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Cuando el amor de nuestras vidas se interpone nuestros sueños: Mia y Sebastian.

Spoilers

(Léase con la música de Justin Hurwitz de fondo, tal vez el epilogue sea la mejor opción).

Después de un mal día, Mia camina a su casa cuando escucha una melodía que le llama mucho la atención. Mia persigue la música y entra a un bar, donde encuentra a Sebastian tocando el piano.

Mia no lo sabe, pero lo intuye, y es que ella y Sebastian tienen algo en común, ambos pertenecen a esa demografía de soñadores despiertos que, neciamente, no descansarán hasta verlos realizados.

Sebastian tampoco está teniendo un buen día, y después de que lo despiden, sale del bar molesto, ignorando a Mia.

Sin embargo, el destino también es necio, por lo que los vuelve a reunir meses más tarde.

Sebastian percibe esta necesidad que tiene el destino de hacerlos encontrarse y sospecha que puede significar algo, y está en lo correcto: ellos están ahí para cambiar sus vidas, aunque tal vez no de la manera en la que piensan.

En este punto tal vez las audiencias reacias al cine musical puedan sentir que es demasiado. ‘¿Por qué no pueden tener una conversación normal?’, ‘¿Tienen que cantar y bailar todo?’, ‘Así no pasa en la vida real’. Y es que, para mí, esa es la magia de los musicales: tal vez eso no sucedió, pero así se sintió, y a veces esa es la única información que necesitamos.

La La Land Movie Musical Opens in New York and L.A. | Playbill

Mía y Sebastian comienzan a salir y acercarse tanto al punto de amalgamar sus vidas. Viven juntos, se contagian sus intereses, comparten sus metas. Él, quiere poner un club de jazz puro, donde se mantenga vivo el género. Ella, quiere ser actriz, y después de muchas audiciones rechazadas, está trabajando en un monólogo.

Emma Stone Stars GIF by La La Land

Ellos no solo se quieren, sino que genuinamente creen en el otro, y comparten esa emoción. Sin embargo, el tiempo avanza, y aunque ambos trabajan duramente en ello, los sueños no parecen acercarse.

Esta realidad asecha a Sebastian, quien se da cuenta de que, si realmente quiere que ambos cumplan sus sueños, necesitará hacer un par de sacrificios. Es así, que decide hacer lo que mejor sabe hacer, tocar el piano, pero no exactamente de la forma en la que le gustaría.

Esto trae un par de cosas buenas: estabilidad económica, una mejor calidad de vida, le regala tiempo a Mia para trabajar exclusivamente en su obra de teatro y parece acercar a ambos un poquito más a sus sueños. Desde el punto de vista de Sebastian, este sacrificio representa “madurar”. Pero no es así como Mia lo ve, ella no parece reconocer más a la persona de la que se enamoró, aquella que era como ella, un soñador.

Tienen una discusión muy dura sobre este tema, pero lo que derrama el vaso es que la obra de Mia parece ser un fracaso, uno al que ni siquiera Sebastian asiste. Mia está abrumada y esto la lleva a terminar su relación y regresar a casa de sus padres, a reconsiderar sus planes.

Sin embargo, el destino aún no termina con ellos. Sebastian recibe una llamada, buscan a Mia para una audición. Él la busca y después de cierta resistencia, Mia accede a realizar la audición, en la que brilla de la misma forma que hace Sebastian cuando toca el piano.

Si Mia obtiene el papel, tendría que irse a Francia a vivir un tiempo, y por otro lado, Sebastian, atado a sus propias metas, tendría que quedarse.

Aún con ello, Sebastian espera de forma optimista pero segura que Mia obtenga el papel, porque eso significaría que Mia finalmente cumpliría su sueño, aunque esto involucre que no estén juntos.

Y en este punto como espectador, uno entiende. Hay personas que están en nuestras vidas para cambiarlas, para hacernos aprender cosas, para llevarnos a un sitio, pero no necesariamente para quedarse ellas.

Pasa el tiempo. Mia ha cumplido su sueño y es ahora una actriz famosa.

Ella y su esposo caminan por Los Angeles buscando dónde cenar, cuando escuchan una melodía que les llama la atención. Persiguen la música y entran a un bar.

Sebastian también ha cumplido su sueño, y ha abierto su bar con el nombre que años atrás le trató de convencer el amor de su vida:

Es cuando se ven las caras que ocurre este momento mágico pero incómodo de imaginarnos lo que hubiera pasado si tan solo las cosas hubieran sido ligeramente distintas. Si el destino hubiera querido verlos juntos. Hay tantos momentos y tantas cosas que pudieron hacer diferente, decisiones que pudieron tomar y no tomar, y una vida tan distinta que pudieron tener, juntos. Y la cosa aquí es que, mientras hay recuerdos dolorosos, lo que más duele recordar es aquello que nunca sucedió.

Antes de irse, Mia y Sebastian cruzan sus miradas una última vez. Y aunque hay dolor, también hay satisfacción, y sin necesidad de un diálogo, ambos saben que están orgullosos del otro. Porque a veces, eso es el amor, el que nos hace esperar lo mejor para el otro aunque esto involucre, muchas veces, nuestra ausencia.

Para mí La La Land es una película importante en muchos aspectos, tal vez más a nivel personal que objetivo.

A ver, claro que puedo hablar de su impecabilidad en términos técnicos y estéticos, creo que la música es de lo mejor que hemos tenido en musicales en general, las letras, las locaciones, la atemporalidad, las coreografías y todo eso por supuesto que le suma puntos, pero para mí es más importante el qué contamos que el cómo lo hacemos. Es importante que el medio sea adecuado para transmitir nuestro mensaje, pero no es más importante que el mensaje mismo.

Y bajo esos términos, creo que la idea de que el amor de nuestras vidas no necesariamente es aquel que llega a quedarse, sino aquel que la cambia para siempre, es algo de valor. Es un mensaje agridulce y que parece estar de moda hoy que hemos visto recientemente películas como Past Lives, o Robot Dreams, pero que no abundaba al menos en películas románticas y que personalmente, llámenme masoquista, siempre disfruto escuchar, cuando la gran mayoría de películas comerciales nos ha hecho creer que los finales son felices.

Por otro lado, la película es criticada entre varios cinéfilos por tomar cosas del cine de Jacques Demy, o la época del cine musical de Hollywood, pero es esta clara fusión entre ambos lo que me hace percibir una personalidad detrás, un autor. No es una película prefabricada, o realizada por IA, hay un director super influenciado por cierto tipo de cine el que está detrás, homenajeando al mismo, de una forma muy evidente y respetuosa, además.

Finalmente, y algo ridículo, pero siempre agradezco escuchar cartas de amor a aquellos soñadores necios que, foolish as they may seem, se atreven, y persisten, a pesar de las miradas, las críticas, los altibajos, los sacrificios, y la posibilidad de que las cosas no salgan como queramos. Y sobre todo, a los que están detrás de estas personas, casi imperceptibles apoyándolos desde las sombras y viéndolos crecer, creyendo en ellos y estando orgullosos, aunque muchas veces, sin ser parte de sus vidas.

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