'Aliens' es tan perfecta que NO debería existir

57 años habían pasado desde la pesadilla que había vivido Ellen Ripley que vivió a bordo de la Nostromo, viendo como cada miembro de su tripulación caía ante una amenaza aterradora, impía, y nunca antes vista: el Alien.

Weiland-Yutani decide tomar las riendas del asunto, una vez descubre por lo que Ripley pasó. La traumática experiencia que vivió los lleva a emprender una misión a un planeta madre de los xenomorfos, bajo la supuesta promesa de acabar con ellos de una vez por todos.

Pero es una mega-corporación. Es obvio que van a comportarse como tal. Y no quieren al Alien muerto, lo quieren en sus manos, a su servicio. Finjamos sorpresa.

Por ello, envían a un grupo de marines coloniales, junto a Ripley, quien ya conoce cómo se comporta la especie, para enfrentar la amenaza y llevar a cabo su cometido a espaldas de la única superviviente de la Nostromo.

Así empieza la premisa de ‘Aliens’ (1986), secuela de la exitosísima ‘Alien: El Octavo Pasajero’ (1979), una película que supondría un antes y un después en el cine de terror, acción, y ciencia ficción.

Pero todo lo referente a esta secuela tiene impresas las palabras “más” y “mejor”. No solo la apuesta a nivel presupuestal había sido mucho mayor: $18'500.000 USD, casi el doble que la primera película, sino que grita, a los cuatro vientos, que querían apuntar al cielo con esta película.

Ripley, la heroína que necesitábamos, más no la que merecíamos

Lo que hizo a la 20th Century Fox darse cuenta de que Alien era una franquicia exitosa - además de su monstruosa recaudación de alrededor de 10 veces más el costo de producción - fue Ellen Ripley.

(Y el Xenomorfo, por supuesto)

Esta mujer, ícono en la cultura popular e interpretada por Sigourney Weaver, se posicionaba desde ahora como una mujer fuerte, capaz, e imponente, que desafiaba los tropos convencionales del cine y la cultura de ese entonces.

Su actuación fue tan destacable que, incluso, la hizo merecedora de una nominación a un premio de la academia. A través de Weaver, Ripley se había ganado el corazón de todo el mundo.

Ellen Ripley era la mujer que había sobrevivido la pesadilla del Nostromo con su astucia e inteligencia. Pero ahora era también la mujer que sobrepasó todos los estándares de la época para posicionarse como un personaje poco convencional, pero amado por todos.

En ‘Aliens’ ya no era solo una suboficial de cabina, sino que se muestra como una mujer capaz de igualar el poderío de los marines espaciales, y ejercer otros roles que nadie más era podría tener, cuando se encuentra a la pequeña Newt, y se encomienda como misión personal salvar a la pequeña del horror de los xenomorfos.

Su figura se convirtió en el equivalente a la de Samus Aran en la saga de videojuegos Metroid. Una leyenda que se había forjado con nada más que su carácter y personalidad. Una mujer fuerte, inteligente, y capaz de un poco de todo a la vez.

Pero, además, también era una mujer capaz de ser protectora, casi…como una madre. La complejidad y desarrollo de este personaje no tenía - y sigue sin tener - precedente alguno.

Su éxito fue tal que, de ahí en adelante, todo o casi todo lo relacionado con la saga la tendría a ella, o a algún personaje relacionado directamente con ella. Ripley era el corazón de la franquicia.

Un giro en la dirección…¿correcta?

La carga de acción de esta secuela conduciría a un giro drástico en el tono de la saga. James Cameron reconoció que no iba a poder igualar la ‘masterclass’ de terror de Ridley Scott, así que tomaría lo que había creado para crear una secuela a la altura. Esta decisión de mantendría de ahí en adelante para todo con la saga, y cuán mal le haría.

Desde ese momento, la saga Alien tuvo más tropiezos que aciertos. Ni hablemos de la atropellada Alien 3, que está ahí como una mancha imborrable en la carrera de David Fincher; su secuela, de la que nadie parece acordarse; o de la saga Prometeo, amada y odiada por igual.

Pero el impacto no se detiene solo en la pantalla grande, sino que la expansión de las colonias, marines, estaciones espaciales, y más, llevaría a que el apasionante mundo de Alien aterrice en videojuegos, cómics, y más.

Aliens ya no era una saga, se había convertido en una franquicia.

Desafortunadamente, son más bien pocos los productos destacables que se pueden nombrar de esta multimedia. Ni hablemos del desastroso Colonial Marines para la séptima generación de consolas.

El éxito de este microuniverso de ciencia ficción conduciría a que, posteriormente, se diera el salto a crear la saga de Depredador. Ya se sabía que los elementos de acción y ciencia ficción funcionaban muy bien de la mano, así que era hora de intentarlo con una nueva saga y con el actor popular de turno.

La influencia de Alien quedaría más que clara cuando, un par de décadas más adelante, el Xenomorfo y los Yautja se enfrentarían en su propio filme que crearía, a su vez, otra franquicia más, que tendría también bastantes productos, y tropiezos. Incluso, hubo un anime en producción que terminó estrepitosamente cancelado.

Ay, 20th Century Fox, no aprendes, ¿verdad?

Y ahora, ¿qué sigue?

Aunque la franquicia continuó, dejó de ocupar el podrio en la cultura popular. Ya no es tan relevante como antes, y es muy evidente que lleva un buen tiempo en reconstrucción.

Su última película, Alien: Covenant (2017), no fue terrible. Se siente como si estuvieran tanteando el terreno hacia otra dirección en la saga. Pero la complejidad argumental que tiene, y la casi obligación de haber tenido que ver Prometeo, hace que no todos estén contentos con el resultado.

Pero, ahora, hay otra película más en marcha. Alien: Romulus (2024) busca volver a las raíces de la saga. Dirigida por Fede Álvarez, y producida por Ridley Scott, promete ser un festival de terror, suspenso, y mucha violencia, como es típico en las películas del uruguayo.

Sin embargo, y contrario a lo que dice el título, llegar hasta aquí, casi medio siglo después del primer filme, no hubiera sido posible sin el éxito a todos los niveles de ‘Aliens’, a pesar de la soberbia y las excentricidades de Cameron.

La excelencia de esta película en su género no conoce límites. Su impacto en la cultura popular es imposible de calcular. Y probablemente nunca vaya a hablar otra secuela igual…pero eso no importa tanto.

Sí, sin ‘Aliens’ nunca hubiéramos sufrido con dos secuelas un poco fuera de tono, ni con decenas de cómics sin sentido. Pero tampoco hubiéramos tenido el regreso de Ripley en las películas, ni excelentes videojuegos como 'Alien: Isolation', o al Alien en Mortal Kombat X.

Alien es, desafortunadamente, una franquicia que ha sufrido mucho con entregas que han tratado injustamente a la saga. Pero es también un universo de ciencia ficción fascinante, capaz de reinventarse a sí mismo con cada entrega, y que es la muestra de que no todo tiene que ser tan perfecto como creemos para funcionar bien, y quedarse en nuestros corazones.