Blue Jay (2016): Un cuadro a blanco y negro con un antes y un después.

El tiempo es egoísta con los que aman en el momento equivocado. ¿Que es lo que vuelve al tiempo algo equivocado? Las decisiones de la vida que se encuentran por el camino, algunas muy anticipadas y otras repentinas. A veces el tiempo se vuelve egoísta cuando dos personas no se aman al mismo tiempo, una antes, la otra después, una siempre, y la otra nunca. Cuando hay separación solo queda anhelar – un reencuentro o una señal.

La conexión subsiste, pero las situaciones cambian y las personas se alejan y lo que antes se tornaría en un reencuentro mágico y esperado ahora se vuelve un golpe de realidad y se siente incompleto, sombrío o simplemente un cuadro a blanco y negro con un antes y un después.

Así nos muestra Blue Jay el reencuentro de dos antiguos amantes de bachillerato, Amanda y Jim, quienes tras muchos años se reencuentran en su pequeño pueblo natal. Los dos se vuelven a ver, cara a cara, en un mundo del tamaño de un pañuelo, en el que increíblemente sus vidas dejaron de estar entrelazadas y cercanas, pero nunca dejaron de ser conocidas.

Cada momento que vuelven a pasar juntos se convierte en un deja vú forjado por un recuerdo del pasado, un recuadro a blanco y negro. Cada recuadro empieza a formar un mosaico gigantezco que revive la conexión, que subsistió a pesar del tiempo, aún son conocidos que se reviven el uno al otro al saber los dulces de preferencia del otro y al no olvidar como bailar juntos de manera divertida y de manera apasionada.

Es un mosaico que vuelve a pintar el balance armonioso de salir con tu mejor amigo, de amar a tu mejor amiga. Se crea una necesidad pasada que se consuma en un solo momento donde dos almas se encienden tan vividamente como el plumaje de un arrendajo azul. El miedo se esfuma y se vuelve una cálidez tan recomfortante como volver a tomar un café en la panadería del pueblo, por primera vez. La última cita se convierte en la primera.

Pero todo sentimiento de como algo vuelve a empezar, es un recuerdo de como terminó. El recordatorio de una decisión que no fue compartida, una carta que no fue enviada, y la inmadurez de una conexión que se forjó en la juventud resurge. Y duelen.

El dolor enfatiza que, el amor no es solo un sentimiento, también es una decisión que incluye condiciones, compromisos y sobretodo razón. Y la razón invita a cuestionar el pasado y le da la voz al porqué terminó. Y la razón recuerda que para enmendar el pasado es necesario el perdón, pero en ese momento, ¿Quién es egoísta? ¿El tiempo o el amor? Nada nos prepara para saberlo, hasta que la vida decide que no es una pregunta, sino una elección sin tercera opción.

Ese pasado que pone al perdón de mediador entre el amor y el tiempo, hace al futuro algo imposible o quizás insensato que al ser enfrentado con la vida a aprende que a veces es muy pronto para tomar decisiones y otras veces muy tarde para volver a amar.