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Entre lo intelectual y lo físico del amor

Spoilers

Hay muchas películas que hablan de amor y de relaciones románticas. Muchas hablan de las dificultades para encontrar ese amor. Otras de lo difícil de mantener las relaciones en el tiempo. Otras se preguntan sobre el efecto de la distancia en una pareja - distancia geográfica o de edad -. También hay algunas que hablan de la transición de la amistad al amor y del amor a la amistad. Y muchas, del amor para siempre.

Sin embargo, son pocas las que se detienen a filosofar sobre la esencia, sobre lo que significa y cómo se manifiesta el amor y a poner en palabras cómo lo vivimos, cómo lo sentimos. Pocas hablan sobre la naturaleza del amor.

Una de las que se detiene en el tema, que lo va hablando a medida que sus personajes lo van sintiendo e intentando de comprender es: The nature of love (2023).

La profesora universitaria Sophia tiene una vida cómoda y un matrimonio estable pero poco emocionante con Xavier. Eso cambia cuando conoce y se siente atraída por Sylvain, un contratista, empleado de construcción, de cuello azul a quien la pareja contrata para renovar su casa de verano.

Cada uno de los aspectos mencionados en este storyline no son ni azarosos ni antojadizos, son claves para pensar la película.

Simple comme Sylvain (The Nature of Love titulada en inglés, Simple como Sylvain o La naturaleza del amor en español), es una película romántica de drama y comedia canadiense dirigida por Monia Chokri. Este es el tercer largometraje de su autoría. La película se estrenó en 2023 en el Festival de Cannes en la sección Un Certain Regard.

Cuando pensamos en su título original, se abren los dos temas que tiene la película.

El primero es el que hace a la película más tradicional - no necesariamente con connotación negativa -. Simple comme Sylvain es Simple como Sylvain. Sylvain (Pierre-Yves Cardinal) es el constructor que está arreglando la nueva casa de Sophia (Magalie Lépine Blondeau). Por ese motivo se conocen y no pasan más de unos minutos para que entre ambos haya una conexión. La situación es que Sophia está casada y en una relación que poco romance tiene. Se lleva muy bien con su marido, sin embargo, duermen en camas separadas, al punto de que el espectador duda de qué tipo de vínculo los conecta, si una amistad o un matrimonio. Aparecen chistes de sí a él le atrajo otra persona, de quiénes les gustan… casi como en conversación de confesión de amigos.

Sophia, como sus amigos, es una mujer intelectual. En la primera escena de la película ellos están en una cena hablando del amor, filosofando, tratando de entender qué es. Entendemos también que el vínculo con su marido también es intelectual. Todo necesita entenderlo, procesarlo, explicarlo con palabras. Estas características de Sophia las iremos conociendo a medida que avanza esta historia y su personaje va contrastando con los otros - sobre todo los masculinos - a su lado.

Efectivamente, casada, cuando conoce a Sylvian, este hombre de las manos y no del intelecto, es algo así como un aire fresco. Con él prima lo físico y no la mente. Y empieza a mostrarse una Sophia mucho más sexual que la que conocíamos: hasta el momento parecía que lo sexual no era parte de ella.

Luego de una tarde y noche, la atracción es inevitable, y la sexualidad empieza a convertirse (confundirse) con amor.

Lo simple de Sylvain es lo que la enamora. Eso simple, en la mirada de la directora canadiense, es lo sexual y lo físico, y lo que tienen en el mundo privado que crean entre los dos. Cuando ya empiezan a aparecer otros, y transcurre el paso del tiempo, el vínculo de ellos se altera y la realidad empieza a ganarle a la fantasía romántico sexual.

Y es entonces cuando las crisis y los conflictos aparecen. Los choques de intereses, de culturas y de los lugares de los que vienen, empiezan a demostrar que quizá solo el amor - o la atracción sexual - no es suficiente. Y entonces el segundo tema asoma: la intelectualidad sobre el amor y cómo debería ser. Cómo lo sentimos, cómo lo vivimos y al final de cuentas, qué es.

A medida que avanza la narrativa, tenemos escenas en las que Sophia - conforme va viviendo su nueva relación - da clases sobre varios filósofos hablando de qué es el amor. De forma de poder ir entendiendo esas preguntas que ella se va haciendo respecto de sus relaciones románticas, tanto la que tiene con su marido como con el simple de Sylvain.

Se vuelve interesante cuando estas reflexiones nos permiten entender el universo interno del personaje y también de la película, y en última instancia de lo que quiere decir la directora. A través de recursos como la yuxtaposición de imágenes de lo que por momentos vive Sophia, acompañadas con su voz de ella dando clase, y la transición hacia o ayudándose del montaje para darle profundidad a los niveles de reflexión, la película logra acercarnos a ese universo.

La directora incluso elige mostrarnos la intelectualidad de Sophia en todo momento, por ejemplo en la previa del acto sexual. Ella necesita poner todo en palabras, pensarlo, hablarlo y que quien está del otro lado comparta esa forma de entender el mundo.

Así la película une ambos temas y los concentra en su personaje protagonista. Acertadamente, logra integrarlos y finalmente convirtiéndolos en el mismo.

Es curioso que el nombre de la protagonista sea Sophia que significa sabiduría; si bien es un personaje intelectual, que intenta procesar todo por lo racional (incluso apelando a los grandes filósofos), igualmente le ganan las pasiones… pero al final, toma una decisión.

La (su) reflexión nos lleva a la realidad de que los contextos y la forma en la que pensamos también afecta esos vínculos. Y la pregunta final de si el amor puede salvar todas las distancias.

Si bien adopta diferentes formas, el amor puede no ser blanco y negro, puede no dejarnos dormir, nos puede hacer cambiar la vida, puede hacernos que queramos a alguien pero quizá no románticamente, o al revés. Aprender, entender, saber que hay vínculos que son diferentes o que hay vínculos que cambian. Aprender, también, que hay cosas que nos pueden distanciar, y cambia la forma en la que sentimos o pensamos sobre lo que vivimos.

Y en este tránsito la película sutilmente va cambiando de género cinematográfico. La comedia de los primeros minutos se empieza a convertir en un drama de corazones rotos. La conversación inocente entre amigos inicial sobre el amor, las parejas y la monogamia, termina dándose contra la realidad y ella subyace y puede más. Y quizá, la protagonista (y la directora también) finalmente entendieron de qué se trata esto a lo que por siglos venimos llamando amor.

La hazaña de la película radica en el trabajo de ir estructurando la obra narrativamente entre lo que va contando la historia de amor y lo que se va contando sobre el amor. Usando recursos cinematográficos como el montaje y el sonido superpuesto o desfasado, la película logra adentrarnos más y casi explicarnos el proceso interno que está haciendo Sophia. Y a medida que reflexiona sobre ese proceso, va intentando explicar la Naturaleza del amor.

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