas de los escenarios montados y donde está enterrado el único B25 destruido para el film. Esta película también salvó de la extinción a este modelo de avión, ya que se conservan los 17 que fueron reparados y usados en el film y cuya escena conjunta de despegue es una de las más impresionantes, antes de la utilización del CDG.

“Trampa 22” con el tiempo se ha transformado en una película de culto que, como el vino, supo mejor con los años para ser valorada y apreciada por posteriores generaciones de cinéfilos y realizadores como Quentin Tarantino y cuya influencia en estructura y contenido podemos apreciar en el film antibelicista “Los hombres que miraban fijamente a las cabras” (2009), de Grant Heslov.

Más populares
Más recientes

¡Comparte lo que piensas!

Sé la primera persona en comenzar una conversación.

7
0
0