HER. 2013. Theodore & Samantha.

Situada en un futuro cercano es cuasi ciencia ficción. Thedorore (Joaquín Phoenix) se dedica a escribir cartas de amor (e irónicamente lo que más anhela es enamorarse). Theodore está atravesando un doloroso divorcio y se siente profundamente solo entonces decide comprar el último sistema operativo con IA (HER). Lo que comienza como una interacción funcional entre hombre y máquina, pronto se convierte en una relación emocionalmente intensa y profundamente amorosa. A través de conversaciones íntimas y momentos compartidos, Samantha no solo aprende sobre los gustos y deseos de Theodore, sino que también evoluciona, adaptándose y mostrando una sorprendente capacidad de empatía y comprensión emocional. La relación entre ellos se convierte en una exploración de la vulnerabilidad humana, la necesidad de conexión y el anhelo de ser comprendido y amado. Al punto de que personificamos esta IA (Scarlet) y se pone difícil distinguir su “humanidad” por el grado de empatía que maneja y las conclusiones a las que llega en las cuales ella misma se “humaniza”.

La película desafía las convenciones tradicionales de las historias de amor al presentar una relación entre un humano y una IA. Esto no solo amplía el horizonte de lo que puede considerarse una "pareja" en el cine, sino que también explora los límites de la empatía y la inteligencia emocional, provocando discusiones sobre el futuro de las relaciones humanas y la inteligencia artificial.

Te pone en jaque con dilemas éticos y filosóficos constantemente. ¿Qué significa amar a una Inteligencia Artificial; que no tiene cuerpo, ni alma, ni la capacidad de experimentar el mundo de la misma manera que los humanos? ¿Podemos considerar auténtico un amor así? ¿Qué ocurre con ese grado de consciencia humano sobre la noción de que se trata de una computadora programada para responder a necesidades emocionales?

La película se va poniendo mejor a medida que se desarrolla. La interpretación de Phoenix, muestra una gama de emociones que van desde la desesperación hasta la esperanza. Y Johansson, aunque solo presta su voz a Samantha, logra transmitir una sensación de presencia y personalidad que te convence con la relación. Cuando te dan toda la ternura que se te ocurre y crees que se trata de una historia excepcional que les pertenece a los protagonistas, chan, se trata de un fenómeno social y son tantos enamorados como sistemas operativos.

Llego a la conclusión de que el vínculo sexo afectivo que crean entre ellos es sofisticado para los 11 años de estreno que lleva el film. El poder de su cinematografía, el diseño de producción y la banda sonora crean un mundo futurista que resalta la belleza y la melancolía de la vida moderna.

La película es un recordatorio de que, independientemente de cómo evolucione la tecnología, la esencia del amor y la conexión humana reside en nuestra capacidad de sentir y empatizar, una capacidad que, hasta ahora, sigue siendo única y profundamente humana.

Lo interesante de esta película es que logra conmover a través de una reflexión filosófica sobre el amor, la soledad y la conexión humana en la era digital.