undefined_peliplat

Lazzaro Feliz; una teoría sobre la felicidad

¿Dónde reside la felicidad? ¿ Es posible alcanzarla realmente o es solo un estado temporal de la mente, donde nos creemos plenos? ¿Tal vez es una conjunción de factores que varían de persona en persona, de conciencia en conciencia? No tengo certeza, pueden ser todas, puede ser ninguna, lo que si se es que el protagonista de Lazzaro Feliz, película de la directora italiana Alice Rohrwacher, y que pueden encontrar en el catalogo de Netflix, pareciera ser feliz. Lazzaro vive en una finca atrapada en el tiempo, esclavo, junto a lo que pareciera ser su familia, de La Marquesa. Ella los mantiene convencidos que la vida esclavitud es la única opción viable. En eterna deuda por la comida que consumen, e imposibilitados de abandonar la finca por historias mitológicas de los peligros que los rodean, todo el grupo pasa los días trabajando en las plantaciones de tabaco. Dentro de este sistema, Lazzaro es el último eslabón; ya que incluso sus pares abusan de él, aprovechando su buena disposición y un alma demasiado caritativa para encargarle todas las tareas pesadas. Lazzaro siempre desea complacer a los demás, esparcir la felicidad de cualquier manera posible.

En un extraño accidente Lazzaro cae de un barranco y pareciera morir. La policía termina con el régimen de esclavitud de La Marquesa y los pobladores son dejados a su suerte en una ciudad cercana. Pero Lazzaro, al igual que homónimo bíblico, resucita luego de varios años, con la misma edad, la misma cara, y con su misma alma completamente libre de maldad o cizaña.

Luego de vagar por días, Lazzaro reencuentra a algunos de sus compañeros mucho más ancianos, que lo reciben a regañadientes. Las cosas no han cambiado mucho, aún libres de La Marquesa, continúan viviendo en la miseria, apiñados en los suburbios de la ciudad, robando y estafando para comer. Reconocen a Lazzaro pero pronto volverán a la misma costumbre abusiva con él. Lazzaro solo busca ser de ayuda, ser útil, ser una buena persona. Pareciera estar incapacitado para tener malos sentimientos, sin importar lo que le hallan hecho.

Toda la historia está envuelta en un ambiente real maravilloso, como novela de García-Márquez. Existe cierta magia en la terrible precariedad de los personajes, incluso la muerte de Lazzaro es simplemente parte de una historia mayor. Una pausa para que el mismo personaje pueda ser partícipe de la misma historia en dos temporalidades separadas. Nadie se cuestiona la imposibilidad de su existencia, que no envejeciera en todos esos años o que pareciera no entender la nueva ciudad en la que todos viven.

La película desafía los conceptos predefinidos que tenemos de la felicidad.

Por ejemplo la felicidad en la vida en comunidad, una falsedad viendo que incluso en la existencia en común existen castas, y que aquellos reprimidos siempre encontrarán alguien más abajo a quien ellos reprimir. La vida moderna también resulta una estafa, porque el sistema económico solo da pequeños espacios para respirar, mientras que el resto lucha por no hundirse en la miseria. El sistema bancario, los préstamos suicidas a los que las personas se lanzan sin pensarlo, la especulación inmobiliaria, la desvalorización del trabajo manual, la corrupción, elija usted la peste que le acomode de un sistema que se cae a pedazos.

La amistad, otro concepto manoseado hasta el hartazgo para hablar de la felicidad. Pero los amigos traicionan, se pierden en las mareas individualistas, donde no queda tiempo ni ganas para preocuparse por el prójimo, por muy amigo que sea. Al momento de enfrentar la tormenta acá cada uno busca refugio en soledad. Acaso si la religión sea el camino a la felicidad, pero sería un camino pavimentado de riquezas robadas, guerras e hipocresías. Faltaría espacio acá para enumerar los calvarios que la religión ha traído al ser humano.

Puede ser que la real felicidad no exista, sea un mito que se inventó el propio ser humano en su estado más primitivo. Escondido en una cueva, escapando de depredadores y bestias, el Homo sapiens generó la idea de que, si seguía ciertas reglas, si era una buena persona, la felicidad llegaría hasta él como un ángel a cubrirlo con sus alas. Sería un estado eterno, donde la maldad y el sufrimiento no podrían alcanzarlo. Desde ese momento pareciera ser que las personas continúan en busca de este estado de felicidad perpetua, arrancando de los males del mundo.

Pero si nos fijamos detenidamente, como lo muestra la historia de Lazzaro, el mundo es un lugar de mierda, que intenta constantemente destruir a quienes lo habitan. Por su parte los seres humanos tampoco lo hacemos nada mal, ya que en esta carrera hacia la felicidad, no tenemos el más mínimo problema para pisotear y acribillar al que se interponga en nuestro camino. Menos problemas parecemos tener para utilizar al resto, especialmente a los ingenuos con verdadera benevolencia en su corazón, para nuestro beneficio.

En este mundo de mierda, con gente de mierda, Lazzaro es una anomalía, y en eso reside la belleza de la película. Logra que la pequeña estela de luz que es Lazzaro nos obligue a cuestionarnos el manoseado concepto de la felicidad. En una hermosa escena, Lazzaro y sus compañeros son expulsados de una iglesia solo por querer escuchar al coro que estaba ensayando. Son las mismas monjas las que corren al grupo completo, cerrando las puertas del tempo en la cara de los necesitados.

Pero Lazzaro logra robarse la música y juntos disfrutan un pequeño momento de felicidad, con los sonidos del órgano en la miseria de la calle. Solo ese momento hace llorar a Lazzaro, ha encontrado la felicidad en un segundo de música robada, que flota por los aires, y que se perderá para siempre. La felicidad son segundos, instantes, que morirán rápidamente. Pero en el pequeño disfrute de los instantes está la posibilidad de robarle luz a la oscuridad. El mito de la felicidad eterna no es más que una mala broma para mantener contentos a todos aquellos que comparten la miseria, ya sea en comunidad o en soledad.

El final de Lazzaro es trágico como metafórico. Muere golpeado por el público de un banco, símbolo del sistema capitalista que moldea la vida moderna. Lazzaro es confundido con un ladrón, y aun cuando todos reconocen que no lleva un arma, prefieren lapidarlo antes que perdonar o tratar de comprender. La inocencia de Lazzaro es engullida por la bestia de la sociedad. Pero era obvio desde el inicio de la película; figuras como Lazzaro no tienen cabida en este mundo, están destinados al abuso y al martirio. La analogía con la figura de Cristo, que muere por nuestros pecados, en manos de los mismos a los que trataba de ayudar, es demasiado obvia, tanto que me negó a aceptarla. Creo que Lazzaro es simplemente una anomalía en el sistema, cuya existencia obliga a reconocer que para ser feliz es tal vez necesaria una total ignorancia del mundo. No importa las condiciones, el tiempo o los constructos sociales, el hombre es malévolo por naturaleza, y el mundo está hecho para sufrir. Cualquier cosa positiva que se pueda rescatar, cualquier espacio de luz en la penumbra vendrá de la ignorancia y del increíble esfuerzo que significa poner la otra mejilla. En una realidad de mierda, el Lazzaro de la hermosa película de Alice Rohrwacher pareciera ser realmente feliz. Cómo y porqué, eso queda para los análisis de cada espectador.

Más populares
Más recientes

¡Comparte lo que piensas!

Sé la primera persona en comenzar una conversación.

19
2
2