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Olvidemos la vida personal de Will Smith, mejor hablemos de su (brillante) carrera

¿Cuántos titulares no hemos leído acerca de la vida personal de Will Smith en los últimos años? Primero los rumores de divorcio, después el sonado engaño de su esposa; ni hablar de la bofetada a Chris Rock en los Oscar y todo lo que ese momento de arrebato y masculinidad tóxica significó para la cultura pop. Se ha hablado tanto de la vida privada de Will Smith y su familia, que su carrera cinematográfica ha quedado en segundo plano injustamente. Y hoy, aprovechando el estreno próximo de Bad Boys (2024), vamos a hablar de ello. Porque Will Smith, además de carne de titulares faranduleros, es una de las últimas estrellas del cine. Y una de las más improbables, además.

Will Smith no tiene una filmografía perfecta, pero precisamente por eso, su carrera es impresionante. Llevó proyectos regulares a la cima cuando los nombres de los actores aún arrastraban al público a las salas de cine. Pero antes de que ese éxito de taquilla llegara, en sus planes ni siquiera estaba pisar Hollywood; él solo quería hacer música, hacer rap. Y lo consiguió también pero ¿por qué conformarse con una porción del pastel cuando puede tenerlo todo? Para comprender la magnitud y la peculiaridad de su carrera, vamos a centrarnos en los momentos más determinantes de la misma.

Todo comenzó con su vocación por la música

Probablemente no hay un ser sobre la faz de la tierra que no sepa quién es Will Smith. Y ese hecho ya habla por sí solo. Pero antes de ser ese actor (rapero y filántropo) que todos conocemos, fue Willard Carroll Smith Jr., un joven que nació y creció en el seno de una familia bautista. Se dice que estando en la secundaria, a Will Smith le ofrecieron una beca en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), misma que rechazó para ir tras su sueño de convertirse en rapero.

De hecho, comenzó su carrera musical con apenas 16 años, formando un dueto con, el entonces también adolescente, Jeff Townes. A ambos se les vio varias veces en Jive Records hasta que lanzaron su primer álbum de forma oficial: Rock the House, en 1987. El trabajo musical les valió un Grammy al año siguiente, a la par, su fama seguía ascendiendo como la espuma.

Príncipe en la televisión

A finales de los ochenta, habían muchos cantantes de rap, pero ciertamente ninguno era como Will quien cautivaba al público por su talento pero también por su carisma, algo más habitual de ver en los actores. NBC Network, dándose cuenta que el chico tenía potencial para ello, le ofreció protagonizar El Príncipe de Bel-Air en 1990. Duró 6 temporadas (1990-1996), durante las cuales se convirtió en el actor de televisión más famoso y mejor pagado de Estados Unidos. Sin embargo, tras ese nuevo impulso en su carrera, Will Smith quería ir a por más. En sus planes no estaba seguir en televisión ni en el rap: conquistar el cine era el siguiente paso. Y él sabía que tenía todo para lograrlo.

Rey del cine

Spoiler Alert: No se equivocó.

Mientras estaba aún en El Príncipe de Bel-Air, Will dio sus primeros pasos en el cine con El tiempo de separación (1993) y Bad Boys (1995); aunque rápidamente se convirtieron en pasos agigantados cuando la segunda recaudó más de 141 millones de dólares en todo el mundo.

Una vez finalizado su contrato con NBC, Smith toma el primer riesgo interpretativo de su carrera, con el drama de acción Día de la Independencia, que se convirtió en la segunda película con mayores ganancias de la historia del cine hasta ese momento. Siguiendo semejante éxito, encadenó otro más, está vez con la película de comedia negra y acción, Men in Black (1997).

Paralelamente, Will intentó llevar una carrera musical igual de exitosa a la que estaba forjando en el cine y lanzó su sencillo Gettin' Jiggy Mind It, mismo que da si inicio a su etapa en solitario. La canción se convirtió en número uno en los Billboard Hot 100, y lo catapultó como una de las pocas estrellas capaz de acaparar los números uno de la taquilla de cine mundial, y el de las principales carteleras musicales.

Consolidación actoral

Lo siguiente que Will quiso probar, fue que además de conquistar el público, también podía hacerlo con los críticos. Y para ello interpretó a Muhammad Ali en la película biográfica Ali (2001). Convertido en una especie de Rey Midas, nada parecía resistirse para Will, y gracias a esta película consiguió su primera nominación en los Premios Oscar. Aunque a los años siguientes regresó a un cine más comercial, estrenando las secuelas de Man in Black y Bad Boys en 2002 y 2003 respectivamente, Will Smith ya se había convertido en una auténtica estrella.

Para tener una idea de la magnitud de su éxito, podemos recurrir a los números: En una década, específicamente entre 1996 y 2006, Smith fue el único actor en el planeta que llegó a tener 8 películas consecutivas con más de 100 millones de dólares recaudados sólo en Estados Unidos, y 11 películas consecutivas con una recaudación de 150 millones de dólares a nivel mundial cada una. Mientras tanto, estuvo nominado para 5 premios Globo de Oro y 2 premios Oscar.

After Earth, de los fracasos también se aprende

En 2013, Will hizo una película con su hijo llamada After Earth, que fue un fracaso total en taquilla. Pero el mismo actor ha declarado que el golpe le hizo reinventar su vida profesional y personal.

Parafraseando sus palabras, Smith comentó que el dolor del fracaso de la película fue más fuerte porque su hijo también salía en la cinta. Al lunes siguiente del estreno, cuando se enteró de los bajos números obtenidos, se replanteó todo lo que había hecho hasta ese momento y por qué. Por qué era tan importante alcanzar el número uno de la taquilla una y otra vez y si realmente valía la pena. El fracaso de After Earth coincidió con el diagnóstico de su padre, quien estaba padeciendo cáncer. Así que Will aprovechó aquel momento difícil en su vida, ajustó sus prioridades, eligió a su familia y estuvo año y medio sin trabajar, intentando encaminar su carrera nuevamente.

La última gran oportunidad

En 2016, Will Smith regresó a la gran pantalla con Deadshot, en la película Suicide Squad; pese a las malas críticas la película fue un éxito en taquilla, lo que devolvió parcialmente el brillo en la carrera de Smith. Sin embargo, fue Aladdin la película que hizo que todo el mundo hablara de él; esta cinta logró recaudar más de mil millones de dólares a nivel mundial, convirtiéndose en el live-action más taquillero de Disney hasta la fecha.

Tal como había hecho dos décadas atrás, después de demostrar su valia como actor querido por el público, le llegó el momento de ir tras el prestigio, ese que hasta ese momento se le había resistido. En 2022, se convirtió en el Mejor Actor Protagonista, alzándose con el Oscar gracias a su trabajo en la cinta King Richard.

Después del bochorno que protagonizó en aquella ceremonia, su carrera parece dar tumbos una vez más. Quizás está vez vuelva a salir airoso. Tal vez necesite otra película taquillera que valide el cariño que aún le tiene el público, seguida de alguna película que le deje brillar a nivel interpretativo.

Si ese es su plan ya tiene la mitad recorrido porque está semana se estrena Bad Boys y sabremos finalmente si el público lo ha perdonado aquel número que protagonizó en la noche más importante de su carrera actoral.

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